FONDO DE INVERSIÓN DANÉS APUESTA A ECUADOR 

Más de Ecuador en el mundo, y más del mundo en Ecuador, parece ser un eslogan que trascenderá del dicho al hecho. El importante proceso de transformación que se está dando en el país ha provocado que los fondos de inversión internacionales, que antes nos sobrevolaban en su ruta a otros mercados latinoamericanos de mayor interés, ahora nos miren como una gran oportunidad en la región. 

Jakob Tvede, Director de Inversiones para América Latina de Investment Fund for Developing Countries (Fondo de Inversión para países en vías de desarrollo); y Santiago Jijón, Cónsul General Honorario de Dinamarca en Ecuador, son los protagonistas de esta entrevista con CLAVE, que surge a raíz de una importante presentación a la que fui convocada a través del colectivo Constructores Positivos, liderado por Henry Yandún. 

Santiago, ¿qué motiva esta gestión de encontrar aliados para invertir en Ecuador? 

Desde el consulado siempre hemos impulsado iniciativas de participación, de negocios, de intercambio entre los gobiernos y los pueblos de Dinamarca y Ecuador. Hemos tenido épocas más fructíferas de inversiones, y otras en las que nos hemos enfocado más en la presencia y servicio a la comunidad danesa presente y en tránsito en Ecuador. Diferentes razones, entre ellas las políticas, han jugado un rol fundamental en el análisis. A raíz del triunfo del Presidente Lasso, que implica un cambio en el concepto ideológico político, la gestión consular despierta el interés de Dinamarca para explorar opciones de inversión. 

¿Este escenario genera confianza a nivel internacional? 

El Presidente ha sido enfático en exponer la responsabilidad que tiene el sector privado de invertir en proyectos de desarrollo e impacto en Ecuador, ha dicho que es el momento de reaccionar, de actuar. Esto ha sido recibido con positivismo por parte de los empresarios, quienes requieren recursos frescos para arrancar proyectos. Lo comenté con el Embajador Jens Godtfredsen, concurrente de Dinamarca para Ecuador, que reside en Santiago de Chile, y él hizo el contacto con Jakob Tvede, con quien hemos mantenido algunas reuniones para buscar alternativas de inversión en el país.  

¿El resultado? 

IFU está muy abierto a encontrar opciones de inversión con recursos provenientes del fondo de pensiones danés, y en eso estamos trabajando. De su lado hay un interés enorme, y nos permite estar optimistas en cuanto a que puedan surgir proyectos privados y APP’s de vivienda, desarrollo e infraestructura que, con este aporte de recursos, encontrarían la vía para materializarse. 

Jakob, entremos en materia. ¿Qué requisitos mínimos debe cumplir un proyecto para atraer su inversión? 

Los proyectos en los que normalmente nos involucramos suelen tener un tamaño de no menos de $100 millones en su totalidad. Nuestra participación en el capital social es minoritaria, suele fluctuar entre el 10% y el 40%, que, en términos monetarios, se traduce en $10 millones y $40 millones por proyecto, y necesariamente buscamos ocupar un puesto en la junta directiva que lo gestiona – esto en función de ser un socio activo, agregando valor al proyecto. El monto de inversión depende de la naturaleza del proyecto, su tamaño y los requerimientos de las contrapartes involucradas.  

En términos de proyectos inmobiliarios estamos hablando de grandes dimensiones, considerando el tamaño de nuestra economía… 

Podemos financiar la ejecución de un proyecto, o financiar directamente el balance general de una empresa; es decir, podemos adaptar nuestra participación para aplicarla en diferentes etapas de un proyecto, o en diferentes proyectos de una misma empresa. Todo se relaciona con el perfil de riesgo. Buscamos socios con experiencia, con volumen de negocios y diversificación de riesgo en cuanto a sus activos. Es interesante ver su portafolio de posibles inversiones para estructurar nuestra participación. 

¿Cuál es el nivel mínimo de tasa de retorno proyectada que requieren? 

Nuestro mandato es proveer capital de riesgo en mercados emergentes. No veríamos viable invertir en un proyecto que proyecte una tasa de retorno menor a dos dígitos. Además somos gestor de un fondo, llamado el SDG Fund, que recibe recursos de los fondos de pensión de Dinamarca, y los ahorristas esperan que su ahorro crezca. Históricamente hemos entregado retornos por encima del 10% en promedio, que es lo que genera la diversificación de nuestra cartera de inversión.  

¿Debe estructurarse un fideicomiso para lograr la inversión? 

Esto es algo que se ha mencionado en algunas reuniones con posibles socios ecuatorianos. Parecería que, a diferencia de lo que sucede en otros contextos, esta figura es muy usada en Ecuador. Es un vehículo perfectamente aceptable que debemos analizar para ver cómo funciona en la práctica. En otras geografías, mencionar un fideicomiso da la idea contraria.  

En la presentación a la que asistí mencionaste que mantienen la inversión durante 5 a 7 años, y se la liquida. ¿Elaboremos? 

Nuestro objetivo no es formar parte de una sociedad de por vida. Lo que buscamos es invertir los recursos en proyectos rentables para agregar valor en etapas estratégicas durante un plazo aproximado de entre cinco y siete años, y vender la inversión para materializar la rentabilidad. Nuestro plazo de permanencia depende del tipo de proyecto.  

¿Por ejemplo? 

En algunos casos nos invitan a participar muy cerca del momento del cierre financiero del proyecto, es decir, cuando en el tramo final se requiere inyección de capital. En otros casos entramos desde el inicio del proyecto, y en función de eso determinamos el tiempo de permanencia, participando en el plan de expansión de la empresa. Nuestro perfil de riesgo es operar en etapas críticas en mercados emergentes, funcionando como apalancamiento financiero para que los desarrolladores accedan a recursos con los cuales ejecutan proyectos bajo modelos que han probado funcionar. 

¿Cuáles son los condicionamientos más importantes para que un proyecto sea atractivo para ustedes? 

Más allá de las consideraciones comerciales, son dos. Uno, el impacto que el proyecto tenga en sostenibilidad, es decir, que contribuya a la transición hacia un mundo más verde, que aborde el tema de mitigación del cambio climático. Dos, que tenga impacto en el aspecto social. No queremos contribuir en proyectos que tengan dicotomías en este sentido. Siempre analizamos cada proyecto por sí solo, y definimos junto con los socios, qué es lo que queremos trabajar en cada transacción. La participación activa es una cadena central en nuestro ADN, y traemos experiencia desde más de 100 países emergentes, incluyendo del sector de construcción en América Latina. 

¿Y en proyectos de vivienda concretamente?  

Podemos buscar eficiencia energética, por ejemplo, la certificación Edge para vivienda sostenible que es manejada por el Banco Mundial, o cualquier otra certificación de las existentes en el mundo. En cuanto al impacto social, puede ser el número de casas que tengan entre los beneficiarios a grupos vulnerables. Los inversionistas internacionales y las instituciones financieras de Europa estamos nítidamente alineados con estos conceptos, y requerimos documentar que realmente estamos causando este impacto positivo. Otras especificaciones pueden ser factores vinculados a género, a escolaridad infantil, salud, etc.; según el proyecto que se quiera ejecutar. 

¿Apoyan con asesoría en estos aspectos? 

Aportamos con nuestra experiencia y la de profesionales calificados para hacer las recomendaciones necesarias y optimizar el trabajo en pos de las metas. Sugerimos que desde el inicio del proyecto se considere el enfoque en el cumplimiento con estándares internacionales. Nos amparamos mucho en las taxonomías de la Unión Europea, que involucran, por ejemplo, la reducción de emisión de residuos para edificios nuevos o renovaciones, entre otros aspectos. A través de nuestra participación en la junta directiva, monitoreamos el avance del proceso para determinar si hay factores en los que no se están alcanzando las metas según lo planificado, para reformularlo. 

¿Verían con buenos ojos invertir en proyectos que surjan de alianzas público privadas (APP) en Ecuador? 

No hay problema. El reto está en asegurar que haya un modelo de asociaciones público privadas que funcione. Hablando en términos generales, es necesario que los recursos públicos en América Latina se destinen hacia donde realmente está la necesidad, que podría ser destinar fondos para educación, pago de maestros, igualdad de derechos de acceso a salud etc.; mientras los actores del sector privado pueden participar en la construcción de infraestructura, edificios de vivienda, escuelas o proyectos de energía sustentable, por mencionar algunos. Si las empresas privadas son eficientes, invertimos directamente con ellos. 

¿La inversión implica compartir el riesgo del proyecto, o requieren alguna garantía de respaldo? 

Depende del proyecto. Diseñamos las modalidades de financiamiento según el perfil de riesgo del proyecto. En algunos casos aportamos capital directamente a un proyecto, en otros lo hacemos con aporte a la empresa, y una tercera opción es que participemos con financiamiento temporal, en formato de deuda con garantía, con opción de convertir esa deuda en capital social a un determinado precio y plazo. 

¿Qué indicadores inclinan la balanza hacia la posibilidad de lograr la inversión? 

Un primer indicador, bastante básico pero importante, es si el desarrollador puede acudir al banco en Ecuador y obtener crédito, ya sea individualmente o en base a una APP. Si la respuesta del banco local es afirmativa, es evidencia de procesos transparentes, competitivos y eficientes. Estamos comparando el perfil de riesgo de Ecuador en relación con otros países de la región, y también individualizando a cada posible socio para medir su perfil de riesgo.  

¿Cuál es el tiempo estimado entre la presentación de una propuesta y la respuesta final? 

Puede tomar entre cuatro meses y un año. Debemos conocernos entre las partes como primer paso en un proceso en el que se da la negociación de los términos de la relación contractual. Se trata de conocer a los potenciales socios, a la empresa, su historial, su información, balance y conceptos comerciales. Asegurar que estamos compartiendo la misma visión. A partir de ahí, obviamente, nuestros expertos analizan el proyecto a fondo para dar su criterio que, en algunos casos, supone modificaciones al proyecto original que se dan en base a la asesoría que brindamos.  

¿Hay algún proyecto acá en el que ya estén mirando la posibilidad de invertir? 

Estamos viendo un par de proyectos que, por cierto, se ven sumamente interesantes. Estamos muy optimistas, pero es temprano todavía para decir algo. La presentación que tuvimos frente a un importante grupo de constructores ha dado muy buenos resultados, generó mucho interés y hemos atendido algunos contactos. Arrancaremos con ellos el proceso de evaluación previa, esperamos que las cosas fluyan y que algo vaya concretándose. Lo importante, más allá de que el proyecto sea de construcción o no, es que tenga impacto social y ambiental. Estos dos aspectos son fundamentales. 

¿Por qué Ecuador en este momento? 

Vemos una tendencia, unas corrientes que pudieran disminuir el riesgo de nuestra inversión. Eso es importante e interesante para nosotros. Hemos invertido en América Latina desde los años 70, y seguimos. En estas décadas hemos visto un poco de todo, y estamos conscientes de que hay siempre altibajos en la región. Y claro, no podemos apostar únicamente en función de una coyuntura política, porque nunca se sabe, sin embargo, el marco político e institucional es un elemento visible muy importante. Mucho de nuestra decisión tiene que ver con los socios que podemos encontrar. Un factor a favor es que Ecuador está dolarizado, y eso garantiza que no habrá que asumir pérdidas por contingencias como devaluación de la moneda.