Pasión por Quito

Por María Gracia Banderas

Trabajo en equipo, solidaridad, generosidad, emprendimiento y fuerza… Estas son palabras que saltan a mi mente al querer describir a Carolina Báez. Conversar en persona con quien fuera una de las figuras públicas más importantes de Quito durante 2015 me generaba una legítima curiosidad. Conocer de cerca en qué constituye la labor de una reina, su perspectiva sobre la ciudad, y sobre todo saber cómo una gestión de esta magnitud puede impactar en la vida, eran temas sobre los que quería escribir.

La experiencia fue muy grata y superó mis expectativas. Encontrarme con una mujer empoderada, pero al mismo tiempo dulce, sencilla, y muy atenta sobre las múltiples problemáticas sociales que son parte del día a día de la capital, me generó una gran impresión.

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La conversación empieza en un entorno que refleja muchas de sus pasiones. El departamento en el que vive junto a Eliana, su madre, y Gabriela, su hermana melliza, está ubicado en el noveno piso y tiene una vista de Quito excepcional. Con 440m2 de construcción más 100m2 de terraza, encierra el buen gusto y la personalidad de cada una de las integrantes de esta familia. El departamento está distribuido en dos pisos, en la planta baja áreas sociales y terraza, y en la planta alta el área familiar.

Para Carolina es una verdadera satisfacción recibir a sus amigos en casa, “me encanta la cocina, servirles algo y además estar seguros y en paz en el lugar en el que mejor me siento”. Villa Regina ha sido su hogar por más de cinco años. Sin embargo, se mudaron recientemente a este nuevo departamento en el que han puesto a volar su creatividad. La actividad que comparten en común madre e hijas, además de lo laboral, es el gusto por plasmar quiénes son como familia e individuos a través de la decoración. Son un equipo, y el trabajo para dar un ambiente cálido a su residencia se ha convertido en toda una experiencia familiar.

“En horas libres y fines de semana visitamos galerías, tiendas de decoración, o estamos en Instragram y Pinterest viendo ideas”. En el departamento impera el estilo moderno, tanto en acabados como en decoración, “no queremos llenarlo mucho, queremos que sea algo más sencillo”. A Carolina le encanta la fotografía y es por esto que varias de sus fotos han sido impresas y utilizadas como parte de la decoración. También nos cuenta que a su tía Tania “le encanta pintar, ella ha hecho varios de los cuadros que están en la casa”, y se han llevado el protagonismo en lugares como la sala y el comedor. En cuanto a los muebles, se evidencia la impecable firma de Adriana Hoyos.

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Carolina, actual Vicepresidenta de la Fundación Reina de Quito, manifiesta que “debemos afianzar aún más nuestro sentido de pertenencia con la capital y nuestro orgullo como quiteños, mientras hace un llamado a que nos involucremos más con la ciudad, que la conozcamos a fondo. “He vivido en diferentes ciudades, pero Quito siempre ha sido mi hogar”.

Para ella, esta es una ciudad muy completa. “Desde el Panecillo tienes vista de 360° hacia el Centro, el Norte y el Sur; ves las maravillas arquitectónicas y el contraste cultural que es muy impactante. Quito es un tesoro que brinda una experiencia completa y mágica a quienes la visitan”. Y sí, el Panecillo se ha convertido en el mirador más importante de la ciudad, no solo por su ubicación estratégica que permite admirar la disposición urbana de la capital, sino también por la escultura gigante de aluminio compuesta por 7.000 piezas que representan a la obra del artista quiteño Bernardo de Legarda, la Virgen de Quito, que corona esta loma.

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Su lugar favorito es el Centro Histórico. “Imaginarse cómo era hace centenares de años, cómo ha llegado a ser lo que es hoy, y lo bien preservado que está. No por accidente somos Patrimonio Cultural de la Humanidad”. Y es que el Centro Histórico de Quito es el más grande y menos alterado de América. Las edificaciones republicanas y barrocas, la Basílica del Voto Nacional que es la obra de arquitectura neogótica más importante de nuestro país, son una exuberante evidencia del desarrollo histórico a nivel artístico y cultural del que el territorio quiteño ha sido testigo.

“Uno piensa que conoce las esquinas, las huecas, que conoce a su gente; pero al estar todos los días enfocada en explorar las necesidades de la población, la conocí realmente…”. Para ella, ser Reina de Quito fue una oportunidad para apreciar la ciudad no solo en lo superficial, y “quererla aún más”.

_MG_7115Es licenciada en Administración de Empresas (Babson College – Boston), y estos conocimientos le permitieron crear un programa de emprendimiento para mujeres en situación de violencia. Se impartieron clases de negocios y se aportó con capital semilla para brindar las herramientas necesarias para ayudarlas a salir del ciclo de violencia. Su apoyo para el Centro Terapéutico Aprendiendo a Vivir también es remarcable. “Procuré visitar lugares donde la reina nunca había ido… un par de jeans, una camiseta, zapatos tenis, y poco o nada de maquillaje eran parte de mi día a día, ¡y a trabajar! Porque de eso se trata”.

Durante su año de gestión aportó mucho al desarrollo de la mujer. Trabajó específicamente en la equidad de género y encabezó un proyecto social que tuvo como objetivo prevenir la violencia contra la mujer y alentarla a creer en sí misma, además de promover el respeto entre hombres y mujeres. “Pude trabajar con 7.000 estudiantes de escuelas y colegios. De hecho, siete de cada diez mujeres sufren de violencia y creo que la cifra es baja, porque no todos los casos se reportan. Trabajé con los moradores de 15 barrios y desarrollé talleres sobre la equidad de género”.

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El tiempo de reinado le permitió plantar una semilla y junto con la nueva reina de Quito, Angie Vergara, siguen trabajando por la mujer. “Si antes eran mujeres muy tímidas y nerviosas, ahora son mujeres seguras de sí mismas; muchas han salido del círculo de violencia con apoyo legal y psicológico. Antes tenían miedo de caminar por las calles, y ahora son mujeres que dicen ‘yo puedo’ y pueden…”  La magnitud del problema es enorme. Según datos expuestos a partir de la I Encuesta Nacional de Relaciones Familiares y Violencia de Género contra las Mujeres (presentada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC)), aproximadamente 3 millones han vivido algún tipo de violencia de género. Este dato recoge la experiencia de 5 millones 380 mil mujeres a nivel nacional.

Carolina creció mucho como persona con este trabajo, “es un tema delicado y que al principio me intimidó porque hay una línea muy delgada entre la labor social y la política. Me instruí bastante porque no conocía a profundidad el tema, tienes que ser fuerte y saber dar un buen consejo a personas que en muchos casos han perdido la esperanza”.

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El trabajo de una reina de Quito no termina. “La corona, el vestido y los tacones se quedan en la casa, pocas veces son las que me disfrazaba para algún evento; el trabajo es de sol a sol”. Y es evidente que se trata de una experiencia enriquecedora, porque la mejor manera de crecer es cuando nos damos a los demás y en este sentido el trabajo de la reina es absoluto. Carolina manifiesta que ahora es una mujer diferente, y que es “mucho más sensible ante la realidad de nuestra ciudad”.

Habla de los que considera conflictos que no solo los quiteños sorteamos, “creo que como humanos somos muy competitivos. Nos dejamos llevar por el poder, la fama, y por lo que debería quedar de lado. Lo que realmente importa son las cosas más pequeñas que son las que muchas veces descartamos. La gente ve a la labor social como dar algo material a alguien que no lo tiene, y sí lo es de una forma, pero para mí es pasar por la calle y sonreír a alguien; es que me sobren dos horas de mi lunes y ayudar en un refugio de adultos mayores, compartir mi tiempo con niños que están abandonados, darles una palabra de amor a las mujeres de la cárcel o a mi vecino que quizás está pasándola mal y necesita de un abrazo”.

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Ahora entrega todo su potencial a la empresa de la familia, “continúo aprendiendo e innovando; estamos buscando nuevas maneras de salir adelante dada la situación en el país”. El emprendimiento es su estilo de vida y su creatividad se ha convertido en la gran aliada puesto que siempre está buscando más de una solución a un problema. Tal cual su gestión durante el reinado, así es en su vida profesional: crea, brinda soluciones; es proactiva.

“No te voy a mentir, me apasiona mucho más el trabajo social que la labor que realizo en la oficina, pero unos meses antes de entregar la corona fui preparándome porque sabía que mi realidad cambiaría. Tenía preparado mi plan de acción”. Es así que se enfocó en dedicar tiempo a actividades que había dejado de lado debido a una agitada agenda: sus amigos, el ejercicio, su violín, el flamenco y la gastronomía, entre muchas otras cosas más que gracias a su entregada labor, fueron pospuestas.

Agrega que parte de sus metas es escribir una biografía de su padre, quien es su “héroe absoluto” y quien falleció hace unos años. De hecho, ¡ya está en marcha! La relación entre padre e hija era muy cercana, “quiero conocerlo más a fondo a través de todas estas historias y presumir al mundo lo que fue, porque era una persona muy solidaria y apasionada, que siempre supo poner a los demás antes que a él”.

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