Por Caridad Vela
Alexis Guerrero y Sofía Eastman comparten una filosofía de vida: el verdadero camino al éxito no se recorre en soledad. Se construye compartiendo, apoyando a otros, juntando manos para que muchos más puedan subir peldaños. Su historia es la viva prueba de que cuando el propósito es genuino y el éxito se entiende como algo colectivo, los resultados trascienden lo comercial y se convierten en inspiración.
Han transcurrido 14 años desde que estas dos íntimas amigas, confidentes y cómplices de vida, entre risas y sueños daban forma a una idea que se convirtió en su primer emprendimiento. Apostaron por algo simple y poderoso a la vez, y crearon un espacio para que los emprendedores den a conocer sus productos y los vendan en un entorno agradable, organizado y lleno de energía.
Así nació el Grand Bazaar, un mágico lugar al que todos hemos acudido en busca de ese detalle especial para el día de la madre o navidad. Con el paso del tiempo se ha transformado en una plataforma esencial para cientos de pequeños negocios que buscan visibilidad y oportunidades. Tan exitoso resultó este escenario para los emprendedores que muchos de ellos son hoy pequeñas y medianas empresas con marcas reconocidas y asidua clientela. Todos, al mirar atrás, recuerdan ese primer día en el Grand Bazaar.
Apoyándose en ese bagaje de aprendizaje para tomar impulso, Alexis y Sofía hoy potencian su audacia emprendedora y están a punto de dar un gran segundo paso en ese andar característico de quienes tienen valor y confían en sus capacidades.
Esta historia de retos superados revela lo que las inspira a seguir creando y creciendo. Ahora están concentradas en un nuevo proyecto que las tiene con las emociones a tope. Será, sin duda, un éxito tanto para ellas como para las marcas que confían en su visión.
Empecemos revisando el pasado y recordando el inicio de su primer emprendimiento.

Alexis Guerrero y Sofía Eastman
¿Cómo nació el Grand Bazaar?
Empezamos en el año 2011, hace ya 14 años, con el primer Grand Bazaar en navidad. La idea nació de una latente y evidente necesidad que existía en la comunidad. No había un espacio en el que los artesanos y microempresarios puedan exponer y comercializar sus productos. Las ferias de emprendimientos existen en el mundo entero, incluso en otras ciudades del país, pero no en Quito. Lo pensamos, lo imaginamos y lo creamos adaptándolo para este entorno.
¿Cuál fue el concepto central?
Un componente social. Estábamos planteando una oportunidad para que los emprendedores vendan sus productos sin tener que hacer grandes inversiones. Queríamos transmitir que en un stand pequeño podían ofrecer aquello que habían creado desde su propio talento, y presentarlo al consumidor para entender qué tan bien lo recibían. Nuestro segundo objetivo era ofrecer a los visitantes un conjunto de productos diferentes a los que encuentras en las tiendas tradicionales, es decir, satisfacer tanto oferta como demanda en un mismo entorno.
¿Esa particularidad atrajo a los consumidores?
Sí, los visitantes salieron encantados de ese primer Grand Bazaar. La gente estaba acostumbrada a ir a los grandes centros comerciales o viajar fuera del país a comprar regalos de navidad, y queríamos cambiar ese hábito. Queríamos que la gente empiece a comprar estas cosas tan lindas y únicas que muchas personas hacen en sus casas a pequeña escala. Buscábamos crear un escenario para que esas habilidades se expongan, y lo logramos. El primer Grand Bazaar tuvo 40 expositores, ahora tenemos más de 200 en cada evento.
¿Cómo determinan a quién vender los espacios?
Hacemos una especie de curaduría de los productos que aplican para estar en el Grand Bazaar y también establecemos cupos limitados para los distintos rubros, porque el propósito es que los visitantes encuentren variedad. Por ejemplo, no queremos llenarnos de joyerías, queremos tenerlas, pero también ropa, decoración, accesorios, juguetes, etc. Además, procuramos que la mayoría de los productos sean de alta calidad, hechos en Ecuador

Alexis Guerrero
¿Fue complicado formalizar a los emprendedores?
Cuando empezamos eran muy informales. Los stands tenían lo básico, hoy son preciosos. No tenían marcas registradas, no tenían packaging para sus productos, no tenían acceso a ventas con tarjeta de crédito, no estaban organizados, pero en el camino de estos 14 años hemos visto cómo han ido estructurándose y formalizándose. Los hemos apoyado en todo, incluso en vender con tarjetas de crédito a través de un convenio con el banco que nos auspicia.
¿Cuál fue el detonante para el éxito que han logrado?
Un hombre muy querido para nosotros, gran empresario que falleció el año pasado, decía que el Grand Bazaar es una incubadora de emprendimiento, y así lo vemos nosotros. Espacios como este dan oportunidad a emprendedores, a gente con talentos únicos que tiene tantas ganas de salir adelante, de lanzarse y dejar el miedo atrás, porque saben que vender sus productos no les costará una fortuna. Lo que invierten en el stand lo recuperan con creces en ventas, en post ventas y en generación de contactos. Es buenísimo ver que nuestra idea ha sido replicada por otros, porque mientras más oportunidades haya, más emprendedores podrán crecer.
Pasemos al ámbito personal. ¿Cómo es la relación entre ustedes?
La verdad es que eso es lo más fácil del negocio. Lejos de ser un problema, más bien ha sido un refugio para enfrentar todos los retos que hemos tenido. Energías, sinergias, estrellas alineadas, eso somos. Tenemos muy claro lo que queremos hacer y cómo comunicar las ideas que queremos vender, opinamos entre nosotros con total libertad. Las dos estamos casadas con grandes empresarios que nos dan consejos, pero las decisiones son nuestras, porque nuestras acciones son el reflejo de nuestras personalidades y formas de ser.
Ser amigas y socias puede ser complicado
Sabemos lo afortunadas que somos. Hemos visto tantos casos de sociedades disueltas, amistades dañadas, familias rotas. Entre nosotros no hay un sí y un no. Nuestro emprendimiento creció mientras compartíamos la misma etapa en nuestras vidas y tenemos estilos de vida muy similares, eso hace que entendamos las situaciones que vive la otra y nos apoyemos en todo momento. Si la una viaja, la otra la cubre, si hay algún tema con los niños, la otra lo entiende porque probablemente unos días antes le pasó lo mismo. Cuando la una no está, la otra se encarga, pero siempre estamos comunicadas y es fascinante.
¿Cómo dividen sus roles?
Los tenemos clarísimos, están definidos por nuestras formas de ser y no nos preocupa lo que hace la otra, porque sabemos que lo hará con excelencia. Se ha dado orgánicamente durante estos 14 años, porque hemos asumido el rol en lo que cada una es mejor. Sofía es súper organizada, maneja toda la logística, cada detalle está supervisado por ella. La fortaleza de Alexis es lo comercial, es genial para comunicar las ideas que tenemos. La una es más macro, la otra es más micro, nos compenetramos y completamos, somos parte de un mismo engranaje que hace girar la rueda para honrar el compromiso que asumimos en cada evento: invitar a emprendedores con productos novedosos y convocar con fuerza para tener un gran número de visitantes que los compren. Si a ellos les va bien es porque cumplimos nuestro objetivo, si los asistentes salen felices es porque encontraron lo que buscaban. Esas son nuestras metas.

Sofía Eastman y Alexis Guerrero
¿Y ahora viene un nuevo reto?
Tenemos el bichito de siempre pensar en grandes cosas, en conocer gente nueva, negocios nuevos, en dar el siguiente paso. Lo que viene este año es el Gran Remate y lo hemos estructurado con la misma ilusión con la que creamos el Grand Bazaar. Esta iniciativa también tiene un importante componente social, pues buscamos que la gente pueda acceder a productos que necesita, que normalmente no podría comprarlas por el precio.
¿Gran Remate? Denme la primicia
Encontramos otra necesidad en las dos puntas del mercado. Por el lado de la oferta, pensamos en las medianas y grandes empresas que necesitan vender la mercadería rezagada de temporadas anteriores, esa que sigue acumulándose en bodega generando un costo en lugar de rentabilidad. Y por el lado de la demanda, vemos una economía que ha estado a la baja y la gente requiere de descuentos significativos para comprar lo que necesita. Ese es el Gran Remate, el lugar donde se juntan oferta y demanda, la necesidad y la solución, ofreciendo productos de primera calidad con grandes descuentos, anticipamos que hasta del 60%.
¿Dónde y cuándo será?
Nos movemos al Centro de Exposiciones Quito porque para esto requerimos un espacio mucho más grande, con capacidad para acoger a expositores que requieren otra dimensión de stands para exponer sus productos. Será el 9, 10, 11 y 12 de octubre, convertiremos a ese feriado en el fin de semana largo para aprovechar grandes oportunidades.
¿Ya iniciaron la comercialización de stands?
Claro! Nos hemos reunido con 72 marcas de retail, todas han recibido súper bien nuestra propuesta de plantear un escenario para resolver sus problemas. Nos han preguntado si vamos a mantener año a año este Gran Remate para planificar con anticipación, porque elimina el dolor de cabeza y desgaste de energía de organizar sus propios outlets. Además de descuentos, todas estas empresas mantendrán sus propios medios y formas de pago, por ejemplo los meses de plazo y de gracia con sus tarjetas de crédito propias.

Sofía Eastman
¿Cuál es la forma de pago de los stands?
Para reservar se requiere el pago del 20%, y de ahí se pueden hacer pagos hasta octubre, pero el stand debe estar terminado de pagar antes de iniciar el montaje. Tenemos confirmaciones verbales por el 80% de los espacios, estamos justamente formalizando esas participaciones, estimamos que para el verano habremos terminado de vender tanto stands como auspicios.
¿Cuál es el mix de productos que podremos ver en el Gran Remate?
Buscamos un mix súper variado para que todos los visitantes encuentren lo que buscan. Cualquier retailer o distribuidor que tenga productos en bodega puede acceder a un stand. Tendremos electrodomésticos, televisiones, tecnología, ropa, accesorios, decoración, llantas, acabados de construcción, todo, absolutamente todo. Quien tenga productos en bodega y los quiere liquidar para hacer espacio para nueva mercadería y no quiere gastar su percha con producto en descuento, el Gran Remate es la solución.
¿De qué área son los stands?
Partimos de una implantación base pero los stands son totalmente adaptables al metraje que necesita el expositor. Tenemos empresas que nos han pedido 300m2, pero habrá otros que probablemente necesiten 24m2. Mientras más pronto confirmen su presencia, mejores oportunidades tendrán de adaptar el espacio a sus necesidades.
¿Cómo manejarán la comunicación para convocar asistentes?
Estaremos en medios de comunicación tradicionales, digitales y redes sociales; tendremos perifoneo en ciertas zonas del DMQ para viralizar el mensaje y haremos esfuerzos específicos en provincias cercanas. Sabemos, por clientes nuestros, que la gente viene a Quito a comprar artículos para llevarlos a sus provincias, porque en esas provincias no están las grandes marcas. En lo que más confiamos para circular el mensaje es en el boca a boca, descuentos como estos se reproducen con mucha rapidez entre la gente. El Gran Remate, será un evento masivo, multisegmento, con patio de comida, área de entretenimiento para niños, muchas sorpresas, pero sobre todo, grandes oportunidades.

Sofía Eastman y Alexis Guerrero
¿Tienen ya los principales auspiciantes?
Ese siempre ha sido un rubro importante para nosotros. En el Grand Bazaar, cada año hemos tenido al menos 15 auspiciantes. El Gran Remate es un evento masivo y multisegmento, es muy interesante para que otro tipo de empresas asocien sus marcas y productos. Por ejemplo alimentos, que por ser perecibles y tener fechas de caducidad, no tienen productos rezagados pero pueden hacer sampling para ampliar su base de clientes, o empresas de servicios quieren que su marca esté presente en un evento como este.
Para terminar, ¿lecciones aprendidas en este proceso de emprender?
Siempre decimos que el Grand Bazar es un emprendimiento hecho para emprendedores, porque a la final ese fue nuestro bebé. El camino está lleno de aprendizajes, de momentos duros, de decisiones importantes, de enormes desafíos y de inmensas satisfacciones. Por ejemplo, ver que en cada Grand Bazaar quieren seguir participando quienes ya han estado con nosotros, es una demostración de confianza en nuestra gestión. Tener un 30% de expositores nuevos en cada ocasión también es motivo de celebración, porque sentimos que nos han evaluado y han decidido que vale la pena estar ahí.
¿Y la más importante de todas?
Lanzarse, hacerlo, dar el paso, perder el miedo, entender que lo peor que puede pasar es regresar a donde estabas, pero siempre puedes volver a intentarlo. Una persona muy cercana nos comentó de un ejercicio de visualización que hicieron en un curso de MBA. Les preguntaron a dónde caerían si saltan desde un primer piso. Uno dijo que al cemento, durísimo; otro dijo al césped, algo más suave; y otro dijo que caería en un salta-salta, es decir que se volvería a levantar y llegaría más alto. Esa es la lección más importante de todas. Si caes, que sea solo para rebotar y elevarte con lo aprendido, pero hay que lanzarse.