Por Gabriela Paz y Miño, Corresponsal en España
Fotografías cortesía del Ajuntament de Barcelona
Una red verde, que conecta los espacios naturales de la ciudad; sus parques, jardines, aceras arboladas, riberas verdes… crece silenciosa y lentamente en Barcelona. La visión de las autoridades de la capital catalana y un plan con estrategias a corto, mediano y largo plazo, enmarcadas en el Plan Verde (Pla Verd, en catalán) están haciendo que esta urbe “reverdezca” año a año y se convierta en un espacio cada vez más sostenible.
La Ciudad Condal no se encuentra en la lista de las ciudades más verdes de Europa, (si se piensa en metros cuadrados de áreas verdes por habitante), pero Barcelona es una de las urbes destacadas como modelos de planificación sostenible. El reconocimiento otorgado por la ONU en 2021, coloca a la capital catalana en una lista de urbes cuyo diseño y crecimiento está enfocado en mitigar el impacto de la crisis climática y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Ljubljana (Eslovenia), París (Francia), Munich (Alemania) son los otros tres proyectos europeos que destaca la ONU en su informe, que incluye también a Seúl, Medellín, Toronto y Guangzhou.
Mantenimiento de jardines verticales
¿Qué tienen en común ciudades tan distantes geográfica y culturalmente tan dispares? Pues, la visión de sus autoridades para diseñar proyectos urbanísticos que las proyectan como espacios amigables que permiten un mayor acceso de sus habitantes a la naturaleza, beneficiando su salud física y mental.
“Oasis” de verde en medio del tráfago urbano
En Barcelona viven 1.660.435 personas. La ciudad, conocida en el mundo por su historia y su fantástica arquitectura, es también una urbe comprometida con la conservación y mejora de su infraestructura ecológica, en beneficio de sus ciudadanos y en la lucha contra el cambio climático. Detrás de ese compromiso hay una herramienta concreta y sólida: el Plan Verde y de la Biodiversidad 2020, una estrategia integral que busca transformar a la capital catalana en un modelo que fomente la biodiversidad y armonía con la naturaleza.
Expresiones artísticas al aire libre
La “Ciudad Condal” tiene un encanto único. Aunque es una urbe moderna, diversa y cosmopolita, en la que diariamente conviven miles de habitantes locales con riadas de turistas y gente que llega por trabajo o negocios, sigue teniendo un espíritu amigable y, en algunos barrios, incluso los encantos de un pueblo pequeño.
Al caminar por sus grandes avenidas y levantar la mirada, se pueden encontrar maravillas modernistas famosas como la Casa Batlló, la Pedrera o la Sagrada Familia. Pero también se pueden hallar pequeños “respiros” como áreas de juego para niños o zonas peatonalizadas que han dado paso al verde. Sus calles, parques, sus balcones (capítulo aparte para quien gusta de la arquitectura); su puerto, sus vitrinas con decoraciones sorprendentes; sus pequeños rincones llenos de historia; su paisaje en el que se combina el misterio de callejones secretos con la amplitud del horizonte del sexto puerto más grande de Europa, la convierten en una ciudad con un espíritu único.
Vista aerea de paseo de Gracia
Pero, para quien la recorre a diario o de tanto en tanto, hay algo más que Barcelona revela poco a poco. ¿No es sorprendente descubrir que en una rotonda de uno de los ejes viales más complicados de la ciudad Las Glories- se ha “plantado” un espacio verde en el que se reproducen los hábitats de un bosque mediterráneo a pequeña escala, con jardines de lluvia, plantas nativas, espacios de juegos para niños, áreas para perros y zonas deportivas? ¿O encontrarse con un jardín histórico (el Laberinto de Horta), que data de 1800, que fuera lugar de descanso de monarcas y que tiene un gran laberinto de árboles para perderse y jugar; además de esculturas, canales, cascadas y fuentes? ¿O simplemente hallar, cada tanto, pequeños parques con bancos y enormes árboles que dan sombra y parecen detener el tiempo, en medio del tráfago de las avenidas y calles que los rodean?
No se trata de espacios aislados, aunque originalmente quizás lo fueran. Detrás, hay una cuidadosa planificación que responde a un objetivo: lograr una red de conectividad ecológica que facilite el acceso a estos pulmones naturales y “democratice” el verde, en toda la ciudad.
Palmera datilera
Un Plan para la conectividad ecológica
La interacción entre la naturaleza y la ciudad y la creación de una red verde, para que la población vegetal y animal residentes puedan interactuar, son dos de las bases de la estrategia diseñada por las autoridades locales.
El Plan del Verde y de la Biodiversidad de Barcelona 2020 es un proyecto a gran escala, que proyecta aumentar un metro cuadrado verde por cada habitante, hasta 2030. Eso significa: 160 hectáreas de nuevos espacios verdes en Barcelona, y la mejora sustancial de la calidad de vida de quienes habitan esta ciudad europea. Y esto último no son solo palabras: la OMS recomienda que en las ciudades haya al menos 10 o 15 m2 de áreas verdes por habitante. Barcelona, por ahora, tiene 7.
Espacios para movilidad alternativa
¿Por qué tanta importancia al verde en una ciudad? Porque los espacios verdes regulan la temperatura y la humedad, además de producir oxígeno, amortiguar los ruidos, filtrar la radiación y absorber los contaminantes. Pero, además, tienen efectos psicológicos y beneficios para la salud mental: contribuyen al relax y a la distensión, y fomentan la práctica del deporte, los paseos o el ocio sano.
El Plan del gobierno catalán es que el verde tenga mucho más protagonismo y se convierta en el elemento central de otras políticas urbanas como la movilidad, la salud pública, la sostenibilidad e incluso los derechos sociales y la cultura. “Se trata, pues, de incrementar la superficie verde, sobre todo en los barrios menos dotados de esta, para garantizar una distribución equitativa de los servicios y beneficios que aportan el verde y la biodiversidad. Beneficios como la mejora en el bienestar físico y psíquico, los espacios de esparcimiento y descanso que proporciona y la interacción con la naturaleza. Pero también beneficios ambientales, como la mitigación de los efectos del cambio climático, la disminución de la contaminación atmosférica y acústica e, incluso, la generación de actividad económica”, se puede leer en el plan oficial.
Vista general de la zona de juego infantil
“La suma de todos los espacios —naturales o ajardinados, grandes o pequeños, públicos o privados, simples o complejos— forma el sistema verde de la ciudad, constituido por espacios naturales abiertos, espacios fluviales, bosques, parques, jardines, plazas, huertos, calles arboladas, verde en la calle, estanques y cubiertas y muros”, según el diagnóstico.
Otra ventaja: Barcelona alberga una biodiversidad considerable. Según los expertos que diseñaron el plan, tanto la flora y fauna autóctona como la exótica están bien representadas en la ciudad. Algunas de las especies son de especial interés o están protegidas.
Optimización de lo existente
El Plan Verde parte de un mapeo de los espacios verdes de la ciudad. ¿El objetivo? Hacer un diagnóstico que permita saber con qué cuenta Barcelona y cómo conectar los distintos espacios en una sola red ecológica. El punto de partida es favorable pues la capital catalana tiene una situación geográfica estratégica, rodeada por dos ríos, el litoral marino, la montaña de Montjuic y la Sierra de Collserola. “Todo ello forma un mosaico de cultivos, prados secos, montes bajos, maquías, pinares, encinares con robles, vegetación de ribera, etc “, se puede leer en el plan.
Una de las claves de este diseño urbano es lograr la conectividad de las áreas verdes, creando una “red verde”; y la “renaturalización” de la ciudad. ¿Cómo? A través de los llamados “corredores verdes”, es decir franjas con presencia dominante de vegetación, dedicadas al uso exclusivo o al menos prioritario de peatones y bicicletas, dentro de la trama urbana, para hacerla más “amigable”, saludable y natural. Paralelamente, se trabaja por “renaturalizar” todos los espacios posibles, desde solares desocupados, hasta cubiertas, azoteas, muros, patios, balcones… y, en general, todo aquello que pueda disponer de flora y fauna, o que pueda convertirse en un huerto o espacio verde urbano.
Juegos infantiles en parques públicos
A partir de esas dos grandes conceptos y de diez líneas estratégicas, se desarrollan una serie de acciones como controlar la flora exótica, diversificar las especies de árboles, fortalecer los espacios verdes existentes y potenciar su función de hábitat, crear jardines de temporada en plazas urbanas, promover el silencio en los parques para disfrutar de los “paisajes sonoros”, impulsar la agricultura ecológica en espacios urbanos, potenciar los espacios verdes como lugares educativos y de conocimiento, y elaborar una estrategia global de educación y comunicación sobre la importancia del verde y la diversidad, entre otras.
Los pilares del plan para “reverdecer” Barcelona
Barcelona cuenta con una red formada por 34 parques distribuidos en 25 municipios. En total, ocupan una superficie total de 200ha. Se trata de lugares de valor natural, ambiental y paisajístico con una importante función social. Además, hay más de 800 espacios públicos dedicados al juego infantil, no todos son áreas verdes estrictamente; algunos son espacios ubicados secuencialmente a lo largo de los parterres o aceras de las grandes avenidas.
Red verde y renaturalización de la ciudad
La red ecológica busca articular los parques de la ciudad con espacios naturales, jardines históricos y playas metropolitanas, y establecer relaciones y continuidad con itinerarios a pie o en bicicleta. El diseño de una Barcelona cada vez más verde tiene hitos a corto, mediano y largo plazo. Los pilares del Plan Verde incluyen aspectos relacionados con movilidad, urbanismo, participación ciudadana y otros aspectos importantes relacionados a la vida y crecimiento de una urbe.
Cinco espacios verdes emblemáticos de Barcelona
1.- El Laberinto de Horta: un espacio mágico, lleno de historia y misterio, en el que los visitantes pueden volverse niños por un momento, para esconderse entre los “muros” verdes que forman los árboles, en el laberinto. Se trata de una de los sitios más tranquilos y silenciosos de la ciudad, ideal para dar un paseo y pasar un momento tranquilo, recorriendo los pasadizos de árboles, parterres, placitas, fuente, cascadas y los desniveles en los que se develan esculturas y estanques. Esta joya arquitectónica data del siglo XVIII y se dice que es el espacio verde más antiguo de Barcelona. Su atractivo, además del laberinto. es el jardín neoclásico, escalonado en tres terrazas aledañas a su palacio de elementos neoárabes y neogóticos.
Huertos urbanos
2.- Parque de la Ciutadella: fue el primer parque público de Barcelona, construido sobre la antigua fortaleza de la ciudad a finales del siglo XIX, en el Distrito de Ciutat Vella. Sus 17 hectáreas ofrecen muchas oportunidades para el relax y las actividades físicas o culturales. Por donde se camine, los árboles centenarios dan sombra y ofrecen un ambiente natural privilegiado. Pero además, el parque tiene edificios del siglo XIX convertidos en museos; una cascada monumental, un lago con barcas de remos y paseos con numerosas esculturas. Además, comparte espacio con el Zoo de Barcelona.
3.- Jardines de Mossèn Cinto Verdaguer: reconocido como uno de los más bonitos de toda Barcelona. Está situado en la montaña de Montjuic y es un espacio especialmente colorido, por la combinación de plantas bulbosas, rizomatosas y acuáticas que habitan en él. Además, ofrece una vista privilegiada de Barcelona, con el paisaje del mar e incluso del Montseny, una de las montañas icónicas de la zona.
4.- Parque Diagonal Mar: es el segundo parque más grande de Barcelona. Da la impresión de ser un oasis en medio de una de las zonas de rascacielos de la ciudad. Con colinas de césped, vegetación exuberante, un diseño de mobiliario inspirado en las olas, este espacio conecta con el mar y está ubicado cerca de uno de los principales centros comerciales de la ciudad. También es uno de los lugares preferidos por los runners, por su recorrido llano y sus puentes.
Integración social en áreas de recreación
5.-Parque Fluvial del Besòs: se trata de un espacio público diseñado a lo largo de los últimos 9km del cauce del río Besòs, desde la confluencia con el río Ripoll hasta desembocar en el Mediterráneo. Tiene una superficie de 115 hectáreas y es uno de los espacios verdes más importantes por su ubicación, que conecta las ciudades de Barcelona, Santa Coloma de Gramanet, Sant Adrià de Besós y Montcada i Reixac.