Sensible, carismática y divertida, así es Romina Miraglia, una exitosa emprendedora especialista en el adiestramiento canino. El amor y devoción que desde pequeña sintió por los perros, la llevaron a descubrir su verdadera vocación. Y sin duda alguna, decidió enfocar su vida y carrera alrededor de ellos.  

Al poco tiempo de terminar sus estudios en la Starmark Academy en Texas, una prestigiosa escuela de entrenamiento profesional de canes retornó a Ecuador para incursionar en un país donde aún no existía esta práctica.  

Sorprendida por esto, rápidamente introdujo su conocimiento en Guayaquil, ciudad donde reside junto a su esposo, hijo, y dos perros: Dylan y Lacey. Su trabajo comenzó a fluir ágilmente, y entendió que la demanda por un entrenador de perros especializado era muy alta. Vio la oportunidad y supo aprovecharla. Poco a poco, forjó la marca de su nombre, posicionándose como una de las más cotizadas entrenadoras de la urbe.  

En su día a día, Romina mantiene una rigurosa rutina, la cual comienza en una caminata con sus perros. Poco después, empieza el trabajo con sus clientes, proporcionando exclusivos servicios de adiestramiento. Y durante la tarde, regresa a su hogar, donde dedica tiempo a su familia y a la crianza de su hijo.  

El primordial ingrediente en su trabajo es simple pero imperativo: el adiestramiento es un trabajo que se debe realizar en conjunto con la familia. La clave es establecer lazos de confianza y comunicación, en los cuales el can comprenda las necesidades del amo, y donde el dueño integre una rutina adecuada para alcanzar el mayor potencial de su mascota.  

Romina se basa en tres pilares fundamentales: la estimulación física, mental, y la comunicación. El primero se refiere a como el ejercicio promueve el desarrollo del can, permitiéndolo liberar estrés, divertirse, y, sobre todo, lo mantiene activo y saludable. Una caminata, por ejemplo, puede ayudar a que la mascota socialice con otras, tornándose más amistoso y mejorando su carácter.  

En cambio, la estimulación mental puede ser en muchos casos la necesidad más importante, y consiste en poner a trabajar la mente del perro a través de prácticas de obediencia y enseñanza de trucos. Por ejemplo, se coloca comida adentro de un juguete y el perro debe descifrar como obtenerla. Estas actividades lo cansan mentalmente y lo mantienen distraído. Son una excelente alternativa cuando no es posible sacarlos a pasear. Por otra parte, la comunicación es simplemente el establecimiento de reglas claras para que la mascota disponga de instructivos ordenados, y entienda cuál es el límite de sus permisos.  

Al poco tiempo de terminar sus estudios retornó a Ecuador para incursionar con su profesión en un país donde aún no existía esta práctica

Romina asegura que es de suma importancia establecer rutinas y horarios porque esto proporciona tranquilidad, estabilidad, confianza, y sobre todo ayuda en el desarrollo. Y por último, reforzar la conducta adecuada a través de recompensas y estímulos agradables. Esto permite que el perro aprenda con mayor facilidad y que la relación se consolide aún más con su dueño.  

“Yo utilizo recompensas que motiven al perro para conseguir que se esfuerce más en ganarse el premio a través de un buen comportamiento”.  

Atendiendo estas necesidades, el amo recibe absoluta gratificación al lograr controlar a su mascota, estableciendo vínculos basados en respeto mutuo; mientras que el perro absorbe felicidad y reduce la ansiedad. Es un trabajo en equipo, y los resultados dependerán del temperamento y la motivación del animal, y de qué tanta constancia y seguimiento haya por parte del dueño.   

“Para mí es muy importante que el dueño sea parte activa del entrenamiento porque de esta manera va a conseguir una fuerte conexión con su mascota, y el perro va a aprender a obedecerle.” 

Los perros rescatados son maravillosos. Basta con darles una oportunidad para recibir todo el amor que ellos tienen para dar

El tiempo que dedica el dueño a su perro debe ser de calidad. No es necesario destinar 24 horas al día al entrenamiento, y tampoco es un trabajo mecánico. Se trata de hacer costumbre las actividades que realiza la mascota y transformarlas en un estilo de vida. Por ejemplo, hacerlo sentar antes de comer, pedir permiso para subirse a la cama o hacerlo trabajar en ciertos trucos una vez al día para tener un momento de interacción divertida.  

Es un estilo de vida, que se basa en la constancia, motivación, disciplina y paciencia, factores esenciales y decisivos para obtener resultados y determinar el éxito de un proceso de adiestramiento. Romina además desempeña un importante rol en la vida de sus clientes, porque les enseña a comunicarse con sus mascotas y a entenderlas.  

Busca conseguir que el perro sea parte de la familia y que esté involucrado en la vida cotidiana de sus dueños. “Los perros deben ser incluidos en la dinámica familiar y participar en todos los planes. Adquirir un perro es una gran responsabilidad que implica dedicación y entrega. Los perros requieren de cuidado, atención y, sobre todo mucho amor. Eso es lo más importante”.  

Romina no deja de sorprender. Aparte de estar tan comprometida con su trabajo, está profundamente involucrada con el rescate de perros de la calle. Su gran sensibilidad hacia esta causa, pero sobre todo sus acciones, hacen de ella una mujer ejemplar en la sociedad. Una vez que rescata al can, lo lleva al veterinario para vacunación y esterilización, consigue hospedaje e inclusive lo entrena hasta encontrar un hogar donde lo adopten y cuiden. Su deseo es que tenga una vida feliz y momentos inolvidables junto a su amo.  

“Los perros rescatados son maravillosos. Basta con darles una oportunidad para recibir todo el amor que ellos tienen para dar. Adoptar a un perro va a cambiar positivamente la vida del dueño y va a hacer muy dichosa a su familia”. 

Hoy en día las personas buscan espacios “pet-friendly” en los cuales sus perros sean bienvenidos. “Las personas requieren lugares en los que puedan interactuar con su perro y jugar con total libertad. Es una necesidad que escucho prácticamente a diario”, asegura Romina.  

La empresa inmobiliaria Métrica, pensando en esta necesidad, deslumbra una vez más a Guayaquil con la incorporación de un parque destinado para mascotas dentro de su proyecto Icon Bay, ubicado en la zona más exclusiva de Samborondón, Isla Mocolí. Es una novedad que presenta y que será el valor agregado que ofrezca a sus compradores.   

Icon Bay destaca por varios aspectos diferenciadores. Uno de esos es el inigualable estilo de vida que ofrece a través de la integración de la naturaleza y tecnología en su diseño. Incluye múltiples áreas verdes para que sus propietarios puedan gozar de actividades familiares al aire libre en un entorno tranquilo, amplio y seguro. Sin embargo, con este espacio “pet-friendly”, va a marcar la diferencia en el mercado.  

Las personas requieren lugares en los que puedan interactuar con su perro y jugar con total libertad. El tiempo que dedique el dueño a su perro debe ser de calidad

No es un espacio verde cualquiera. Se trata de un parque de esparcimiento pensando en las necesidades caninas, y que ofrecerá, entre otras cosas, obstáculos, juegos y bebederos o chorros de agua para que el perro se pueda hidratar y refrescar. Romina está asesorando para la correcta implementación de todos estos elementos, así las mascotas podrán disfrutar de tiempo de calidad junto a sus dueños e interactuar plenamente.   

Sin duda, estos animales han forjado la vida de Romina, pero lo más importante es que ella ha fomentado la inclusión de las mascotas en las familias y en las actividades cotidianas. A través de su trabajo, ha dejado marcada una huella en la vida de sus clientes, quienes son dichosos de haber establecido un fuerte vínculo con sus perros.