Junio – Julio 2025
El país empieza a despertar. Ecuador atravesó un proceso electoral con madurez y esperanza, y manifestó su voluntad con absoluta e indiscutible claridad. La reelección del presidente Daniel Noboa marca una continuidad política que provocó un cambio de ánimo colectivo. Por primera vez en mucho tiempo se perciben vientos de estabilidad, de rumbo definido, de sensatez. Esto, en un país que ha vivido sacudidas constantes, no es poca cosa.
El optimismo, esa sensación escasa en épocas de incertidumbre, empieza a aparecer en las conversaciones cotidianas, en el lenguaje de todos los sectores de la economía y en la actitud de los ciudadanos. Es evidente que algo ha cambiado. Ya no caminamos lento, emocionados damos el siguiente paso, lo hacemos con la mirada en alto, sonriendo al horizonte, porque es ahí donde vemos nuestro futuro.
El gobierno inicia este nuevo período con una Asamblea Nacional en la que tiene, por fin, mayoría sobre la oposición. Eso no solo garantiza gobernabilidad, sino también agilidad. Finalmente los asambleístas trabajarán todos los días, como corresponde en una democracia que se respeta, y como lo hacemos todos los ecuatorianos. ¡40 horas! El mensaje es claro. No hay espacio para la inercia politiquera ni para la indolencia, el país exige acción, y la exige ahora.
El presidente, en su discurso de posesión, afirmó que su intención es construir 200.000 viviendas en estos cuatro años de gobierno. Tomó la delantera con este positivo anuncio que no solo atiende uno de los principales problemas de los sectores más vulnerables de la población, sino que, además, es un generador de empleo y desarrollo económico a gran escala. La empresa privada está lista para acompañar esta iniciativa.
Siguió la ley económica urgente enfocada en controlar los activos del narcoterrorismo para frenar la inseguridad que tanto nos ha golpeado estos últimos años. Otra señal potente que muestra decisión y voluntad firme para enfrentar, con inteligencia y legalidad, la raíz del problema. Más allá de que recuperar la seguridad es una prioridad política, también permitirá a la ciudadanía vivir y trabajar en paz.
Hoy el país necesita reconstruirse desde la confianza, y la confianza se genera cuando hay señales claras, coherencia en las decisiones, responsabilidad en el discurso y sensibilidad ante las necesidades reales de la gente. Eso es lo que empieza a gestarse, a sentirse. Habrá errores, sin duda; habrá obstáculos, por supuesto; pero la hoja de ruta que está trazada es más firme y clara que la que hemos tenido los últimos años.
Pero no nos equivoquemos, este no es el punto de llegada, es el punto de partida. Estamos en un buen lugar para arrancar, porque cuando un país empieza a creer en sí mismo ya ha recorrido la mitad del camino hacia su recuperación. Lo que dijo el presidente Noboa en su discurso de posesión es un llamado a la acción: “las dificultades las hemos enfrentado juntos, las oportunidades las creamos y las aprovechamos juntos”.
¡Manos a la obra!
Carida Vela