Por Caridad Vela

UN DESAYUNO DE TRABAJO ORGANIZADO POR LA FUNDACIÓN JESÚS DIVINO PRESO, CONVOCÓ A UN IMPORTANTE  NÚMERO DE ASISTENTES ALREDEDOR DE UN TEMA DE GRAN ACTUALIDAD: LA CRISIS QUE VIVE EL PAÍS.

La intención de la Fundación fue retribuir la generosidad de quienes apoyan al trabajo que realizan, entregando a cambio el aporte de tres reconocidos personajes: Mauricio Pozo, Alberto Dahik y Rodolfo Cabrera, en una conferencia magistralmente moderada y dirigida por Janeth Hinostroza.

Cristina Martínez de Terán, Presidenta de la Fundación Jesús Divino Preso, resaltó que “celebran 15 años de una labor social que empezó acogiendo a los hijos de mujeres privadas de libertad, que vivían junto a sus madres sin acceso a salud, educación ni nada que se asemeje a una vida digna”. De ese primer paso han trascendido a un nuevo proyecto con la Asociación Quito Juvenil, “que trabaja para lograr becas de estudio y apoyo para que jóvenes líderes de escasos recursos puedan acceder a una vida mejor”.

A lo largo de estos años el agradecimiento de la Fundación ha sido expresado de mil maneras, pero esa mañana fue distinta. Entendiendo que en épocas de crisis es importante encontrar un norte, ofrecieron análisis y perspectiva, para que los asistentes se nutran con los conocimientos de los panelistas y saquen sus propias conclusiones. A continuación un breve resumen de lo dicho.

 

MAURICIO POZO

En su presentación utilizó la analogía de la “mesa de cuatro patas”. Las patas son, a su criterio “las principales preocupaciones de la economía ecuatoriana: el sector fiscal, sector externo, sector financiero y sector productividad y competitividad; y el tablero de la mesa es la propia dolarización”.

En el aspecto fiscal anotó que en estos últimos años el crecimiento de los presupuestos ha estado por encima del crecimiento de la economía, con una estructura en la que el gasto corriente, que es el que no genera aumento en los activos del Estado, ha tomado fuerza frente al gasto de inversión y de capital.

El año 2015 empezó a registrar los embates de la baja del precio del petróleo, lo cual motivó dos ajustes al presupuesto originalmente aprobado; “pero comparando cifras reales de cuál habría sido el cierre del año con el presupuesto que se acaba de aprobar en la Asamblea para 2016; es evidente que el ajuste que se está produciendo es insuficiente, y ni de lejos resuelve el problema”.

Hizo notar además que en ese presupuesto se establecen, por ejemplo, ingresos tributarios en montos similares para 2015 y 2016, cuando es evidente que 2016 será mucho más difícil que 2015. “Se avizora un período de recesión económica, o contracción en la economía, con estimaciones que apuntan a tasas negativas de crecimiento.”

Mencionó que el presupuesto presentado sobrestima algunos ingresos y subestima algunos gastos. Entre ellos, la pérdida de dinero causada por los actuales precios del petróleo. No incorpora lo adeudado por atrasos en pagos a contratistas del Estado; no incluye el pago de $923 millones a Oxy ni los valores pendientes de pago a los gobiernos seccionales; tampoco los pagos de amortización de deuda interna y externa, etc.

Según esto, “el déficit fiscal para 2016 no es de $4.000 millones como presenta el Gobierno, sino que la cifra está en alrededor de $12.000 millones que es lo que el país requiere para cubrir lo que tiene previsto”. Estos recursos provendrían de varias fuentes: Schlumberger, préstamos del IESS al Gobierno, otros créditos externos, ventas anticipadas de petróleo, etc., que podrían sumar $8.000 millones, dejando todavía un hueco de alrededor de $4.000 millones.

Ante esta situación, menciona que la buena noticia es que estamos dolarizados y, en ese sentido, “estos $4.000 millones no se pueden cubrir depreciando la moneda o imprimiendo billetes”. Siendo que el sector privado no ha participado activamente en la economía del país, el desfase recaerá en gastos de inversión del sector público, que ha sido el motor de la economía, y por ello el impacto será más fuerte. “La consecuencia de la recesión económica es el drama humano del desempleo, sobre todo en el sector privado, que ya se está dejando sentir”.

“El gasto del Estado en relación a la economía del país está sobre el 40%. Esto es insostenible en el mediano y largo plazo, y no se puede resolver mediante la firma de un decreto ejecutivo”. Considera que para dar sostenibilidad a las finanzas públicas habrá que armar un programa de reducción gradual del tamaño de ese gasto, con todas las implicaciones que eso significa.

Comentó que un gasto muy grande implica que la presencia del Estado absorbe recursos a la economía, y no permite que la actividad privada cuente con el financiamiento suficiente. Además, “ocasiona que las políticas tributarias no busquen redistribución de ingresos, sino por el contrario, que tengan fines recaudatorios para cubrir un gasto público que se vuelve inmanejable”.

Según cifras del Banco Central de Ecuador, la deuda está en alrededor del 33% del PIB; pero aclara que si incorporamos todo lo no registrado, como ventas anticipadas de crudo, operaciones con Tailandia etc., llegamos aproximadamente al 38%. “Estamos cerca del techo constitucional de endeudamiento, a pesar de que han sido creativos inventando el concepto de deuda agregada y deuda consolidada, esta última como estrategia para anular la deuda entre instituciones del Estado”.

Al referirse al sector externo manifestó que los desembolsos de deuda externa no alcanzan a ser cubiertos con inversión extranjera, y que el endeudamiento sigue siendo el desfogue. “El desequilibrio comercial supera los $2.000 millones, las remesas están cayendo 6% en términos anuales, y este indicador es importante porque corresponde al 10% de los depósitos bancarios. La inversión extranjera no reacciona, está en valores de $516 millones hasta el tercer trimestre de 2015”.

En cuanto al sector financiero, afirmó que las reservas internacionales están en aproximadamente $3.000 millones. “El grueso de esa cifra corresponde a los depósitos del sistema financiero público y privado, y si bien esa liquidez alcanza a cubrir los depósitos de los bancos privados, no es suficiente para cubrir todos los pasivos del Banco Central. Faltarían alrededor de $3.300 millones”.

“Esto demuestra que no hay liquidez, y podría llevarnos a tomar la decisión de imprimir moneda nacional para cubrir estos huecos, pero ¿con qué respaldo en recursos y divisas emitiríamos una nueva moneda nacional, o a qué tipo de cambio lo haríamos”? El Banco Central está emitiendo títulos para pagar sus obligaciones, “pero la plata que ahí está depositada no es para respaldar estos títulos, en gran parte son depósitos de los bancos que tienen su encaje en el Banco Central, y esos recursos deben permanecer intactos, disponibles para la banca en caso de ser necesario”.

En relación a la reducción en los depósitos en el sistema financiero, señala que “parecería que la mayor parte no ha salido del país, pero, a pesar de eso, la proporción del dinero en circulación respecto de los depósitos ya llega a ser casi la mitad”. El efecto directo es que si a los bancos se les reducen los depósitos, no tienen dinero para prestar, porque no estarían garantizando la liquidez que requieren para responder ante los depositantes. “El año pasado, a excepción de marzo y diciembre, todos los meses reflejan una caída de depósitos más o menos gradual, no es una caída acelerada, y el punto clave es entender hasta donde va a llegar ese proceso hasta estabilizarse”.

En relación a productividad y competitividad mencionó que el costo de vivir en Ecuador es extremadamente alto, y nos resta competitividad en relación a los países vecinos. “El PIB per cápita en los países vecinos es mayor que en Ecuador, a pesar de que nuestros costos salariales son muchos más altos, y por lo tanto hay un rezago respecto a la productividad”. Afirmó que en un programa económico serio, esta variable salarial debe ser manejada con cautela para que la productividad de la economía cubra el exceso, porque las reducciones salariales son muy complicadas.

Con las patas de la mesa en mal estado, el tablón que debe sostener, es decir, la dolarización, está poco estable. “El país está en recesión económica, y probablemente tendremos contracción por un par de años más, aunque muchos analistas estiman que serán al menos cinco años de recesión”.

En el lado positivo mencionó que la economía ecuatoriana es pequeña, y que con pocos recursos del mercado internacional se puede reactivar rápidamente, pero requerimos de un buen programa económico que dé señales positivas al mercado internacional porque “la liquidez que Ecuador requiere este momento viene de afuera, y el único mecanismo viable es un acuerdo con los multilaterales”.

 

ALBERTO DAHIk

Empezó manifestando que si bien el análisis de Mauricio es correcto, algunos temas él los ve más graves. Destacó que el principal problema no es el gasto público o la desconfianza, es que no se puede permitir que haya falta de liquidez en el sistema financiero. “El país no puede soportar un año más en que sus depósitos caigan un 12%, porque puede acabar con la dolarización. Cualquier programa para enfrentar la crisis tiene que estar sujeto a precautelar la liquidez, porque aunque la dolarización se auto-regule con una mayor recesión, esa recesión hay que controlarla”.

Considera muy difícil evitar un colapso financiero sin ir a los organismos multilaterales. Señaló que en diciembre 2015 los depósitos crecieron $80 millones, pero el crédito se contrajo en $300 millones. “La economía no funciona sin crédito, y seguirá sin crédito si no paramos la sangría de depósitos”.

Afirmó que es imperativo construir una estrategia que provea al país con alrededor de $12.000 millones multianuales como préstamos para soporte de la balanza de pagos, y que esto implicará ajustes sobre todo en materia de subsidios, pero también manteniendo al mínimo el gasto corriente durante unos meses, y tratando de sostener los depósitos.

“El programa económico que presentemos para reconstruir la economía debe bajar nuestro riesgo país para que podamos volver al mercado internacional. Hoy a deuda chilena a 20 años se transa al 2%, mientras que la ecuatoriana se transa al 22%”. Según él, si mejoramos nuestro riesgo país podríamos titularizar deuda para venderla al exterior y traer liquidez al sistema, o resolver la deuda con China que se paga con anticipos petroleros, acudiendo a los mercados internacionales para liberar nuestro flujo petrolero. Otra alternativa mencionada para recuperar liquidez es desinvertir una gran cantidad de obra pública traspasándola a manos privadas, “pero no podemos actuar en situación de emergencia porque la vamos a vender mal”.

Estima que el déficit en el Presupuesto General del Estado es del orden de $16.000 millones, porque “si se entregó un país con una reserva de libre disponibilidad de alrededor de $7.000 millones, se debe devolver el país con esos valores ahí”. De lo contrario, anticipa que la reserva de liquidez sería muy sensible a cualquier situación y que el país no podría operar normalmente.

Resalta que el Gobierno habla de $6.600 millones aún no financiados en el presupuesto, admitiendo que tienen todos los pagos atrasados, y que no cubrir esas deudas produce un efecto gravísimo en la cadena de pagos. “Si no se paga a los contratistas, éstos no pueden pagar a los bancos; si los bancos no cobran las deudas, no pueden generar más créditos; si las empresas no tienen crédito se quedan ilíquidas y tienen que despachar empleados, los cuales a su vez empiezan a entrar en mora en el pago de sus obligaciones…”

Menciona que algo que “no puede existir es el impuesto del 5% a la salida de divisas porque es una inyección letal a la dolarización, ya que evita que ingrese dinero fresco al país”. Al mismo tiempo, está consciente de que al eliminarlo se crearía un hueco fiscal, pero prefiere eliminar ese impuesto e incrementar dos puntos al IVA para cubrirlo, porque es una alternativa menos nociva que resuelve el impedimento de ingreso de recursos desde el exterior.

Adicionalmente resalta la necesaria eliminación de todas las salvaguardas, los cupos y las prohibiciones que generan distorsiones de precios relativos entre sectores, y dentro de los mismos sectores de la economía. Considera que se deben sincerar las cifras para saber la verdad de cuánto se debe, a quién, en qué momento comenzó la deuda, cómo se dejó acumular, etc. “Ahí recién veremos la necesidad real de recursos que tiene el país, y podremos determinar qué ajustes se deben hacer.”

“El mundo tiene un factor de producción que fluye libremente: el capital. El otro gran factor de producción es la mano de obra, que por el tema de soberanía no está libre de fluir. Esto ocasiona que haya presiones terribles y genera un gran desajuste”. Manifestó que al estar dolarizados tenemos la seguridad del tipo de cambio, y podemos ser un centro de atracción para la inversión creando “zonas francas jurídicas para invitar a empresas internacionales a instalarse en Ecuador, con la libertad de escoger la jurisdicción bajo la cual su inversión resulta interesante.” La empresa internacional estaría físicamente en Ecuador, pero jurídicamente podría estar en cualquier parte, y sería una fuente de empleo gigantesca, explica.

Esta estrategia facilitaría que bancos internacionales de primer orden se asocien con bancos ecuatorianos, o abran aquí sus oficinas. “Para ello debemos permitirles que operen bajo la legislación del país al que pertenecen, y evitamos que sufran la asfixia de las autoridades locales”. Estos bancos aportarán a la oferta monetaria, al crédito, a la liquidez, y motivarán a depositantes internaciones a colocar sus recursos en Ecuador, porque tendrán las seguridades jurídicas y de control del primer mundo. El efecto sería una reducción en las tasas de interés locales y esa intermediación sería lo más beneficioso para el sector productivo ecuatoriano.

Concluyó su intervención mencionando que lo que dicho aquella mañana está incluido en el programa de 21 puntos que propuso al país, como apoyo para reactivar su economía después del modelo equivocado que se ha impuesto en estos últimos años.

 

RODOLFO CABRERA

Rodolfo ofrece una óptica alejada de los términos económicos para manejar la crisis, centrándose en el ser humano. Propone un modelo que sin ser económico, si lo es matemático para utilizar la crisis como detonante de innovación y materia prima del éxito.

Establece que la vida es ciencia, pero al mismo tiempo, es arte. Los dos panelistas brindaron una explicación objetiva, científica de la situación del país; y él se referirá al aspecto subjetivo, al arte de la parte abstracta, que bien puede ser el punto de inflexión que nos encamine a tener éxito en la crisis.

La crisis tiene tres características, explica. La primera es que es genérica; la segunda es que la crisis no es más que un problema con levadura, ante el cual el ser humano se siente impotente porque ha alcanzado enormes dimensiones. Y la tercera característica es que la crisis tiene una fecha de caducidad. “Igual que la mujer solamente tiene una ventana de fertilidad al mes, la oportunidad escondida en la crisis también caducará y debemos aprovecharla antes de que esa ventana se cierre.”

“Esta es la historia de lo imposible, de los milagros, de las proezas épicas de héroes o empresarios de leyenda, que han hecho posible lo imposible y han dejado la historia tatuada a fuego lento con su nombre para iluminar el camino del resto de nosotros”, nos dice.

Según él, la crisis es un tema fascinante. “¿Cómo se explica que solamente un puñado de seres humanos, empresas, o gobiernos logra transformarlas en materia prima y plataforma de sus éxitos? Unos pocos lo logran. La abrumadora mayoría de empresas y seres humanos son eficientes obteniendo justamente lo contrario: mayores fracasos, agudizar las crisis, exacerbarlas, y en demasiados casos, perpetuarlas. Y esto lo hacen aparentemente sin esfuerzo. Nadie que fracasa lo hace luego de leer un libro sobre cómo fracasar exitosamente.”

Continúa mencionando tres premisas básicas, tres principios naturales del universo.

Primera premisa: la vida es como una moneda que tiene dos lados. Los chinos le llaman el Ying y el Yang, para otros es masculino y femenino, cóncavo y convexo, etc. Según esto, “si en un lado de la moneda está la crisis, al otro está la oportunidad. Y lo cierto es que la moneda de $1 vale lo mismo de uno u otro lado. Es, por lo tanto, una imposibilidad cósmica que al otro lado de una crisis de $1 exista una oportunidad de $0,90 centavos. Este es un principio natural tan indiscutible como la gravedad. Si la crisis es un problema con levadura, en el otro lado de la moneda está también una oportunidad con levadura”.

Segunda premisa: el gráfico que refleja la vida es muy similar al gráfico que representa la actividad en Wall Street. Tiene picos altos y bajos, momentos de alegría o depresión, rendimiento positivo o negativo, triunfos o fracasos.

“¿Cuál es el detonante del fracaso? No fracasamos cuando topamos fondo, fracasamos cuando dejamos de subir, cuando dejamos de innovarnos y comenzamos a caer. El detonante del fracaso es el éxito mal manejado. Los hindúes lo llaman karma,  los griegos lo llaman hibris, pero no tiene nada que ver con misticismo o filosofía, es solo el resultado de la desmesura”.  Explica que no tenemos que preocuparnos cuando estamos en crisis, que tenemos que hacerlo cuando estamos en bonanza, porque es el momento en el que nos descuidamos. “El éxito produce comodidad, y esa es la mayor enemiga del ser humano”.

Tercera premisa: la vida es como una novela en la que participan tres personajes: una víctima, un victimario, y un potencial héroe. “Este potencial héroe está entre las víctimas, porque la materia prima del héroe es la víctima”.

Reflexiona que en tiempos de crisis el miedo leuda en la población. “Los personajes de víctima y victimario se exacerban, las emociones se desbordan, el papel más cotizado es el de víctima, porque obviamente nadie aceptará ser el victimario en este juego. Todos escribimos argumentos válidos para justificar nuestra inocencia y establecer la culpabilidad del otro”.

Extrapola este concepto a una matriz triangular para dar perspectiva, y coloca en una esquina al tonto, en otra al inteligente, en la tercera al sabio; y pregunta: ¿cómo determinar cuál de ellos es víctima y cuál victimario? “Los tres tendrán argumentos para determinar porqué son víctimas, porque la definición de víctima en tiempos de crisis no es más que un victimario con Maestría en Marketing, y como el tonto no la tiene, será el victimario”. Así las cosas, “el inteligente será la víctima, pero el sabio será el héroe, el responsable, que en momentos de crisis muestra su heroísmo”.

“La crisis, es la oportunidad que la vida nos brinda para dejar de ser inteligentes y graduarnos de sabios, y eso implica un salto cuántico, porque tiene que ver con encontrar esa paradoja, ese eslabón perdido que no existe: la conexión entre el hombre y su consciencia, el arte de elegir”.

Continúa aseverando que la vida tiene una parte objetiva y otra subjetiva. La objetiva se relaciona con el “qué hacer”; la subjetiva con el “quién ser” en la vida, o en la crisis. “Lo objetivo es ciencia, lo subjetivo es arte”. En tiempos de crisis es más importante saber “quién” elegimos ser: si víctimas, victimarios, o héroes.

En los tres casos, “nuestro pensamiento, palabra, obra u omisión darán el resultado que define lo que hemos elegido ser”. En épocas de crisis es más difícil ser héroe porque el miedo abunda, pero si sabemos procesar el miedo sabremos manejar la crisis. “El miedo no es una elección, es su materia prima, tal como el dinero lo es a la economía”.

Explica que la vida tiene tres etapas: siembra, cultivo y cosecha. Es decir, materia prima + proceso = producto terminado. Esto funciona igual para las crisis y los momentos de éxito, que son el producto terminado. “Pero mientras la materia prima de las crisis es el miedo, y la materia prima del miedo es el egoísmo; sus antónimos son la materia prima del éxito: la confianza, que a su vez tiene como materia prima a la generosidad”.

Enfatiza que el miedo y la confianza no son una elección, son el resultado de una elección. “La verdadera elección es el egoísmo o la generosidad con la que elegimos actuar. Por ello, debemos ser líderes catalizadores de generosidad, no de confianza, porque lo segundo será el resultado de lo primero”.

“Si la generosidad es el complemento fundamental para el éxito, para producirla debemos entender primero cómo estamos produciendo inconscientemente egoísmo, y estaremos en capacidad de hacer lo contrario”. Para producir egoísmo basta con quejarnos de cualquier cosa y compararnos con los que tienen lo que a nosotros nos falta. Para producir generosidad haremos lo opuesto: agradecer y compararnos con aquellos a quienes les falta lo que a nosotros nos sobra. “La queja viene empaquetada con la necesidad de pedir, el agradecimiento viene empaquetado con la necesidad de dar, y así producimos generosidad”.

Entonces, “si la gratitud es el antídoto del miedo, ¿cómo nos inyectamos el antídoto?” La respuesta está en esta frase que la dijo un sabio: “elige tus pensamientos, porque ellos se transforman en tus palabras, tus palabras en tus acciones, tus acciones en tus hábitos, tus hábitos en tu carácter, y tu carácter se transforma en el resultado: tu destino”.

Afirma que si lo uno es consecuencia de lo otro, es como jugar dominó. Si empujo la primera ficha caerán todas las demás. En otras palabras, “si elijo mi pensamiento, estaré eligiendo mi destino”.

¿Cómo elegir el pensamiento? Responde que el pensamiento está integrado por dos elementos: una pregunta y una respuesta. “Si la pregunta es la semilla y la respuesta es el fruto, lo más importante es la pregunta, porque de ahí nacerá la respuesta”. Elegir las preguntas es lo único importante, porque las respuestas que obtengamos se transformarán en nuestro destino.

Antes de despedirse nos planteó una pregunta. ¿Queremos ser ríos o pantanos? Los dos son agua, es decir que tienen el mismo talento, que puede ser extraordinario o fatal porque sirve para construir o destruir. “La paradoja es que el pantano mientras menos da, más se seca; el río mientras más da, más recibe”. La visión empresarial del pantano y del río es la misma, “pero mientras el pantano no tiene misión, la del río es regar campos sedientos de sus aguas y generosamente sembrar riqueza. Lo bueno de la crisis es que nos desacomoda, por lo tanto nos desempantana, porque es un detonante de propósito, de misión de vida, de causa y de cauce, porque al encausar nuestras aguas muere la víctima y renace el héroe”.

“Soplan vientos de crisis, son vientos de oportunidad, seamos río y no pantano”, concluye.