La arquitecta y diseñadora radicada en Milán, ostenta una gran carrera que inició con su formación como arquitecta en su país natal, España. Su obra se encuentra en países alrededor del mundo, así como en museos de Nueva York, París y Mónaco.  

«Trabajé con Piero Lissoni (arquitecto, diseñador y director de arte), Durante esta etapa sentí la necesidad y la voluntad de abrir mi propio estudio. Este año celebramos los 20 años de Studio Urquiola».

Para Patricia, contar con exponentes de su trabajo en los diferentes continentes o haberse hecho acreedora a reconocimientos como el recibido por parte del Ministerio de Cultura y Deporte de su país, Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, le representan un honor y le conmueven de gran manera.  

Cuando trabaja procura mantener su propia disciplina y sus procesos que se centran en el trabajo en equipo y el diálogo con el cliente. Los premios y reconocimientos son importantes, pero para ella son pasos en un viaje y no metas finales.  

¿Cómo descubriste la pasión por la arquitectura y el diseño? 

La pasión por la arquitectura, en mi caso, llegó antes que la fascinación por el diseño; de hecho, desde pequeña sabía que quería convertirme en arquitecto. La elección del Politécnico de Madrid fue, por tanto, una elección natural. Estoy muy orgullosa de mi formación en España, pero en Milán los cursos eran mucho más eclécticos y experimentales, puedo decir que fue aquí donde me enamoré del diseño. 

¿Cuáles son los hitos que subrayas de tu carrera? 

Tuve la suerte de tener como mentores a Castiglioni, diseñador industrial y arquitecto italiano considerado como uno de los padres fundadores del diseño de Italia; y Magistretti, diseñador industrial italiano, dedicado al mobiliario y a la arquitectura. Fue un honor ser asistente de Castiglioni y desarrollar mi proyecto de fin de carrera bajo su supervisión. 

¿Tu primer trabajo? 

Mi primer trabajo en De Padova, me permitió entrar en contacto con Vico Magistretti y Maddalena De Padova. Maddalena creyó en mí. Empecé trabajando con ella en la tienda. En un momento dado, me preguntó qué es lo que quería hacer, y le respondí que quería subir a la oficina técnica, con Vico. Ella me dijo, “intentémoslo”; fue un gesto de gran generosidad por su parte. 

¿Qué sucedió a continuación? 

Todavía recuerdo la emoción de co-firmar proyectos con Magistretti: el sofá Loom, la chaise longue Chaise (1995) y el sillón Flower (1996). Más tarde, trabajé con Piero Lissoni (arquitecto, diseñador y director de arte), dirigiendo el departamento de diseño. Fueron años muy importantes para mí. Durante esta etapa sentí la necesidad y la voluntad de abrir mi propio estudio. Me tomó tiempo, quería sentirme lista y confiada con esta elección, y ahora puedo decir que era el momento adecuado. Este año celebramos los 20 años de Studio Urquiola, que es un hito muy importante para todos nosotros. 

¿Cuáles son las enseñanzas de tu mentor Achille Castiglioni que marcaron tu carrera? 

Castiglioni fue una figura fundamental. Con él y sus cursos de diseño industrial me enamoré de esta profesión. Nos enseñó mucho, tanto a mí como a toda una generación entera de diseñadores. Gracias a él entendí la importancia de encontrar la esencia del proyecto, aquella que genera el hilo conductor y que debe guiarte hasta el final del mismo. 

¿Qué legado has transmitido a los alumnos de las diversas universidades en las que has sido conferenciante? Entre ellas Harvard University, Michigan University, ambas en EEUU, Shenkar School of Engineering and Design en Israel, o Bocconi en Milán. 

Cuando enseño, siempre trato de transferir mis experiencias, pero también estoy abierta a preguntas e ideas. Lo que siempre les digo a los alumnos es que elijan a sus profesores, pero que, en algún momento, se deben desvincular y seguir su propio camino, sin miedo a atreverse o a equivocarse. 

¿Cuáles de tus últimos trabajos de arquitectura destacarías y por qué? 

Con mi estudio estamos trabajando en varios proyectos de arquitectura y diseño. Nos estamos preparando para el Salone de septiembre, que será una edición especial, más íntima, pero una gran oportunidad para conocer a una parte de la comunidad y presentar nuevos proyectos. También estamos trabajando en varios proyectos de hostelería: entre ellos, Ca´di Dio es un hotel que abrirá próximamente en Venecia, y estamos renovando el Four Seasons en Milán; también trabajamos en Roma y en Tailandia. Además, la renovación de la sede de nuestros clientes, como Cassina y Mutina. 

¿Qué reto ha implicado ser directora creativa de Cassina durante los últimos seis años? 

Siempre he interpretado mi papel como el de un “insider/outsider”, capaz de aportar una mirada nueva y diferente a la de la empresa. Ser directora creativa significa entrar en muchos procesos de la empresa y relacionarme con personas con las que siempre busco un diálogo directo y sincero. Mi trabajo se compone de relaciones con el resto de diseñadores de la empresa, y las fundaciones. Me ocupo de los herrajes, hablo con Cassina sobre la comunicación, sobre el ciclo de producción, entre otros. Mi trabajo como arquitecto también me ha permitido intervenir en el diseño de showrooms, incluido el histórico negocio de Cassina de la calle Durini en Milán. 

Cassina presentó su colección de mobiliario exterior. ¿En qué te inspiraste para sus diseños? 

Mi colección Trampoline, se inspira en las camas elásticas que vi durante un viaje a Groenlandia. En esta tierra lejana y fría, estos objetos lúdicos eran lo único que se veía en los patios de las casas locales. Quería reproducir el mismo enfoque en el “love bed”, y luego en los sillones y el sofá, manteniendo también detalles técnicos como el tejido de cuerda que actúa como respaldo. 

El futuro de los ciclos productivos está cambiando, así como los lugares de trabajo. ¿Cómo prevés que los diseños evolucionen hacia las nuevas necesidades? ¿Cómo logras integrar conceptos de upcycle en tus diferentes obras? 

La circularidad es cada vez más central, no sólo en lo que respecta a los materiales, sino también a la logística, el embalaje y la producción, por supuesto. Todas estas son fases que deben hablar el mismo idioma para que los productos duren mucho tiempo. De alguna manera tenemos que cambiar la mentalidad y planificar, desde el principio del proceso, cómo el producto podrá revivir al final de su ciclo de vida. 

¿Algunos ejemplos? 

Me vienen en mente, por ejemplo, proyectos como Nuez Lounge BIO, que diseñamos con Andreu World, partiendo de un termo polímero de origen natural; o el sillón Lud´o Lounge para Cappellini, que tiene una estructura, deliberadamente simplificada, hecha de material plástico reciclado. 

¿Cómo conseguiste expresar el concepto de upcycling a través de la narrativa espontánea de The Recycled Woollen Island en la Trienal de la Galería Nacional de Victoria (Melbourne, Australia)? 

Es un proyecto del que estoy muy orgullosa, hecho posible gracias a la colaboración con GAN. Como ya habíamos experimentado con la colección Nuances, partimos del fieltro obtenido de la lana residual para obtener una serie de calcetines fuera de escala, que quieren reproducir el gesto natural y doméstico de tirarlos al suelo. Los visitantes pudieron jugar y mover estos calcetines del asiento como quisieron para ponerse cómodos y admirar el techo de cristal, obra de Leonard French, en el pasillo. 

A raíz del confinamiento, se permanece más en casa y ahora se da mayor importancia a los espacios interiores. ¿Cuáles son los principales elementos que deben tenerse en cuenta para lograr ambientes estéticos y confortables en los hogares? 

Cada hogar se adapta a las personas que allí viven, y, en este sentido, como diseñadora, me encanta diseñar muebles de manera que resulten lo más flexibles posible. Por supuesto, no todos tienen la oportunidad de vivir en casas grandes, pero la pandemia ha enseñado a todos a planificar el tiempo. 

Las casas ahora se transforman según la hora del día. Creo que cada uno de nosotros se siente un poco más arquitecto y ha aprendido la importancia de tener espacios flexibles, de cómo aprovechar todos esos espacios al aire libre, o incluso híbridos, entre el interior y el exterior, que dan la bienvenida a la naturaleza.