Por: Natalia Gandarillas

Fotos de la obra: XXBAQ 2016, Casa RDP, proyecto de Daniel Moreno Flores y Sebastián Calero Larrea

La Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito (BAQ) es uno de lo eventos más significativos a nivel nacional y regional dentro del ámbito de la arquitectura y sus áreas relacionadas. La BAQ se realiza en la ciudad de Quito cada dos años, desde 1978, y en noviembre pasado el Colegio de Arquitectos de Ecuador Provincial de Pichincha realizó la XX edición de este evento cuya temática central fue “Aula útil. La buena práctica en la academia”.

Durante la semana de la BAQ se realiza un prestigioso concurso de talla nacional e internacional, tanto para profesionales como para estudiantes. El concurso para profesionales, desde hace varias ediciones ha estado constituido por seis categorías, siendo la de diseño arquitectónico la primera de ellas. En la BAQ2016 esta categoría contó con un jurado de cinco arquitectos de varias nacionalidades, quienes en su veredicto otorgaron como uno de los cuatro ganadores nacionales al proyecto “Casa RDP” de los jóvenes arquitectos Sebastián Calero y Daniel Moreno Flores.

Daniel Moreno Flores y Sebastián Calero

Daniel Moreno Flores y Sebastián Calero

Sebastián Calero es arquitecto graduado en la Pontifica Universidad Católica del Ecuador – Quito (PUCE) en 2004 y realizó una maestría en Proyectos Arquitectónicos Avanzados en la Universidad Politécnica de Madrid, España. Actualmente, Calero es docente de la Facultad de arquitectura, diseño y artes de la PUCE y ejerce la arquitectura de forma independiente.

A su vez, Daniel Moreno Flores es arquitecto de la misma universidad, graduado en la promoción de 2007. Es maestrante por la Universidad de Buenos Aires en la Maestría de Diseño Arquitectónico Avanzado. Actualmente Moreno trabaja de forma independiente en su propio taller de arquitectura, y comparte el espacio de trabajo con un grupo creativo de siete profesionales de las ramas de diseño y arte, junto con otros arquitectos.

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Daniel, cuéntanos sobre tu acercamiento a la arquitectura…

Desde muy pequeño me interesé por saber cómo funcionaban las cosas. Durante mi infancia investigaba cómo se movían las máquinas y los objetos. Recuerdo que disfrutaba elaborar maquetas de aviones, casas y sistemas complejos con mucho detalle para entender su funcionamiento. Durante los últimos años de preparación académica y los primeros cuatro como profesional, tuve la oportunidad de trabajar con el reconocido arquitecto español José María Sáez (Premio Diseño arquitectónico BAQ2012). Con Sáez aprendí mucho sobre el estudio de recursos y los sistemas que permiten la simplificación de los procesos constructivos. Posteriormente trabajé de manera independiente y también con varios colectivos de arquitectura. Durante este periodo tuve a cargo trabajos de bajo presupuesto y de reutilización de materiales, experiencias que me permitieron entender con más profundidad los procesos constructivos y la gestión de recursos para su re-uso.

Mi arquitectura tiene una permanente búsqueda lúdica. Me interesa que la arquitectura que construyo tenga siempre un par —usuario— que pueda desarrollarse como co-jugador del espacio para que éste tome vida. Para mí, la arquitectura no está acabada hasta que el ser humano participa de ella. Por lo que, para alcanzar la máxima interacción entre usuario y arquitectura trabajo sin prejuicios, con libertad de pensamiento, en usos varios y objetos concretos con formas abstractas, así como la interacción a través de la materialidad, las estructuras y los espacios.

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Sebastián, ¿qué experiencias han influido para producir tu propio lenguaje arquitectónico?

La conexión con la arquitectura nace en mí desde muy pequeño. Mi familia es de la provincia de Bolívar, viví en Quito solo hasta los quince años, cuando fuimos a vivir en Guaranda. Esta relación entre la ciudad grande, la ciudad pequeña y el trayecto que las une —Panamericana Sur— ha llevado a vincularme a contextos diversos desde niño. La Panamericana Sur ha sido desde siempre un viaje que me provoca ir decodificando toda la información que esconde en cuanto a colores, texturas, fragmentos, despieces, cosas inacabadas, ruinas… e ir entendiendo un contexto cambiante en el que encuentras una serie de escenas incompletas.

En este contexto, mi experiencia con la arquitectura, en sus inicios, ha sido el resultado de una escuela de formación muy autodidacta y personal. Estas experiencias me han servido para producir una arquitectura cuyo discurso está estructurado desde la construcción de todas estas “constelaciones” por medio de imágenes, objetos, vivencias y otros.

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 ¿Cómo se dio la alianza entre ustedes para trabajar juntos en la Casa RDP?

Daniel y yo nos conocimos en un taller internacional de arquitectura en el que participamos como docentes. A partir de eso, mantuvimos largas conversaciones para encontrar la forma de hacer una alianza creativa en la que pudiéramos juntar fuerzas, intereses y “obsesiones” —retos— que todos los arquitectos tenemos. El vínculo que nos unió para desarrollar juntos este proyecto y otros, fue que a los dos nos interesaba trabajar con sistemas en donde la arquitectura es construida como un todo, en donde cada una de las partes tiene un común. No puedes quitar uno de los componentes porque se desmorona todo el proceso de creación. Somos muy meticulosos en nuestra metodología de trabajo, terminar un proyecto requiere de mucho esfuerzo, pero en el proceso nos divertimos mucho.

¿Cómo empezó el proyecto Casa RDP?

En 2014 arrancamos con tres proyectos, uno de ellos fue Casa RDP. Se trabajó con un grupo extenso de pasantes en el que hubo una participación muy activa. En el proceso de creación nos preocupamos de desarrollar el proyecto de tal forma en que pudiéramos entenderlo en su totalidad. Se dibujó a mano y se elaboraron una vasta cantidad de maquetas de estudio a gran escala. El proceso duró ocho meses debido a su complejidad, estábamos claros en que el proyecto debía armarse sobre la base de un discurso que conectara diversos elementos entre sí, todos interdependientes. Cuando existían cambios, todo el proyecto mutaba.

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¿Qué papel jugaron los dueños?

El más importante. Fueron las piezas clave para el desarrollo del proyecto. Para nosotros era muy importante construir este proceso junto a ellos. Esto se consiguió a partir de mucho diálogo e intercambio de ideas. Necesitábamos conocerlos e irlos descifrando para poder cumplir sus sueños y expectativas. Los dueños tenían sus anhelos, querían habitar en contenedores. Además, son aficionados por los objetos utilitarios, como las máquinas de reloj y los carros 4×4, en los que todas sus piezas tienen un significado y un uso. Para el proyecto estos elementos fueron cruciales. Los dueños y nosotros nos interesamos en crear una casa que pudiera despiezarse y en la que todos sus sistemas fueran muy legibles.

¿En dónde se sitúa la Casa RDP?

En en el sector La Morita, en el Valle de Tumbaco, sobre un terreno familiar, en un entorno en el que aún prevalece la ruralidad. La casa se construyó sobre este terreno en el que aparentemente la topografía es plana, sin embargo, tiene una leve pendiente sobre la que quisimos que la casa se vaya adaptando con sutileza. Para nosotros era muy importante intervenir con lo “justo” en el terreno, para respetar al máximo el entorno.

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¿Cuáles son los sistemas que hacen la Casa RDP?

Toda la casa es un gran sistema. Los contenedores están organizados estratégicamente, y provocan un juego de gravedad y contrapesos con la ayuda de vigas metálicas y cables de acero. El proyecto está compuesto por ocho contenedores, siete asentados sobre plataformas de hormigón y uno superior apoyado en la cubierta, los cuales van conformando los espacios y a su vez confinando la estructura de la casa. A los contenedores nos interesaba modificarlos lo menos posible para que funcionen no solo como elemento estructural, sino también como contenedor de espacios menos privados, como baños y cocina. Sobre éstos se apoya un sistema de vigas metálicas, soportadas por elementos reforzados, que permiten tener grandes luces y jugar con la integración de los espacios interiores y exteriores de la casa, a través de volados techados que salen de esta. En los espacios entre contenedores se sitúan los dormitorios, cuyo sistema estructural permite que estén colgados.

A su vez, la materialidad de los elementos empleados en el proyecto jugó un papel protagonista en el espacio. Por una parte, se decidió despintar todos los contenedores con el fin de encontrar la esencia del metal y evidenciar la historia del objeto, y por otra, usar hormigón alisado en los pisos de las áreas sociales. Las áreas privadas están recubiertas de madera para humanizar los espacios.

Los momentos en la BAQ2016….

Decidimos participar en la BAQ2016 porque nos interesaba principalmente compartir la experiencia que tuvimos en el proyecto que fue enriquecedora. No esperábamos ganar, la competencia en la BAQ siempre es muy fuerte ya que hay profesionales muy valiosos en el país, y cada uno tiene su manera de afrontar los retos de cada proyecto. Sin embargo, sabíamos que el proyecto tenía potencial y de alguna forma había cierta certeza de que podía ser valorado, y sin visualizarlo, el reconocimiento llegó. Fue una experiencia muy emotiva.