LA FOTOGRAFÍA COMO EXPRESIÓN ARTÍSTICA

Hay quienes aseguran que la fotografía es un arte, otros lo niegan. Lo cierto es que los fotógrafos tienen vena artística. La cámara fotográfica, como el pincel y el lienzo, es la vía que transmite inspiración, y se ha convertido en una herramienta imprescindible para que los artistas de la reproducción de imágenes expresen sentimientos y emociones.

Para hacer fotografía artística es necesario tener dominio sobre la composición, la técnica y el tiempo; sobre volumetría, espacios e iluminación. Es necesario sentir la foto, respirar el ambiente y absorver la energía, para transmitir la esencia de la imagen retratada.

Los entendidos concuerdan en que una fotografía artística, lo será, cuando pueda ser evaluada tanto por su realización, como por el concepto que quiere transmitir ante la mirada del espectador.

Claudia Palacios, protagonista de estas páginas, se describe a sí misma como “artista visual que trabaja entre Miami y Nueva York. Actualmente me he centrado en crear collages digitales combinando fotografía y diseño gráfico, Explorando un enfoque nuevo y dinámico hacia la fotografía artística.”

¿Cuál fue tu inicio en esta profesión?

Mi interés empezó en la secundaria cuando tuve mi primera clase de fotografía. Mi profesora era Ileana Viteri, con quién estudié Historia del Arte en la Universidad, y luego trabajé en su galería de arte. Inicié mis estudios de fotografía en Art Center College of Design en Pasadena, California. Después de trabajar varios años en Quito, me trasladé a Nueva York donde continué mis estudios en International Center of Photography. Tuve la oportunidad de aprender de grandes fotógrafos que he admirado durante mi carrera. Allí logré exponer mi trabajo en la Galería de ICP, y en el libro SHIFT que se publica anualmente sobre la exhibición.

¿Cuánto tiempo en fotografía profesional?

Hace más de ocho años que trabajo en el ámbito de la fotografía. Como productora de fotografía, estilista de comida, moda, sets, y como fotógrafa como tal. Durante este tiempo he logrado trabajar con gente muy influyente en el mundo del arte, donde la labor en equipo ha sido de las mejores experiencias. Ver cómo el trabajo toma forma y es publicado para que el mundo lo vea, es muy enriquecedor.

¿Qué fotógrafos contemporáneos te llaman la atención?

La espontaneidad de las obras de Robert Rauschenberg siempre han sido mi punto de partida en cuanto al collage. La narrativa de Hannah Höch, que cuestiona los ideales de la humanidad. Las paletas de color de David Hockney en sus pinturas. La simplicidad, que a la vez es muy compleja, en las fotografías de William Eggleston.

¿Cuáles son tus fortalezas? 

La constante observación y estudio de luz y sombras que son reflejadas a mi alrededor en el día a día. Siempre estoy consciente de los colores, y cómo la luz cambia a ciertas horas del día. Hasta los días que no cargo mi cámara, mantengo un diario fotográfico en mi celular, capturando objetos comunes y haciéndolos únicos. Considero que la iluminación en la fotografía es lo más importante, ya que de la luz nace la imagen.

¿Mezclas distintas disciplinas en la fotografía?

He trabajado con distintos medios fotográficos, pero lamentablemente la fotografía análoga ha perdido popularidad, y por ende no existen muchos laboratorios que te permitan procesar a ti mismo. Dentro de mi archivo tengo muchas fotografías análogas, en blanco y negro, y a color. Tienen un valor muy especial ya que es muy difícil tener dos copias exactas de la misma imagen, por el proceso manual. En mis collages combino fotografía digital, análoga, recortes, entre otros materiales.

¿Cómo describes tu trabajo?

Mi trabajo es un diario experimental, un lugar para destilar y transformar mis experiencias en algo significativo. Por ejemplo, el proceso del collage empieza desde que guardas, buscas, coleccionas y adquieres cosas que las sacas de su contexto original y les das una nueva razón de existir.

¿El proceso de colección de cosas?

Voy coleccionando fotos, recortes, joyas y fragmentos que me transportan a un espacio intangible. Luego esa multiplicidad es transformada a un encuadre físico, dónde se cuestiona la realidad.

¿Y la selección?

Meticulosamente escoges las piezas y organizas las capas para crear algo nuevo. Como un accidente metódicamente arreglado. Cuando trabajo con collage estoy creando espacios desconocidos. A través de mi interpretación, se convierten en pequeños altares atemporales que simbolizan momentos de mi vida.

¿Es tu forma de expresar?

Mi proceso de creación nace de la observación, junto con los recuerdos y memorias coleccionadas. Cuando creo desde la emoción, es como vivir una terapia, es más como un proceso meditativo.

¿Planificas el resultado o es algo espontáneo?

Nunca empiezo sabiendo cuál será la imagen final, lo dejo mucho al azar, pero a la vez cada pieza tiene un valor o significado. Admiro la naturaleza efímera de las superficies, tanto en la imagen impresa como en la condición humana. Al superponer imágenes dentro de un espacio físico correspondiente, se obscurece la relación entre las dimensiones, dando presencia al misterio y las revelaciones.

¿Lo entiende el público?

Para el espectador, la interpretación es subjetiva, pues mi narrativa personal no se llega a revelar completamente. Esto abre la puerta a que el público viaje por cada obra y cada detalle, formando su propio criterio ante el significado. Es un proceso, una comunicación libre entre el artista y el espectador.

¿La línea comercial de tu trabajo la realizas desde tu estudio de fotografía?

Trabajo desde mi casa, y armo los sets que necesito en cualquier espacio que tenga buena luz. Pero cuando necesito un espacio de estudio, trabajo en el estudio de arte de dos amigas artistas en Little Haití. Normalmente mi estudio son las calles y las paredes de dónde me encuentre.