Una política de diseño

Por: Ana María Durán Calisto
Agosto – Septiembre 2014
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Este ensayo es una versión actualizada del que apareció en el libro publicado en el año 2013 por el arquitecto y diseñador urbano Felipe Correa: UNA LÍNEA EN LOS ANDES. En sus páginas se ofrece un contexto histórico, urbano y global para la narrativa del proyecto “Metro de Quito”

DOS ACIERTOS DE LA ACUPUNTURA URBANA: CURITIBA Y MEDELLÍN

El paradigma de diseño e intervención urbana que mayor acogida ha tenido en Iberoamérica es, sin duda, el que se ha popularizado como “acupuntura urbana”. La doble raíz de este concepto, española y americana, ha contribuido a que sus principios se expandan tanto en Brasil como en España e Hispanoamérica, ubicando nuevamente en el mapa de las contribuciones arquitectónicas, urbanas y paisajísticas a una región (salvo España) cuya visibilidad se había reducido considerablemente desde el boom de las modernidades regionales que la caracterizaron entre las décadas de los 30 y los 60. En América Latina fue Jaime Lerner quien utilizó esta metáfora derivada de la medicina tradicional china para ilustrar la estrategia de intervención urbana que aplicó en la reconocida ciudad del sureste de Brasil, Curitiba, desde que fue elegido como su Alcalde, por primera de tres veces, en 1971. Lerner decidió que en un medio con recursos limitados, donde los tejidos urbanos no podrían ser gobernados por un plan totalitario, emprendido desde arriba, tendrían que ser tratados por un sistema de “pinchazos” en áreas álgidas o críticas, de manera táctica. Cada “aguja urbana” introduciría equipamientos y servicios públicos necesarios (parques y espacios públicos programados con componentes educativos y culturales) en zonas desatendidas. La jugada radicaba en apostar por el efecto renovador que cada inversión pública tendría en los tejidos circundantes: la inversión privada se encargaría de revitalizarlos, mediante un efecto multiplicador capaz de generar una nueva economía en barrios con una nueva imagen, mejores servicios e interconectividad.

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Escuela FDE en Votorantim, Alvaro Puntoni , João Sodré & Jonathan Davies, 2009. San Pablo

CURITIBA: RAMIFICACIÓN

En las ciudades latinoamericanas, donde la concentración histórica de poder y riqueza en grupos sociales reducidos se ha traducido en centralidades urbanas que acumulan recursos mientras extensos mantos de la población ocupan barrios donde predominan la auto-construccón y la escasez, el emprendimiento táctico de Lerner proveyó un método de descentralización y democratización de recursos públicos sin precedentes -o, dicho de otro modo, un método de generación de nuevas centralidades y desconcentración de la riqueza. Es importante anotar que la acupuntura urbana debe su éxito a la incorporación de un sistema nervioso que permite interconectar todos los puntos; va necesariamente precedida por o acompañada de un despliegue de transporte público que, por una parte, facilita el acceso a áreas que permanecían marginales y aisladas, y por otro, las vincula a centralidades existentes (fuentes de trabajo, zonas comerciales, centros educativos, etc.). En el caso específico de Curitiba, la red fractal RIT (Red Integrada de Transporte), que incorporaba el uso pionero de los buses eléctricos en carriles exclusivos (Bus Rapid Transit), se convirtió en la médula que permitió el desarrollo de una de las ciudades más sostenibles del planeta. El diseño de la RIT complementó de una manera eficiente diversas modalidades de circulación en la ciudad. En sus ejes se ubican las columnas vertebrales de los buses eléctricos con sus canales exclusivos y sus paradas tubulares, bien diseñadas, bien construidas, y fácilmente identificables (lo cual las aprovecha como hitos urbanos, además de hacerlas funcionales). En cada uno de los flancos del sistema de transporte público, se instalan dos vías, una de rápida velocidad, adyacente a la vía de los buses eléctricos, y otra de baja velocidad, adyacente a las anchas aceras urbanas, que están flanqueadas por comercios y torres de aproximadamente veinte pisos, de alta densidad. Es decir, la población se concentra a lo largo de estos corredores de transporte y comercio, de manera que la mayoría tenga fácil acceso (peatonal, incluso) a los servicios básicos (una farmacia, un supermercado, una guardería) y al principal medio de transporte público. En los espacios intersticiales de esta red nerviosa, se ocupa el suelo con medias y bajas densidades, permitiendo que configuraciones suburbanas (ciudad jardín) convivan con otras de densidad intermedia y alta, sin que ello implique alejarse del sistema de transporte público o estimular el uso del automóvil. Curitiba también supo aprovechar e incorporar territorios que habían sido abandonados o permanecían residuales, como sus zonas extractivas (minas), que luego de agotarse y decantar como espacios vagos, se reactivaron como parques y reservas, dentro de un sistema también descentralizado de espacios verdes que fluye a través de (no puntea) la ciudad entera. Curitiba es pionera en la restauración paisajística y la activación de ecologías urbanas en áreas ruinosas.

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Escuela FDE en Campinas, UNA ARQUITETOS (Cristiane Muniz, Fábio Valentim, Fernanda Barbara & Fernando Viégas), 2004. San Pablo

MEDELLÍN: PUNTUACIÓN

Otro caso de interés en América Latina, cuya aplicación es mucho más reciente y presenta sus propias novedades, es el de la ciudad de Medellín. Gracias a la convergencia de un político visionario, el matemático y Alcalde de la ciudad (2004-2008) Sergio Fajardo, y un arquitecto urbanista estratega que diseñó el modelo de intervención, Alejandro Echeverri, en Medellín se pudo desplegar un programa urbano de generación de nuevas centralidades cuyo objetivo primordial era combatir y reducir la violencia en la ciudad. La clave para lograrlo, en palabras de Echeverri, fue la aplicación de lo que él denomina “urbanismo social”: un sistema de acupuntura urbana que no desciende del tronco brasileño, sino más bien del catalán. Echeverri había cursado su doctorado en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (ETSAB), donde dedicó sus estudios a los Barrios en Ladera de Medellín, bajo la dirección del reconocido urbanista catalán Joan Busquets. Fue en Barcelona donde intelectuales como Manuel de Solá-Morales lideraron la transformación de la ciudad, detonada por su actuación como sede de los Juegos Olímpicos de 1992. Manuel de Solá-Morales, a la par de Lerner en Brasil, también había conceptualizado la estrategia de generar nuevas centralidades, aprovechando territorios vagos o residuales (un término acuñado por su hermano, el arquitecto Ignasi de Solá-Morales), y reactivando zonas marginales de la urbe.

Una diferencia clave entre las estrategias de Curitiba y Medellín, es que en Curitiba parece predominar una aproximación estructural y geométrica para zurcir la ciudad; mientras que en Medellín sobresale la selección de puntos o nodos de intervención, consistentemente ubicados en áreas periféricas, que se programan cuidadosamente e interconectan. Los barrios auto-construidos de Medellín han ido ocupando algunas de las laderas de la ciudad, dificultando el acceso a ellos con redes de transporte convencionales. A la columna vertebral del metro que permite desplazarse linealmente a lo largo del valle urbano se sumaron las arterias transversales de los metrocables. Un sistema de transporte que generalmente se utiliza para fines turísticos y de ocio, se convirtió en la clave para proveer transporte público en territorios abruptos urbanizados. Las estaciones de los teleféricos constituyeron un primer pinchazo infraestructural en las zonas marginales, al que se sucedieron otros desarrollos complementarios de suministro de espacios públicos programados con equipamientos educativos o culturales (las famosas bibliotecas parque, escuelas públicas, equipamientos deportivos, etc.), infraestructurales (puentes peatonales, aceras, pavimentación de vías, canalización de agua potable, alumbrados, etc.), o de vivienda. Otra de las fortalezas que ha distinguido a Medellín y que es imperativo anotar, es la fe que su gobierno local depositó en el diseño arquitectónico como detonador de transformación espacial. Medellín aprendió del fenómeno Guggenheim de Bilbao y lo combinó con la estrategia de desarrollo de nuevas centralidades de Barcelona. Mediante la organización de un sinnúmero de concursos públicos de diseño arquitectónico, los pinchazos de Medellín fueron caracterizándose por su calidad arquitectónica y su originalidad, puesto que la ciudad apostó por una arquitectura propositiva, incluso icónica. La apuesta funcionó. Si bien Curitiba se convirtió en un punto importante dentro del mapa global gracias a la lucidez de su diseño urbano, Medellín lo logró gracias a su táctica urbana y su excelente arquitectura: la ciudad violenta renovó su imagen para convertirse en la ciudad bella, socialmente responsable, urbanamente inteligente. Los íconos de Medellín son ya tan reconocibles en los medios como lo fue el Guggenheim de Bilbao (la Biblioteca España, de Giancarlo Mazzanti, o el Parque Explora, del mismo Echeverri, son dos casos en punto). Un efecto colateral de la “política de diseño” de Medellín es que ha contribuido significativamente a engendrar una de las generaciones de arquitectos más creativas y productivas de toda América Latina. Si la arquitectura está más presente como mecanismo de atracción, transformación, comunicación y provisión de funciones sociales en Medellín; en Curitiba, en cambio, es el paisajismo la disciplina que ha jugado el papel estético decisivo. En la ciudad brasileña sorprenden los parques; en Medellín, marca la pauta la arquitectura.

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Escuela FDE en Vilanova, H + F Arquitectos (Pablo Hereñú & Eduardo Ferrari), 2003-2006. San Pablo

EL EFECTO MEDELLÍN

Desde los 70, Curitiba había encontrado eco en diversas ciudades de América Latina, varias de las cuales –Quito incluida- aplicaron sus propias interpretaciones de la RIT. Medellín ha producido una ola análoga, convirtiéndose en el principal vórtice de influencia urbana del continente sudamericano. Son varias las ciudades que están estudiando sus estrategias; adaptando y transfiriendo su experiencia a otros centros urbanos con problemáticas análogas de violencia, inaccesibilidad, ausencia o empobrecimiento de contenidos, y desequilibrio en la distribución de los recursos. Incluso la capital colombiana, Bogotá, ha incorporado procesos de intervención similares en sus zonas marginales (los “Bosques de la Esperanza” de Mazzanti son un caso en punto).

SAN PABLO: ESTANDARIZACIÓN

San Pablo, por ejemplo, con el apoyo y la promoción del gobierno del Estado de San Pablo, ha instituido un Programa de Construcción de Escuelas Públicas, y a través de él, se propone revitalizar los barrios más marginales de la ciudad mediante la introducción de infraestructuras educativas de elevada calidad arquitectónica. La estrategia urbana es similar a la de Medellín: se introduce un servicio público en un punto neurálgico de la ciudad, con la previsión de que contribuirá a suplir una carencia urbana a la vez que cataliza la regeneración de los tejidos circundantes. La estrategia arquitectónica de San Pablo, sin embargo, es diferente. Medellín apostó por el ícono. Las bibliotecas parque o escuelas que constituyen la corona del desarrollo urbano e infraestructural que las hace posibles, son icónicas, únicas, formalmente expresivas: aspiran a contribuir un significado, un símbolo, en barrios que de otro modo, difícilmente se distinguen. En San Pablo, en cambio, la escala urbana y la magnitud de la propuesta (construir más de 200 escuelas en una década) exigió otro tipo de respuesta: sus arquitectos propusieron desarrollar un sistema modular que permitiese la fabricación industrial, en serie, y un ensamblaje eficiente, para reducir al mínimo los tiempos de construcción y los costos, sin que se sacrifique la posibilidad de generar variedad. De hecho, cada escuela es única, pero como variable, no como pieza irrepetible. Un racimo de arquitectos de la Escuela Paulista contribuyó no solamente a diseñar el sistema constructivo modular, sino también algunas de sus aplicaciones formales conforme fueron adaptándolas a las condiciones particulares de cada barrio y a su visión propia de la pedagogía.

Otro caso de estudio en el cual vale la pena detenerse es el proyecto Grotão, desarrollado por Alfredo Brillembourg, Hubert Klumpner y el Urban Think Tank para Paraisópolis, una de las favelas más extensas y complejas de San Pablo. La intervención incorpora una programación múltiple (equipamientos deportivos, vivienda, una Fábrica de Música, aulas, espacios comerciales en planta baja) a la vez que suple una ausencia infraestructural como muro de retención (que es simultáneamente espacio público, parcela agrícola y parque); nodo de transporte público; y red de alcantarillado, iluminación y electricidad. El carácter multifacético de esta propuesta, claramente enmarcada dentro de un paradigma de acupuntura urbana, le valió el Tercer Premio en el tercer concurso internacional de la Fundación Holcim, reconocida por promover la construcción sostenible. El equipo paulista de MMBB también ha realizado algunas propuestas de investigación aplicada interesantes. Su proyecto “Vazios de agua” desvela la estrecha correlación que existe entre los sistemas de agua de San Pablo (particularmente sus reservorios) y la ocupación informal. Los reservorios, a menudo contaminados y cargados con desechos, han sido “atractores” para los asentamientos de auto-construcción y proveen, desde la óptica del manejo del agua en la ciudad, una constelación de potenciales nuevas centralidades conforme se los purifique y asocie con espacios y equipamientos públicos, como propone MMBB.

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Grotão, Paraisópolis, San Pablo, Alfredo Brillembourg & Hubert Klumpner, Urban-Think Tank. Río de Janeiro

RÍO DE JANEIRO: RETROACCIÓN

Otra ciudad brasileña que está poniendo a prueba proyectos de acupuntura urbana en sus favelas, como resultado de su preparación para recibir el Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, es Río de Janeiro. Es interesante que, en el caso de Río, algunas de las propuestas más llamativas surjan de la necesidad de proveer retroactivamente micro-infraestructuras de agua potable, energía y telecomunicaciones. Una de las diferencias fundamentales entre la “ciudad formal” y aquella “informal” es que, en la primera, el despliegue de infraestructura precede a la ocupación; mientras que en la segunda, el territorio se habita y la infraestructura, con suerte, llega después. Las zonas auto-construidas demandan enorme creatividad puesto que no es posible proveerles servicios siguiendo un modelo convencional, a priori. En esta medida, ofrecen una oportunidad perfecta para incorporar (retrofit) sistemas alternativos, sostenibles y micro-infraestructurales de provisión de servicios básicos (un cambio que será difícil y costoso implementar en las matrices de servicios de las zonas formales). El proyecto desarrollado por Nitsche Arquitetos Associados para la Urbanización de Rocina es un excelente ejemplo de cómo puede lograse una mejoría (upgrade) significativa en los barrios de auto-construcción, aprovechando las laberínticas áreas de circulación para incorporar la infraestructura que permita elevar considerablemente el nivel de vida de las favelas.

El precedente insoslayable de estos desarrollos es el programa Favela-Bairro, que arrancó en 1993 (varios años antes del despegue de Medellín) con el registro de las áreas de autoconstrucción que a pesar de su presencia física en la ciudad, no aparecían en los planos catastrales de Río de Janeiro. Fue el arquitecto y urbanista de origen argentino, Jorge Mario Jáuregui, quien formuló el programa como una alternativa que en lugar de favorecer los planes de erradicación de zonas aisladas y marginales dentro de la urbe, proveyó formas de intervención capaces de potenciar sus tejidos (que en Río alojan a aproximadamente un millón y medio de personas). Gracias a este programa se han llevado a cabo “intervenciones en más de 20 favelas a lo largo de más de una década”1. La táctica desplegada por Jáuregui y su equipo se enmarca dentro del patrón de intervención que caracteriza a la “acupuntura urbana” (en formulaciones lineales, puntuales o sinuosas) puesto que incorpora servicios sociales (centros culturales, de capacitación, comunitarios o deportivos, guarderías, etc.) en las zonas de auto-construcción. Las intervenciones públicas actúan como “estructuradores urbanos” o monumentos que cumplen funciones semánticas a la vez que suplen servicios necesarios y activan -como vórtices de desarrollo- nuevas centralidades. Dichas intervenciones se formulan con la participación activa de la comunidad y aprovechan vacíos o residuos para proveer espacios públicos. Además despliegan, de ser necesario, infraestructuras de transporte público, como el teleférico. El manejo de borde adquiere particular importancia en la integración de estos barrios que permanecían aislados, por centrales que fuesen desde el punto de vista de su ubicación. Esta propuesta de transformar las favelas en barrios le granjeó a Jáuregui el prestigioso Verónica Rudge Green Prize en Diseño Urbano que la Universidad de Harvard otorga a proyectos que contribuyen de manera positiva y significativa a mejorar el sector público de las ciudades, dentro de un espíritu humanista.

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Gimnasio Vertical. GV Chacao, prototipo, Mateo y Matías Pintó D´Lacoste. Caracas Venezuela

CARACAS: VERTICALIZACIÓN

No puede dejar de mencionarse en este espacio a la ciudad de Caracas, cuya propia versión de acupuntura urbana arrancó en el año 2001, con un original proyecto: el Gimnasio Vertical, cuya construcción culminó en el año 2004 (año en que Fajardo accedía al poder municipal en Medellín), para convertirlo en el prototipo de un sistema de gimnasios verticales prefabricados y adaptables, capaces de dar “pinchazos” infraestructurales en diversos barrios de auto-construcción. Ideado por el Urban Think Tank (Alfredo Brillembourg y Hubert Klumpner) y los hermanos Matías y Mateo Pintó D´Lacoste, el Gimnasio Vertical aprovecha un reducido espacio abierto en el barrio La Cruz del Chacao, para proveer áreas deportivas, recreativas y culturales gracias al apilamiento de una programación variada que permite suplir las necesidades de los ciudadanos del barrio (quienes participaron activamente en el proceso de diseño) en un ambiente seguro y de acceso universal, dentro de un área de implantación restringida. Este proyecto se distinguió por su polifuncionalidad y su estrategia seccional. Esta idea primaria ha sido adaptada, reinterpretada y expandida por el UTT que ha desarrollado variaciones del Gimnasio Vertical del Chacao para adaptarlas a diversos barrios de Caracas y el mundo, incorporando en sus más recientes versiones sistemas de generación de energía alternativa y captación de aguas lluvias. El gobierno municipal de Caracas ha erigido cuatro Gimnasios Verticales, cada uno con una programación que se adapta a las necesidades barriales. Al igual que en Río de Janeiro, la intervención programática se aprovecha como incorporación micro-infraestructural; y como en San Pablo, un ejercicio de diseño único, se estandariza para poder tener un impacto mayor en sus aplicaciones variadas. Esto permite que el concepto y la tecnología desarrollados para Caracas puedan ser transferidos a diversas geografías en el globo: Jordania, los Países Bajos, Nueva York…

En un mundo en el cual los barrios de auto-construcción, como lo deja claro el libro Planet of Slums, de Mike Davis, constituyen la modalidad urbana de mayor expansión, las contribuciones de la acupuntura urbana de América Latina, una región que viene enfrentando esta realidad desde los albores de su Modernidad, se vuelven significativas y transferibles más allá de los linderos de una urbe o región. El UTT supo reconocer el potencial de exportación de inteligencia local para aplicarla globalmente, gracias a que identificó en una respuesta única ideada para una condición específica, el potencial de aplicación universal adaptable a diversas realidades en el planeta. Por último, cabe anotar que el UTT también diseñó un sistema de metrocable que permitiese vincular los nuevos nodos de desarrollo en áreas marginales a diversos centros urbanos. La idea, a pesar de haber precedido a la de Medellín, no encontró eco en el gobierno nacional de Venezuela sino hasta mucho después de que Medellín inaugurara su sistema de transporte transversal. Más que consecuencia del “efecto Medellín”, Caracas despliega un desarrollo paralelo que no encontró la simbiosis de la voluntad política (una política de diseño) y la arquitectura con la prontitud y ubicuidad que caracterizó a Medellín.

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SANTA FE: REGIONALIZACIÓN

Es interesante que algunos gobiernos provinciales han replicado el modelo metropolitano de Medellín pero a nivel regional. La acupuntura “urbana” puede ser igual de eficiente a varias escalas: metropolitana, regional, nacional y continental. Su lógica actúa como la de un fractal, modelando los mismos principios y generando los mismos efectos en iteraciones de mayor o menor alcance. Ya lo logró Lerner cuando pasó de ser Alcalde de Curitiba a Gobernador de Paraná: para contrarrestar el excesivo éxito de su estrategia urbana, cuyas cualidades atrajeron a más pobladores de los previstos para Curitiba, desplegó la misma lógica que había renovado la ciudad, pero a escala del estado federal, pinchando con “atractores” análogos a los que actuaban de imán en la urbe, en las centralidades de Paraná que estaban perdiendo pobladores. La estrategia funcionó. Una misión similar se ha propuesto la provincia argentina de Santa Fe, cuya política pública ha sabido aprovechar la necesidad de proveer infraestructuras y equipamientos de salud, educación, seguridad, cultura y vivienda, para diseñar un mecanismo de acupuntura urbana regional que arrancó en el año 2007. Con esto, el Ministerio de Obras Públicas y Vivienda, desde su Unidad de Proyectos Especiales, asesorada por el arquitecto Mario Corea Aiello, espera revertir el proceso de fragmentación territorial que caracteriza a la provincia de Santa Fe. La estrategia es un híbrido del componente Bilbao de Medellín y la estandarización variable de San Pablo. Por una parte, propone la ejecución de proyectos emblemáticos seleccionados mediante concursos de anteproyecto, cuya arquitectura pueda convertirse en nodo de atracción y, por tanto, detonar renovación económica. Por otra, propone desarrollar, primordialmente desde su Unidad de Proyectos Especiales, “sistemas proyectuales tipológicos”, cuyo carácter estandarizado y reproducible pueda adaptarse a diversos territorios, escalas, contextos y programas que demandan un alto grado de normalización (hospitales, centros de salud, escuelas, comisarías), superando así la idea de prototipo o diseño que se replica con exactitud.

EL EFECTO RÍO

Dentro del cono sur, la experiencia de Río de Janeiro se ha convertido en otro vórtice importante de influencia.

BUENOS AIRES: OCUPACIÓN

La ciudad de Buenos Aires presenta condiciones de paisaje post-industrial bastante particulares, puesto que a diferencia de Medellín, Río de Janeiro, Caracas y Quito, no son las laderas el territorio sujeto a “invasiones” y auto-construcción, sino más bien los intersticios que decantan del despliegue de grandes infraestructuras de transporte o producción, algunas de las cuales han caído en la obsolescencia, en un territorio urbano relativamente plano. Este, por lo menos, es el caso de la Villa 31, un barrio de auto-construcción que ha sido sujeto de estudio en los talleres de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires. Fue en sus aulas que comenzaron a desarrollarse propuestas de urbanización e integración para la Villa 31, y que han culminado con proyectos como el desarrollado por Javier Fernández Castro, en colaboración con Jorge Mario Jáuregui. En ellos, no se ha recurrido a un proceso de erradicación y sustitución, sino que, al contrario, se ha decidido capitalizar sobre el tejido informal existente por medio de una serie de intervenciones puntuales típicas de la acupuntura urbana. La propuesta aprovecha la presencia de infraestructura de transporte público aledaña para interconectar al barrio con el resto de la ciudad. Al igual que en el programa Favela-Bairro, la programación y diseño de la Villa 31 han decantado de un intenso proceso de participación comunitaria. El arquitecto y urbanista Flavio Janches también ha propuesto, en colaboración con Max Rohm y estudiantes de la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de Harvard y la Academia de Arquitectura de Amsterdam, proyectos que ilustran los beneficios y la flexibilidad de las estrategias de acupuntura urbana en el contexto de Buenos Aires. Su lúdica propuesta para Villa Tranquila trae a la memoria otro de los precedentes significativos de esta estrategia: los playgrounds de Aldo van Eyck, ideados para responder a condiciones urbanas típicas de la post-guerra europea.

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Estación de tren de Chimbacalle, Quito

QUITO: INTERCONEXIÓN Y FRAGMENTACIÓN

Las lecciones derivadas de los procesos de acupuntura urbana en Medellín y Caracas son de particular relevancia para Quito, ahora que la ciudad atraviesa un momento histórico en su desarrollo con la propuesta de construir un sistema de transporte público subterráneo. Por una parte es vital recordar que la estrategia urbana de Medellín no fue improvisada: venía desarrollándose en los talleres de diseño arquitectónico y urbano que Echeverri y otros dictaban en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Pontificia Bolivariana, donde Echeverri dirigía el Grupo de Estudios en Arquitectura, y desde su plataforma, el Taller de Estudios y Proyectos del Norte. Su grupo de investigación enfocaba su trabajo en las zonas marginales y las laderas del norte de Medellín, precisamente aquéllas en donde se intervino cuando trabajó para la Alcaldía de su ciudad en la definición/ejecución del Proyecto Urbano Integral (PUI). Por otra, está claro que fue la convergencia entre un político independiente (procedente de la academia) y un académico que venía pensando, discutiendo y proyectando la ciudad con sus colegas y estudiantes, lo que permitió que Medellín se reinventara con tales aciertos y en tan poco tiempo (cuatro años). La convergencia de estas dos figuras en una sola persona, como ocurre en el caso de Lerner, es improbable; y la inteligencia urbana sin apoyo político activo fue lo que desaceleró la consumación eficiente de ideas pioneras en Caracas. En esa medida, talleres como el que ha dictado el arquitecto y urbanista Felipe Correa en el Graduate School of Design de la Universidad de Harvard permiten justamente reflexionar sobre una condición de transformación urbana súbita y profunda, como la que provoca la construcción de un sistema de transporte público, de manera que la oportunidad de reestructurar la ciudad pueda ser aprovechada desde el pensamiento y la reflexión, y que una estrategia coherente pueda desplegarse con eficiencia y rapidez de darse la convergencia sine qua non de toda acupuntura urbana exitosa: el encuentro entre voluntad política, inteligencia de diseño y recursos. La academia permite preparar a la praxis, de manera que la última no se convierta en una imitación pobre de la superficie de otras ciudades ni en la aplicación irreflexiva o apurada de una serie de obras que no se organizan en una constelación posible, razonada, coordinada, visionaria -puesta a prueba en el laboratorio que abren los espacios del mundo académico.

Como lo resume el título del libro “Una Línea en Los Andes”, la incorporación del Metro de Quito, desde su subsuelo, cambiará para siempre la faz de la ciudad: provee una oportunidad sin precedentes -y que difícilmente se repetirá a la misma escala en el futuro- para generar nuevas centralidades a lo largo y ancho de la urbe, quebrando, finalmente, la polaridad norte-sur que ha caracterizado a Quito desde que se inauguró a inicios del siglo XX la estación de trenes de Chimbacalle al sur de su Centro Histórico, detonando la percepción de un sur industrial y proletario, como antítesis de un norte residencial, comercial y verde –visión que fue reforzada por el Plan Jones Odriozola en 1942-45.

Esto lo sabe de sobra el arquitecto y urbanista Hernán Orbea, discípulo de Joan Busquets y gran amigo de Echeverri, quien fue contratado por el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (MIDUVI) para hacer un análisis de las condiciones de la infraestructura física del Estado ecuatoriano junto con una propuesta para su reestructuración. Los mapeos de Orbea arrojan una narrativa clara: desde que Ecuador nació como República, el espacio de su gobierno ha ido creciendo (rara vez decreciendo) de manera orgánica, informal, como una suerte de “favela” institucional, conforme han ido cambiando sus necesidades y posibilidades, reflejando los cortos auges y las agudas crisis que han incidido en la presencia institucional del Estado. La ausencia de un centro cívico organizado había sido conspicua para varios arquitectos urbanistas a lo largo de la historia de la capital. El primero en proyectar un Centro Administrativo para Quito fue el arquitecto praguense Karl Kohn, quien propuso en 1940 que se lo ubicara a lo largo de la que hoy es la Av. 24 de Mayo siguiendo una configuración monumental de plazas flanqueadas por palacios. Poco tiempo después, en su Plan Regulador (1942-1945), el arquitecto uruguayo Jones Odriozola propuso que las instituciones del estado se coordinaran en un Centro de Gobierno ubicado en la zona del Parque La Alameda. De su propuesta se concretaron el Palacio Legislativo y el Palacio de Justicia, cuyo emplazamiento mantiene el sugerido por el Plan para aprovechar las vistas y la situación simbólica que provee el promontorio natural ubicado entre los parques de La Alameda y El Ejido. El Plan Director de 1967 trasladó la proyección de un Centro de Gobierno Nacional al sur del Parque La Carolina, y con esa política se implantó en primer lugar el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (MAGAP).

Cada plan fue dejando vestigios de un “Centro de Gobierno” que nunca llegó a concretarse y contribuyó a la dispersión caótica de los equipamientos institucionales a lo largo y ancho de la ciudad. Consciente del impacto negativo que una falta de coordinación espacial ejerce tanto en la eficiencia laboral como en las arcas del Estado, el gobierno de Rafael Correa solicitó que se realice un estudio de las condiciones, ubicaciones e interrelaciones de todos los espacios en los cuales el Estado se aloja. En base a este estudio, Orbea, en colaboración con interlocutores ministeriales, proyectó una alternativa de reestructuración brillante: en lugar de proponer concentrar, una vez más, todas las instituciones del Estado en un mega Centro Cívico al estilo, por ejemplo, del que posee Bogotá, argumentó que la reorganización del espacio físico del gobierno ofrece una oportunidad perfecta para generar nuevas centralidades y distribuir las inversiones y recursos públicos. Orbea propuso que se generen siete centros cívicos a lo largo de la espina dorsal que estructura la ciudad: tres en el norte, uno en el centro histórico y tres en el sur. En lugar de Centros Cívicos a las nuevas centralidades se las ha reformulado como Plataformas Gubernamentales y el proyecto avanza bajo la dirección del Servicio de Gestión Inmobiliaria del Sector Público (Inmobiliar) en su nueva versión, con tres plataformas ubicadas en el norte de Quito y otras dos en el sur (la sede de una sexta fue trasladada a Guayaquil). Cuatro de ellas ya fueron diseñadas mediante concurso público de anteproyectos: la Plataforma Gubernamental de Gestión de Desarrollo Social, a cargo del arquitecto cuencano Boris Albornoz y su equipo, a ser erigida en Quitumbe; la Plataforma Gubernamental de Gestión de Sectores Estratégicos y la Plataforma Gubernamental de Gestión de Empresas Públicas, ambas a cargo del arquitecto quiteño Esteban Jaramillo y su equipo, a ser construidas en el sector de La Pradera, al sur del Parque La Carolina; y la Plataforma Gubernamental de Gestión Financiera, implantada en el sector norte del Parque La Carolina, a cargo del arquitecto quiteño Francisco Naranjo y su equipo. De mantenerse el plan de ubicar la Plataforma de Gestión de la Política (Presidencial) en el sur de Quito, Ecuador habrá cumplido con el sueño de varios filósofos como Leopold Kohr (el padre de la teoría “small is beautiful”) de trasladar el centro mismo de gobierno para que habite entre quienes históricamente han sido los más descuidados. Este es el caso de los habitantes de gran parte de los barrios del sur de la capital ecuatoriana, donde la auto-construcción y la gestión familiar de la supervivencia han construido uno de los mantos urbanos más activos del país. Es previsible que la estrategia de acupuntura urbana de Ecuador también encontrará su lugar en la historia de los proyectos exitosos de acupuntura urbana de América Latina, garantizando la oferta y calidad de espacios públicos y proyectos emblemáticos articulados orgánicamente a través de un medio de transporte público y masivo como el Metro.