Por Caridad Vela

La arquitectura viaja, no solo en el tiempo sino también en la geografía. Nacer en un lugar, estudiar en otro y encontrar un distinto destino para trabajar, es la lógica de vida de la nueva generación. No hay temor al riesgo, no hay vista atrás, lo que hay es abundante ilusión y el coraje para arriesgar mucho en pos de cumplir grandes sueños.

Juan Diego Perez - Revista CLAVE! ed. 111
TELOSA / Image: BIG + TELOSA

La juventud extiende sus alas y vuela en libertad, capta vibras de sociedades marcadamente diferentes a las nuestras y sus sentidos evolucionan hacia otras perspectivas. Espacio, estética, función y futurismo se combinan en nuevos trazos de talentosos jóvenes ecuatorianos como Juan Diego Pérez Diez, quiteño de nacimiento que ahora reside en New York.

Estudió arquitectura en Savannah College of Arts and Design (SCAD). Se graduó en plena pandemia, en el peor momento para conseguir trabajo. Eso, lejos de desanimarlo, lo motivó a dar un paso que resultó ser maravillosamente acertado. Ahora vive en New York, en Nolita (north of Little Italy), que está en Downtown Manhattan, entre Chinatown, Little Italy, Soho, East Village y Lower East.

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“Es un barrio pequeño, súper lindo, que tiene una vibra genial. Estoy expuesto a cinco diferentes culturas en un radio de diez manzanas, rodeado de mucho verde, calles peatonales y tiendas tipo boutique en las que hay mucho diseño”, comenta al iniciar la entrevista.

¿Conseguir trabajo en Big fue intencional?

No es fácil conseguir trabajo cuando estás recién graduado, peor aún cuando el mundo estaba superando una pandemia que causó que muchas empresas reduzcan personal. New York siempre fue un sueño que lo veía lejano, pero las coincidencias de la vida organizaron las fichas para que se abra esa oportunidad. Un gran amigo mío, Mateo Fernández, se había graduado en SCAD un año antes que yo, y estaba haciendo una pasantía en BIG.

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¿Él te contactó con esa firma de arquitectura?

Sí, pero como era pasante no tenía la influencia para recomendarme. Me comentó que, si bien habían hecho recortes de personal, estaban buscando pasantes. Yo llevaba alrededor de cuatro meses buscando trabajo, llenando aplicación tras aplicación en una situación afectada por la pandemia. Ese día mandé a BIG mi portafolio y recibí respuesta inmediata. Les gustó mi gráfica, mi manera de representar proyectos y mi personalidad. Tuve dos entrevistas esa semana, y obtuve el trabajo.

¿Qué les gustó de tu gráfica?

Una de las ventajas de estudiar arquitectura en SCAD es que es una universidad de arte y diseño, al contrario de otras que son más técnicas y tradicionales. SCAD inspira a expresar tu trabajo a tu manera, a encontrar alternativas distintas para hacerlo. Por ejemplo, presentar un edificio sin mostrar el edificio, es decir, sin atarlo al plano, sección y elevación, sino a utilizar elementos puramente gráficos a través de los cuales transmites el sentimiento del espacio, del concepto y del mensaje que buscas comunicar. Hacerlo es un esfuerzo que exprime tu creatividad al máximo, y creo que eso marcó la diferencia.

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Johns Hopkins Student Center Image: BIG

¿BIG estimula esa creatividad?

El trabajo creativo es súper intenso. Hay reglas básicas, por ejemplo definir la parte modular, geométrica, el plano, las secciones, etc. Después de tener el concepto creamos las masas iniciales para un proyecto, y buscamos patrones que hagan sentido, gestos pequeños que se repiten a través de todo el edificio, que sean geométricos y cumplan ciertas reglas dentro de la masa. El edificio Iqon en Quito es una clara demostración del efecto que causa la repetición de esos patrones. Ese diseño empezó como una L, y luego se lo relacionó a niveles creando movimiento y capas que se repiten a través de una masa hecha a la perfección.

La diferencia de la dinámica entre Savannah y New York es enorme. ¿Cómo lo manejaste?

Casi todos los estudiantes de arquitectura nos preparamos para llegar a New York algún día. Hice el trayecto entre las dos ciudades manejando, fueron 18 horas en un camión con toda mi vida a cuestas. Cuando llegué no lo podía creer, mi sueño se hacía realidad. La primera semana de trabajo fue dura, yo estaba un poco oxidado porque llevaba un tiempo sin trabajar, no estaba modelando en 3D o renderizando… Pero enseguida le cogí el paso a la dinámica de una oficina en la que hay profesionales de todo el mundo: europeos, asiáticos y latinos, entre los norteamericanos.

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TELOSA Image: BIG + TELOSA

Es una interesante combinación de orígenes. ¿Cómo se conjuga esa diversidad geográfica en el proceso creativo?

La enriquece mucho porque cada uno trae su cultura y sus propias experiencias a la mesa. Quito tiene un centro histórico increíble que marca un estilo y una época, pero también tiene referencias arquitectónicas actuales, como las obras de mi tío Gonzalo Diez, de Diez+Muller, y de otros arquitectos latinos extraordinarios, cuyas influencias son insumos de diseño. BIG es una firma danesa muy rica en arquitectura y diseño, pero los latinoamericanos, que provenimos de países que para ellos son remotos, traemos referencias de conexiones con la naturaleza que son muy orgánicas y novedosas.

¿Lo remoto puede ser exótico?

Exacto. En nuestros países la naturaleza es natural, no es maquillada como podría ser Central Park en New York, que está rodeado de lujo y perfección. Nosotros estamos expuestos a la selva en la amazonía, o a los caceríos en la sierra y la costa, donde hay cabañas de origen autóctono que pueden tomarse como inspiración para diseñar exóticos proyectos con toques rurales muy naturales. Nuestra interacción con la naturaleza es de origen, y ese es un gran aporte.

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Superada la curva de aprendizaje inicial, ¿cuál fue el primer proyecto en el que te invitaron a participar?

Fue el proyecto para el Student Center de la Universidad de John Hopkins en Baltimore, en el que participé como diseñador junior. El ingreso al edificio es una sucesión de miles de techos cuadrados, alrededor de los cuales hay un espacio público súper interesante, que acoge la diversidad de estudiantes que se juntan en esa universidad. Mi responsabilidad fue hacer estudios de diseño particulares para espacios designados, por ejemplo, determinar cómo el espacio público se conecta con la entrada y con el espacio interior del edificio donde hay una tribuna.

¿Mucha prueba – error en el proceso?

La oficina se mueve a paso rápido, llego a hacer hasta 20 opciones al día para un mismo diseño, lo interesante es que nada va a la basura, porque lo que no se usa hoy puede ser la base para algo distinto en el futuro. Hay un corredor grande en la oficina, en el que hay una cantidad de maquetas chiquitas que nunca fueron usadas, pero sirven de inspiración para nuevos diseños porque cada una resuelve un problema en específico. Es un proceso de reciclaje de ideas y soluciones que se van adaptando a nuevos programas.

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Zurich Airport, Terminal A Image: BIG + BUCHAREST STUDIO

¿Qué vino después?

El diseño conceptual de una ciudad completa. El cliente pidió una ciudad del futuro, que contemple situaciones que se vivirán en algunos años, por ejemplo la reducción en recursos de agua; y que sea equitativa, inclusiva y sostenible, para cinco millones de habitantes, que tenga funcionalidad política, económica, educativa, sanitaria, arquitectónica, tecnológica, etc., con espacios públicos que relacionen la vida de la población. En otras palabras, debía ser un nuevo hub de sostenibilidad en todo sentido, cuyo crecimiento sea planificado, que tenga un patrón de desarrollo orgánico, que no sea forzado.

En tu hoja de vida mencionas el proyecto del aeropuerto de Zúrich, la capital de Suiza…

Es el proyecto en el que más he trabajado en la oficina. Se trata del aeropuerto más grande de Suiza, y es la primera vez que BIG gana un concurso para diseñar esta tipología. Estuve involucrado en todo el proceso para cumplir las bases del concurso, y ahora estamos en una fase más avanzada de estudios y diseño, que involucra desde cómo remodelar la torre de control, hasta la fachada y los interiores. El diseño contempla una serie de marcos lineales en una estructura de timbre de madera que nunca se ha usado en un aeropuerto, y eso lo hace único, muy especial y elegante.

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¡Tremenda experiencia!

Claro! Yo venía de la universidad, en donde uno trabaja prácticamente solo en cada proyecto que debe presentar, y en este formé parte de un equipo con increíbles profesionales. Nos volvimos súper cercanos porque pasamos mucho tiempo juntos durante el año de desarrollo del proyecto. Siempre pensábamos en la meta final, y cuando llegó ese momento fue espectacular. Ahora nos toca continuar con las siguientes fases hasta verlo terminado y funcionando.

¿Algo para New York?

Trabajé brevemente en un proyecto para rediseñar toda la costa este de Manhattan, que no solo está un poco desarticulada de la ciudad y requiere activar sus parques y espacios públicos, sino que está amenazada por las consecuencias de la anticipada elevación del nivel de mar.

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Zurich Airport, Terminal A Image: BIG + BUCHAREST STUDIO

¿Qué tienes en el futuro inmediato?

Hace pocas semanas se hizo público que ganamos el concurso para el pre diseño del nuevo Performers Awards del Art Center de Nashville, que es una ciudad importantísima en términos de música. Me encantaría trabajar en este proyecto, y también en la división de la oficina que trabaja con impresión 3D, que es una tecnología que cambiará el futuro.

¿Cómo observas el entorno desde tu mirada profesional?

En pixeles. Veo el entorno en su todo, como si lo mirara de lejos, y luego lo acerco tanto que lo voy desgranando en pixeles, en muchos cuadraditos o partes que se unen para componer un entero. Cuando entro de lleno en un proyecto es muy difícil desconectar la mente del trabajo, lo cual es bueno porque muchas veces las soluciones para pequeños problemas de diseño vienen de afuera de la oficina. New York es una ciudad tan estimulante que al paso encuentras maneras para resolver la arquitectura y el urbanismo. Entiendes cómo los barrios se conectan entre ellos, por qué la ubicación de espacios públicos es fundamental, cómo se relaciona lo uno con lo otro, y por qué los landmarks son tan importantes en la dinámica social.

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¿Qué destacas como imprescindible en cada diseño?

Que no tenga “espalda”, es decir, que no tenga un mal ángulo, que desde donde lo mires, sea de lejos, de cerca, o desde abajo hacia arriba, sea perfecto. Que el completo sea la suma de todas las partes pequeñas, que sea puro y fiel a su razón de ser, que no tenga nada que ocultar.