Todo parecería anunciar que estamos ante un nuevo amanecer en Ecuador. Hay optimismo en la gente, algunos indicadores mejoran y otros muestran intenciones de revertir tendencias negativas. Los corruptos van cayendo, y hasta las tormentas, antes temidas, hoy se han convertido en anuncio de que los cortes de energía eléctrica llegan a su fin.

¿De qué cifras habla? Se preguntarán ustedes. Pues todo depende de cómo las quieran mirar. No las menciono porque, dependiendo de quién las publica, todas son distintas. Rendición de cuentas aparte, y dejando los zapatos de marca fuera del análisis, es evidente que se respiran nuevos aires en el ambiente. Los trae la juventud, y a los mayores nos está sentando de maravilla este baño de innovación que a ratos nos toma desprevenidos.

Nos quejamos de que los jóvenes son inmediatistas, que lo quieren todo para ya, que no temen equivocarse porque siempre se puede rectificar, pero las cosas se hacen. Ese es el escenario que estamos viviendo. Uno en el que se resuelve inmediatamente, para bien o para mal, pero se actúa. ¿No era eso lo que queríamos cuando nos hartamos de la impavidez?

Ya no hay pretextos. Los ecuatorianos hemos finalmente aprendido a no depender del entorno político para tomar decisiones y avanzar sin excusas. En tiempos de cambio, como el presente, el optimismo se convierte en un motor esencial para el desarrollo y crecimiento. Ecuador, en medio de su dinámica política actual, se encuentra en el umbral de una era prometedora que podría impulsar significativamente nuestro sector inmobiliario.

Si bien estamos ante un nuevo período electoral, donde los dimes y diretes de la política nacional harán cientos de titulares en un escenario en el cual hemos demostrado equivocarnos con facilidad, es pertinente pensar que es el momento para que el sector inmobiliario privado busque en las iniciativas gubernamentales la posibilidad de mejorar la infraestructura y las regulaciones. Solo así haremos de Ecuador un lugar más atractivo para vivir y hacer negocios.

Ustedes, nosotros y todos los actores del mercado inmobiliario, tenemos el deber de ser embajadores de nuestra industria, promoviendo activamente las ventajas de invertir en nuestra primera casa, en vivienda de vacaciones o inmuebles para rentar en Ecuador. El patrimonio que generemos hoy es el respaldo de los frutos que cosecharemos mañana.

Hasta la próxima!

Caridad Vela