Daniela Avellán y Martina Cobo

 

Por: María Cárdenas R.

Noviembre-Diciembre, 2013

Vale de Los Chillos

Daniela Avellán y Martina Cobo (Estilista: Gabriel Zuluaga)

Daniela Avellán y Maritina Cobo son dos primas hermanas se encuentran en el momento preciso de sus vidas, a pesar de los once años de diferencia que hay entre ellas, empiezan un negocio con una oficina en los troje de su hacienda en Los Chillos; un negocio que trae interesantes perspectivas a futuro. Daniela tiene el recuerdo de las correrías en estos potreros, en el Valle de Los Chillos, durante sus fines de semana y vacaciones. Hoy es ahí donde reside y ha formado su hogar. Martina nació y ha vivido toda su vida aquí, en esta gran hacienda que data de 1780.

 

Cuenta la historia que a finales de siglo XVIII, cuando los Jesuitas fueron expulsados de Ecuador, la hacienda fue adquirida por Don Juan Pío Montúfar, Marqués de Selva Alegre. Con el tiempo pasó a manos de la familia Aguirre Barba, y luego a una familia Ordóñez que la perdió por deudas. En 1926, Don Pablo Elías Albornoz Fernández, tatarabuelo de Daniela y Martina, la compró al banco y desde entonces está en manos de la familia.

 

Aprovechando las ganas de tener un negocio propio, desarrollarlo y hacerlo grande, con espacio para oficina y bodegas, y cerca de sus casas, Daniela y Martina resolvieron su vida en el Valle de Los Chillos. Esta maravillosa hacienda, abarrotada con años de historia, es el escenario donde deciden dar paso a una nueva y entretenida etapa.

En Noviembre de 2011 Martina regresa de Buenos Aires y un día junto a su prima Daniela empiezan a soñar. “Regresaba de obtener mi título de Publicidad en la Universidad de Belgrano, en Argentina. Allá las alpargatas estaban muy de moda y le propuse a Daniela fabricarlas acá, pero con nuestros propios diseños. Las bautizamos con el nombre de Chicha´s y empezamos el negocio”, cuenta Martina. “En Estados Unidos y Europa se usaba muchísimo este tipo de zapato, pero en Ecuador todavía no era popular”. En Diciembre de ese año, en el primer Grand Bazaar en Cumbayá, las sacaron a la venta y tuvieron un éxito rotundo. Esto las empujó a seguir adelante y formalizar el negocio.

 

Paralelamente, Daniela culminaba una Maestría en Administración de Empresas en el IDE Business School. “Estaba agotada, fue un esfuerzo enorme pues tengo tres hijos y mientras estudiaba estuve trabajando en el área de la construcción”, recuerda. “Pocos meses antes de obtener la Maestría decidí renunciar a mi trabajo para dedicarme a la tesis. Me gradué, y al mes apareció Martina con esta idea”.

A Daniela, que se había prometido no trabajar un tiempo para ser simplemente mamá, le convenció la idea y se pusieron manos a la obra para materializar este sueño.

 

Iniciaron la producción de Chicha´s con un maestro de Los Chillos y al tiempo consiguieron un socio estratégico en Ambato, una persona que Daniela y Martina aprecian por su nobleza y lealtad ya que trabaja exclusivamente para su marca.

Martina nació y ha vivido toda su vida en Los Chillos

¿Trabajar desde casa es apropiado?
Lo es cuando tienes espacio disponible para adecuarlo a tus necesidades. De la antigua hacienda se mantenían los trojes y establos que ya no se utilizaban para ese propósito. Adecuamos uno de ellos, lo convertimos en oficina y bodega, y es ahí donde mantenemos el inventario de nuestro producto y desde donde gestionamos la distribución de Chicha´s a Quito, Cumbayá y Guayaquil. Por el momento no nos interesa un local de venta propio pero estamos en constante búsqueda de nuevos puntos de venta en las playas.
¿Se imaginaron tener este éxito?
Empezamos en un mini taller en Sangolquí, con el maestro más hábil que conseguimos. Él nos hizo los prototipos pero en un momento dado nos dijo que sólo podía hacer cien pares al mes, y eso ya no bastaba para suplir la demanda. Logramos entonces una alianza estratégica con una fábrica en Ambato que nos permitió enfrentar el crecimiento que experimentamos. El maestro Francisco Sánchez tiene mucha experiencia en la fabricación de zapatos y fue nuestra salvación, nos va excelente con su fábrica.
¿Viajan continuamente a Ambato?

Deberíamos ir con más frecuencia, pero la materia prima la compramos en Quito, y es Francisco quien se traslada hasta Los Chillos. Él recibe vía mail las especificaciones de cada modelo y los trabaja de acuerdo a nuestras instrucciones. Ahora que la producción de alpargatas marcha perfectamente bien, la idea es migrar a otros estilos de calzado y ofrecer nuevos diseños; el mercado nos lo demanda.
¿Se desplazan a Quito con frecuencia?
Hemos aprendido a estructurar nuestros horarios evitando las horas caóticas en las vías, y nos organizamos alrededor de eso. El tráfico molesta un poco pero no nos hacemos lío. Cuando tenemos una reunión en Quito, nos aseguramos de concretar otras para completar la agenda del día en la ciudad, así matamos varios pájaros de un tiro.
Martina, ¿regresar de Buenos Aires a vivir en el valle fue impactante?

Cuando regresé casi me muero. Me acostumbré a la vida de ciudad, a estar cerca de todo. En Buenos Aires me movía en taxi, y lo más lejos estaba a diez minutos. En Los Chillos, si no tengo auto no me muevo. Cuando salgo de fiesta es un lío preparar la maleta para dormir donde mis amigas. Es pesado, pero me volví a acostumbrar, no me iría a vivir en Quito sólo por un poco de comodidad. Sin embargo, no estoy ligada a Los Chillos, si por alguna razón de peso me tengo que mudar, empaco y me voy, pero me encantaría quedarme.
Viven a metros de distancia la una de la otra…
Así es, hay una historia que se remonta a muchas generaciones, y aunque Daniela vivió un tiempo fuera de la hacienda, regresó y formó aquí su hogar.
Daniela, ¿qué hizo que regresaras a Los Chillos?
Me siento muy privilegiada de tener y disfrutar lo que me da este Valle. Si bien es un lugar que me hace feliz, tampoco estoy atada, si me toca moverme, me voy. El lugar donde vives no debe ser un obstáculo. Tengo un hijo adolescente y me he manejado bien, porque está rodeado de primos con los que sale y regresan en grupo. En el barrio tenemos un sistema de recogidas muy organizado, nunca van menos de cuatro en un auto. No sé lo que me suceda cuando mi hijo de seis años, que no tiene primos de su edad, sea adolescente. Los años que hemos vivido aquí son incomparablemente lindos, pero tampoco me cierro a otras posibilidades.
Pero tienen un marcado estilo de vida familiar en el sector…
Tenemos a lado a nuestra abuela, que de por sí ya es un verdadero privilegio, y además están nuestros primos y hermanos, factor que también hace que este lugar sea algo increíble. Nuestra vida familiar es muy fuerte, y vivir a metros de distancia es una ventaja que pocas personas tienen.
¿Cómo es su día a día en el trabajo?
Es fascinante. A las nueve nos encontramos en la bodega y trabajamos físicamente moviendo las entregas, organizando, creando nuevos modelos; y a la una de la tarde nos encontramos todos los primos almorzando en la casa de alguno de nosotros. Esto es inigualable y enriquecedor. Este sector ha sido tradicionalmente el lugar de reunión de la familia y lo sigue siendo.

Para Daniela, vivir en Los Chillos y poder almorzar todos los días en familia es un lujo que pocos tienen

¿Y la vida social?
Somos de casas muy concurridas, mis hijos traen amigos todos los fines de semana. La casa de Martina siempre estuvo llena de gente, gallada de chimenea, aquí se dan otros planes. Es bueno cuando se acostumbran a que bajar al valle no es un lío. También tienes que saber invitar, un almuerzo en sábado no es buena idea por el tráfico, aún cuando sucede lo mismo para donde vayas, pero te las arreglas e igual lo haces. La gente viene y la pasa muy bien.
Daniela, ¿cómo comparan la arquitectura y decoración de una casa en Los Chillos con una en Quito?
Este lugar se presta para una arquitectura y decoración mucho más en armonía con la naturaleza. Aquí no me despierto porque el carro de basura está haciendo un estruendo, me despierto con una pelea de mirlos en el Tilo que tengo frente a mi ventana. Esa maravillosa naturaleza te permite tener grandes ventanales desde los cuales puedes ver el bosque y escuchar la lluvia. La verdad es que soy fanática de mi jardín, de las hortensias y las magnolias, eso me ha movido toda la vida.
¿Qué es lo que más les gusta de vivir en el Valle de Los Chillos?
Que es un lugar muy bien atendido. Los servicios básicos son de bandera. Tenemos todo: Megamaxi, Fybeca, Megakiwi y podría seguir. Tenemos más de una vía de llegada a Quito, y conexión directa con Tumbaco. Quizá nos falta un poco más de nivel en los
almacenes, y variedad en restaurantes, a pesar de que tenemos uno de los favoritos de todos, Mucky´s. Nos encanta la vida de nuestro surtido pueblo, tienes la costurera, el carpintero, tenemos TODO, en mayúsculas. Esto es chévere, es vida de pueblo.
¿Y la distancia con Quito?
Cierto que tienes 35 km de por medio y te vuelves más ermitaña, al punto que te pone nerviosa la vida de Quito, pero sí hay veces que le digo a mi marido, Cristóbal Vela, que necesito semáforos urgente. Vivir en el campo nos ha convertido en personas muy relajadas.
¿Personas al estilo Chicha’s?
Sí, es fantástico trabajar en jeans y Chicha´s, estar cómoda para todo el ajetreo del día a día. Lo que falta en Los Chillos lo suplimos con el valle de Tumbaco, transitando por cualquiera de las vías que tenemos. Somos felices, no tenemos de qué quejarnos, por el contrario, vivir en Los Chillos nos ha permitido un desarrollo personal y profesional único.
Después del éxito inicial, ¿cómo dieron el primer paso para comercializar Chicha´s?
Fue muy emocionante, distintas personas y almacenes comenzaron a llamarnos porque querían comercializar nuestra línea. Así, empezamos a entregar el producto y la verdad es que desde entonces ha sido un éxito.
¿Mantienen el modelo de zapato básico plano de lona?
Sí, pero también los tenemos con suela de yute. Son zapatos cómodos y fáciles de combinar, ideales para climas como Ecuador, para la costa o en la sierra. En realidad son un accesorio que acompaña a cualquier facha, lo más usado es con jeans y una camisa. Los zapatos le dan un toque único, por los colores y las combinaciones que hacemos con las lonas.
¿Cuál es la ventaja comercial de su producto? 
Es un zapato multi target que lo puede usar desde un niño de tres años hasta una señora de ochenta, sin ningún inconveniente. Son zapatos para el campo y también para la ciudad, que dan un complemento especial a cualquier look. Ya no trabajamos solamente con alpargatas, ahora la marca Chicha´s ha expandido su ámbito y también hace sandalias, estamos por sacar algunos modelos nuevos que pronto estarán en los puntos de venta.