Historia y fe privilegiadas en un mismo lugar

Por: María Mercedes Núñez

Ubicada en pleno centro de Guayaquil, frente al Parque Seminario, esta catedral impresiona por su llamativo estilo neogótico. En su interior hay quienes rezan concentrados, quizás por alguna petición o por dar las gracias, para ellos pasa inadvertida la belleza e historia que esconde este imponente templo. También existen turistas que recorren el lugar y toman fotos maravillados por cada detalle arquitectónico.

La que ahora se conoce como la Catedral se denominaba Iglesia Matriz, y estaba ubicada al pie del barrio Las Peñas, donde nació la ciudad. Fue construida originalmente en madera, en 1547, época en la que era la plaza mayor de la ciudad de Guayaquil, pero luego fue destruida por un incendio en 1692. Posteriormente, en el siglo XX, fue reedificada en cemento armado.

Nos detenemos en la acera del Parque Seminario o Parque de las Iguanas, y observamos dos imponentes torres que terminan en agujas neogóticas donde se colocó un par de relojes, uno de los cuales señalaba las mareas del río Guayas.

Un poco más atrás, en lo alto, se puede ver la estatua del Apóstol Santiago el Mayor, mientras que hacia el centro se encuentra un vitral en forma de rosetón, donde sus vidrios de colores tamizan la luz hacia el interior, creando un efecto impresionante. Al cruzar la calle y acercarnos al portal nos encontramos con un arco ojival, que en su parte inferior tiene cuatro bajorrelieves de un toro, un ángel, un águila, un león y un libro.

Avanzamos en nuestro recorrido caminando bajo las esbeltas arcadas góticas e ingresamos a esta iglesia llena de luz. En la parte norte se distingue la capilla del Santísimo, y bajo el altar, uno de los sitios poco conocidos por los fieles. Se trata de una pequeña cripta donde reposan los restos de sacerdotes y benefactores. Allí hay tumbas que tienen 200 años, y otras un poco más recientes como la de Monseñor Luis Alberto Arias, fallecido en 2011. Otro sitio poco explorado es el Mausoleo Episcopal. En este se conservan retratos, oleos y placas de once arzobispos que han pasado por Guayaquil.

A más de su imponente altura, pilares, históricos pasillos, trabajadas esculturas, pinturas y balcones, los vitrales propios del estilo gótico resaltan su belleza. Son 126 piezas de colores intensos, que contienen las imágenes de los apóstoles y patriarcas del Viejo y Nuevo Testamento, así como también de santos y beatos latinoamericanos.

E n la visita también podemos apreciar altares dedicados a diferentes personajes, como uno levantado en honor a la Virgen de Schoenstatt, otro para la Virgen de Guadalupe, uno para el Señor de la Divina Misericordia y uno más para Santa Narcisa de Jesús; mientras que el altar dedicado al Jesús del Gran Poder ocupa una parte muy importante de la Catedral.

En el recorrido por el interior de este importante templo católico nos topamos con tres naves. Su estructura está formada por una nave central, una lateral y el crucero que está localizado detrás del altar mayor. En la parte posterior se encuentra la estatua del Cristo Rey bendiciendo a Guayaquil.

Para no alejarse de lo moderno y funcional, esta histórica edificación cuenta con pantallas de televisión colocadas estratégicamente en las columnas para permitir que los fieles observen el altar mayor cuando hay eventos especiales que convocan a miles de guayaquileños a la iglesia.

En su exterior encontramos esculturas de los santos Ambrosio, Gregorio, Agustín y Jerónimo, quienes custodian el portón de ingreso a la Catedral Metropolitana. Junto a la Catedral es posible ver el Palacio Arzobispal de Guayaquil, que comparte el mismo estilo arquitectónico. Además, un elemento importante de la antigua catedral se conserva en el Despacho del Alcalde de Guayaquil como parte de su decoración. Nos referimos a una medalla de madera tallada con la imagen del apóstol Santiago.

La entrada a este templo religioso de Ecuador es gratuita y se puede hacer todos los días de la semana a partir de las 9 de la mañana. Un promedio de mil personas, entre fieles y turistas, visitan diariamente este templo, cifra que aumenta significativamente los domingos y los días de celebraciones religiosas.

La Catedral Metropolitana de Guayaquil es el sitio ideal no solo para vivir un encuentro religioso o espiritual, sino también para tener un acercamiento con la belleza arquitectónica que refleja el pasado y presente de la urbe porteña.