Por: Caridad Vela

Recibir información dispersa es, en la mayoría de ocasiones, motivo de la alarma. Analistas y expertos económicos tienden a contradecirse, peor cuando estamos en la antesala de un período electoral donde detractores y defensores del actual gobierno expresan sus opiniones.

El ciudadano común está en el centro de este ir y venir de optimismo y pesimismo, y a pesar de que sentimos en carne propia que el panorama económico está complicado, la situación real no es entendible para todos.

Antonio Acosta, Ricardo Cuesta y Pedro Galviz, representantes de los bancos más grandes del país, aclaran el panorama expresando sus inquietudes con total y absoluta honestidad. Si bien nuestro ámbito es el de crédito hipotecario, hemos querido ampliar el análisis para entender los antecedentes y consecuencias del momento que atraviesa el país.

En lenguaje simple, sus criterios se convierten en el hilo conductor que permitirá al lector un mejor entendimiento de la realidad, y con seguridad sembrará una semilla de optimismo ante tanta contradicción.

ANTONIO ACOSTA

Presidente Banco Pichincha

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Banco Pichincha, el banco más grande del sistema financiero ecuatoriano, soportó su parte en la reducción de depósitos que se experimentó el año pasado. “$3.000 millones es una cantidad de plata, no solamente en Ecuador sino en cualquier parte del mundo, y el impacto en Banco Pichincha fue de $1.000 millones. Por supuesto que una situación de esa magnitud nos obligó inmediatamente a pensar en una contracción del crédito”, manifestó Antonio Acosta, Presidente de Banco Pichincha.

¿Se dio esa contracción de crédito?

No es fácil contraer el crédito, primero porque hay compromisos adquiridos, y segundo, porque se debe esperar los vencimientos para recuperar el dinero prestado, para sobre esa base programar nuevos desembolsos. En 2015 los créditos cayeron menos que los depósitos, porque el banco debía asumir los compromisos adquiridos con clientes, y el resultado fue un estrechón de liquidez en la institución.

¿Qué se prevé para 2016?

Al terminar 2015 empezamos a programar 2016. Nuestra proyección decía que íbamos a caer $1.000 millones más en depósitos, es decir, igual que el año anterior. Afortunadamente eso no se ha dado. Hasta el mes de mayo, la reducción en el total de depósitos está por el orden de $100 millones, que no es una cifra mayor si se compara con lo que se estimaba.

¿Y en cuanto a la recuperación de cartera?

Hemos recuperado cartera, y deliberadamente hemos ido reponiendo nuestro índice de liquidez que se había deteriorado por lo que ocurrió en 2015. Hoy estamos experimentando un fenómeno de lo más curioso: tenemos un exceso de liquidez del 40% en el banco, que es exagerado e ineficiente, porque si bien hemos logrado reconstituir nuestro índice, esa liquidez no está generando ingresos porque ese dinero no está siendo prestado.

¿La estrategia sería colocar nuevos créditos con ese exceso de liquidez?

Es lo que quieren las autoridades del Gobierno y los accionistas, no solo porque esa es la legítima actividad de la banca, sino porque significa poner nuevamente en funcionamiento el motor que reactiva la economía. Hace algo más de un mes dimos instrucciones a toda la fuerza de ventas para que coloquen nuevos créditos, pero no hay demanda. Estamos buscando proyectos que tengan la capacidad y la viabilidad de poder desarrollarse en estas circunstancias, y estaremos gustosos de considerar la posibilidad de financiamiento.

¿Cómo reactivar esa demanda?

Con prudencia. El análisis hay que hacerlo con un poco más de profundidad. Hay que preguntarse cuánto tiempo nos durará este exceso de liquidez, o dicho de otra manera, ¿será que en los meses que restan del año el comportamiento de los depósitos tendrá la misma reacción que en los primeros 5 meses, o se agravará? Si se contrae, estaremos nuevamente asustados por la deficiencia de liquidez, y esa incertidumbre llama a la prudencia.

Pero el futuro siempre es incierto. ¿Qué es diferente en esta situación?

Que cerca del 50% de la producción depende de lo que haga el Estado. La incertidumbre solo se disipará cuando del análisis que hagan las autoridades se entienda cuánto va a influir el Gobierno en el crecimiento de esta economía. Las predicciones son que no habrá crecimiento, y la sociedad, en todos sus niveles, está sintiendo una recesión. No hay señales claras de que los depósitos terminarán de estabilizarse.

La conclusión sería…

Hay que colocar la liquidez, pero hay que colocarla a corto plazo, y eso ya nos pone una limitación porque no todos los segmentos pueden responder en el corto plazo. El corporativo, a pesar de que es menos rentable por la tasa de interés a la que se presta, da la tranquilidad de que se podrá recuperar el dinero rápidamente por si se presentase un nuevo bache de iliquidez.

¿Cuánto estima que colocará en hipotecarios este año?

Aspiraría a que terminemos 2016 por lo menos con el monto colocado en 2015. Banco Pichincha fue líder en hipotecarios hasta que el Biess entró en acción, al punto en que en un momento dado llegamos a destinar el 30% del total de nuestro portafolio a ese segmento. Más allá de apoyar al ecuatoriano para que logre uno de sus principales objetivos en la vida, cual es el de tener casa propia, la situación permitía que eso se haga en condiciones absolutamente favorables para la gente. Ha sido un proceso de ganar – ganar, y esperamos muy pronto volver a brindar todo el empuje que nos caracteriza.

¿El banco continuará atendiendo crédito hipotecario para vivienda social?

Hemos colocado algo más de $40 millones en ese segmento. Estamos apoyando algunos proyectos de esa índole, por ejemplo, un proyecto de vivienda social promovido por el Grupo Baquerizo Amador, en Guayaquil, que se gestiona a través del plan que el Gobierno estableció para vivienda de hasta $70.000 al 4,90% de interés.

¿El Gobierno ha cumplido con su parte?

Sí, ha cumplido con lo que les corresponde, la experiencia ha sido positiva. De hecho, estamos en conversaciones con el Gobierno para gestionar una línea especial de crédito para proyectos de construcción destinados a vivienda en la zona afectada por el terremoto, invitando también la participación de organismos internacionales. El proyecto es interesante, no solo por dar una posibilidad real de recursos y de recuperación a esa zona, sino que si eso funciona, se podría replicar el mismo mecanismo en el resto del país.

¿La cartera hipotecaria se ha deteriorado?

Sí, pero es un tema general, no es solo la cartera hipotecaria. El sistema financiero tiene hoy una tasa de mora del orden del 7%, que se ha duplicado con respecto a hace un año que era del 3.4%. Eso significa que los bancos debemos tomar dinero de las reservas para palear este deterioro de la cartera, y no estamos generando rentabilidad precisamente por el freno que hay en la economía. Al mes de junio nuestra rentabilidad sobre patrimonio estará en el orden del 5%, que es muy baja comparándola con la rentabilidad de cualquier otro sector.

¿Qué precauciones tomaría frente a esta situación?

Actuar antes de esperar que se dañe la cartera. Ejemplo de ello es haber asumido y condonado deudas en Manabí por alrededor de $20 millones, que si bien es un gran apoyo para esos clientes, me temo que no será suficiente ante la realidad de la situación económica post terremoto. Afortunadamente el sistema financiero está muy sólido y muy líquido, y consecuentemente la dolarización está absolutamente respaldada gracias a la prudencia de los bancos. Personalmente pienso que si la dolarización está sólida en este país, se debe más al sistema financiero que a la decisión expresa de la autoridad vigente, porque el sistema es el gran puntal del respaldo hacia la unidad monetaria.

¿Hay oportunidad en la crisis?

Tenemos la obligación de pensar que así es. Ojalá sea la oportunidad para reconstituir un modelo de crecimiento y desarrollo que tenga en cuenta la prioridad que hay que dar a los diversos segmentos. Por ejemplo: construcción y vivienda, que por lógica deben ser segmentos que mantengan preponderancia en lo que signifique crédito y desarrollo; también son fundamentales el sector de la producción, el agrícola, microcrédito que es la mejor garantía para el desarrollo. Por otro lado, los créditos orientados a lo suntuario deberían tener menor relevancia o ajustarse aplicando otras variables.

¿Como cuáles?

Como las que se aplican en el mundo entero, es decir, vía tasa de interés y plazos. Así, los créditos que quieres estimular porque convienen para el desarrollo del país deben tener tasas mucho más bajas y plazos más largos; y aquellos que quieres desestimular deben ser más costosos y tener plazos más cortos para que la gente piense dos veces en su conveniencia. Esta flexibilidad no se ha logrado con las autoridades del país, pero deberíamos aprovechar esta crisis como un relanzamiento de la actividad económica para reordenar estos temas.

¿Qué espera del segundo semestre de este año?

Hay que ver qué sucede, porque además de todo lo que estamos viviendo, se verá contaminado con el tema electoral que, nos guste o no, es motivo de conflictos, de incertidumbres que se convierten en temores, y esos temores se reflejan inmediatamente en la actividad económica.

 

RICARDO CUESTA

Presidente Ejecutivo, Produbanco

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Son 37 años de exitosa trayectoria los que avalan la solidez de Produbanco, institución que ha sido designada en ocho ocasiones como el Banco del Año en Ecuador por la revista The Banker, perteneciente al grupo inglés Financial Times. Además fue distinguido por Revista Gestión como El Mejor Banco Grande de Ecuador, y ostenta la calificación de riesgo AAA- emitida por BankWatch Rating y Pacific Credit Rating (PCR).

Ricardo Cuesta, su Presidente Ejecutivo, comenta que el año pasado el sistema financiero tuvo una reducción importante de depósitos, de alrededor del 12% ($3.000 millones). La causa, según manifiesta, fue la reducción de la liquidez del Estado que tuvo como consecuencia la contracción en los negocios, y los bancos fueron los primeros en sentir ese efecto porque recogen el ciclo de la actividad económica.

¿La reducción de depósitos se ha detenido?

Hay un ciclo histórico en cuanto a la variación de depósitos por mes. Como todos los diciembre, el 2015 fue positivo, aunque no en la magnitud de otros años. Enero ha sido siempre negativo, pero el del 2016 fue positivo, porque el Gobierno recibió dinero de financiamientos externos y pagó algunos atrasos importantes que generaron incremento de liquidez en el sistema financiero. Febrero fue positivo, y marzo en realidad fue negativo a pesar de que las cifras demuestran lo contrario, y eso se debió al depósito del IESS en Banco del Pacífico, para que éste a su vez compre bonos de tesorería. Abril fue negativo, al igual que todos los años, porque es el mes en que se paga impuesto a la renta y eso reduce los depósitos. Mayo fue levemente negativo, pero menos de lo que se esperaba, porque el Estado recibió financiamiento para pagar a sus proveedores.

¿Cuál es el neto en depósitos al cierre de mayo?

En el sistema financiero los depósitos son positivos en alrededor de $1.000 millones. Sin embargo, mirando los resultados de nuestros clientes en el volumen de sus negocios y en la demanda de crédito, notamos que la recesión está acelerándose.

¿Qué indicador lo demuestra?

El más importante es la recaudación de IVA, porque nos deja ver con precisión cuántas ventas se están generando, y por ende, cómo se está moviendo la economía. Esta recaudación revela un bajón de ventas en el sector real que eventualmente generará menor liquidez, y por ello, menores depósitos.

¿Esa tendencia se mantendría hasta fin de año?

El saldo a fin de año depende de si el Gobierno se pone al día en los atrasos de pago a sus proveedores. Si eso se da, podríamos proyectar que no habrá disminución neta, o eventualmente solo una muy pequeña, lo cual sería buenas noticias. El 2015 cerró con -$3.000 millones en depósitos comparado con 2014. Si proyectamos a diciembre 2016, probablemente esa cifra se reduzca en $1.000 millones, con cual tendríamos un neto de -$2.000 millones que son dineros que no se recuperarán tan fácilmente. El tiempo, y un nuevo crecimiento económico del país nos permitirá volver a un ritmo cíclico de crecimiento.

A pesar de esa reducción de depósitos se sostiene que hay liquidez en el sistema…

Los bancos estamos líquidos y continuamos actuando con la misma estructura de siempre. Los colchones de liquidez que manejamos, quizá incluso adicionales a la liquidez normal, permitieron que a pesar de esa reducción de depósitos, la banca no se vea afectada en absoluto. La reducción de depósitos impacta al crédito, eso es inobjetable, porque una de las formas para contrarrestar la salida de dinero es recuperando créditos y limitando nuevas colocaciones.

¿Eso fue lo que se hizo?

En algunos meses decrecieron los saldos, no porque no se generaron nuevos créditos, sino porque se prestó menos de lo que se cobró. Es importante resaltar que todos los meses la banca coloca nuevo crédito, lo que pasa es que no se refleja en el neto porque hay una cantidad de dinero que se amortiza mensualmente y se lo vuelve a prestar; pero al netear las dos operaciones, la cifra final -el saldo- no demuestra realmente los nuevos créditos concedidos.

¿En qué porcentaje se redujo la colocación de nuevos créditos?

Para efectos comparativos vale mencionar que mientras los depósitos cayeron en casi 12% el año pasado, la colocación de crédito disminuyó solamente en alrededor del 7%. Eso nos da una diferencia del 5% que no cayó, y se dio por dos razones. Una, la banca consiguió cerca de $500 millones del exterior en préstamos para sostener la cartera de los clientes y no tener que recuperar mucho más de lo que se cobró. Dos, redujimos un poco la liquidez extra que mantenemos para sostener la cartera. Con estas dos estrategias logramos evitar que el impacto total de la reducción en liquidez se traslade al sistema.

¿Produbanco mantuvo su participación en el segmento de hipotecarios?

Por el contrario, crecimos. De la cartera total de crédito que maneja Produbanco, el correspondiente a vivienda representó el 9% en 2014, subió al 11% en 2015, y llegará al 12% en 2016. Continuamos financiando la construcción de grandes proyectos que requieren a su vez de créditos hipotecarios para su venta, siendo esa la fuente de repago del crédito constructor.

¿La demanda de crédito es igual que en años anteriores?

La demanda está contraída importantemente. Al revés de lo que se piensa, tenemos más liquidez que demanda de créditos. Por la situación económica actual, la gente está posponiendo la decisión de compra de inmuebles, y en relación a ello, el constructor también está posponiendo la decisión de construir nuevos proyectos. A nivel de banca tenemos alrededor de $1.000 millones extras en depósitos, pero la demanda está acorde con la realidad económica.

¿Cuánto se ha colocado en hipotecarios a la fecha?

En lo que va del año hemos colocado $18 millones y a ese ritmo continuaremos el resto del año. Produbanco seguirá apoyando al segmento de la construcción, nuestra función es intermediar entre la oferta y la demanda, pero no podemos presupuestar montos de colocación porque no podemos anticipar qué obras nuevas se construirán. Sin embargo, la fuerza comercial está buscando proyectos en nuestra área de influencia geográfica para financiarlos, porque nuestro interés es que la participación porcentual de la cartera de vivienda se mantenga en el 12% mínimo. El esfuerzo es muy grande, porque mes a mes tenemos pagos mensuales de cartera, y sobre eso tenemos que colocar lo suficiente para crecer.

¿La morosidad en cartera hipotecaria muestra variaciones?

Cuando la morosidad en cartera hipotecaria empieza a subir es indicio de que la economía está en recesión, porque el deterioro va en relación al valor patrimonial que las familias dan al tipo de deuda que tienen. Hoy la cartera hipotecaria está en el 3% de morosidad, cuando hace un año estaba muy cercano al 1%, y esto es directamente proporcional al incremento del desempleo. Afortunadamente podemos plantear soluciones casi individuales para cada caso, y en eso estamos trabajando, no solamente porque debemos entender la situación que los clientes atraviesan, sino también porque la cartera vencida es muy costosa para los bancos.

¿Porqué?

La morosidad es un indicador visual, pero el costo de esa morosidad se llama provisiones. El banco tiene que provisionar mes a mes el monto de capital que está insoluto, y en un plazo de 180 días debe tener provisionado el 100% del valor. Es decir, por un lado dejo de tener ingresos por el pago del crédito, y por otro me genera un gasto que tengo en provisión. Por esta razón, y por la sensibilidad con los clientes, la demanda es el último recurso que utilizamos.

 

PEDRO GALVIS

Vicepresidente

Región Norte, Banco Guayaquil

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Dentro de su estrategia comercial, Banco Guayaquil tiene al crédito hipotecario como un ancla para generar fidelidad con los clientes. Según afirma Pedro Galviz, “si financiamos la compra de vivienda y ayudamos a la gente a generar un patrimonio, esa persona va a estar con nosotros durante 15 o 20 años, y eso es lo que queremos, relaciones a largo plazo”.

¿Cómo ve la evolución del sector vivienda?

Las cifras muestran que la oferta se contrajo entre 2014 y 2015, y pienso que esa tendencia se mantendrá al cierre de 2016. La situación económica del país no está estable, y eso provoca que los constructores piensen dos veces antes de iniciar proyectos nuevos. Según información estadística, en 2014 había 7.700 unidades disponibles en Quito y 8.400 en Guayaquil. Para 2015 el resultado fue de 6.560 en Quito y 6.280 Guayaquil.

¿Se contrajeron los montos de colocación de crédito hipotecario?

La colocación está directamente atada a la oferta de inmuebles y a la demanda por comprarlos. De ahí que evidentemente hubo contracción en la colocación. En 2014 Banco Guayaquil colocó $66 millones, significando eso el 9.8% de participación en el mercado. En 2015 colocamos $30 millones pero nuestra participación creció al 11,99%. A abril 2016 hemos otorgado $18 millones, lo cual nos permite prever que este año será al menos igual que el anterior, y eso, considerando la situación que el país atraviesa, son muy buenas noticias.

¿Esa contracción se dio a nivel general en el sistema financiero?

Así es. El total colocado por las instituciones financieras en crédito hipotecario en 2014 fue de $674 millones, en 2015 fue de $253 millones, pero hasta abril 2016 se ha colocado ya $177 millones. La tendencia dejaría pensar que se puede superar las cifras del año pasado.

¿Y los saldos en cartera hipotecaria?

Han crecido cada año. Eso quiere decir que el banco está prestando más dinero del que está cobrando. El saldo en hipotecarios en 2014 fue de $160 millones, en 2015 de $178 millones, y la proyección para 2016 es terminar con $181 millones de saldo.

¿La línea de hipotecarios es prioritaria en su cartera de crédito?

El crédito de vivienda es nuestro producto insignia, el que nos abre las puertas al mercado de personas para continuar abasteciendo sus necesidades futuras. Ofrecemos crédito para compra de vivienda nueva, usada y vacacional; y también para compra de terrenos y remodelaciones. Las condiciones son distintas en cada caso, pero tenemos un producto para cada necesidad.

¿Prevé variaciones en la tasa de interés o plazos para hipotecarios?

No se anticipa ninguna variación. Pienso que esos dos factores seguirán en los rangos que han estado los últimos años. Para compra de vivienda nueva nuestra tasa es del 10% a 15 años plazo, y en el caso de vivienda usada se aplica la misma tasa pero el plazo es de 10 años.

¿Cómo está la morosidad en el segmento de vivienda?

Se ha incrementado, sobre todo en ciertas regiones del país, por ejemplo en la Amazonía, porque la actividad petrolera está golpeada y tiene efecto en los empleados de ese sector. Otra región afectada es la Provincia del Carchi que depende de una actividad comercial que se ha desvanecido. Sin embargo, el segmento de vivienda sigue siendo bastante sano comparado con otros rubros, por el ejemplo el de consumo. La cartera de crédito que corresponde a las zonas afectadas por el terremoto no está deteriorada. Esos deudores de alguna manera tienen un justificativo real y somos consecuentes con eso. Hemos aplicado soluciones como períodos de gracia y ampliación de plazos para ayudarlos a sobrellevar este mal momento y continuar apoyándolos en todo sentido.

¿Cómo actuar con los clientes que entran en mora?

Nuestra premisa es el diálogo. Primero necesitamos entender la situación del cliente para determinar que es lo que está afectándolo, y a partir de ese análisis, definir la manera de apoyarlo. Puede ser a través de períodos de gracia o refinanciamiento de la deuda. Es importante anotar que la cartera vencida tiene un costo para las instituciones financieras, porque va directamente al gasto y tenemos que provisionar esos valores, de ahí que es fundamental encontrar el mecanismo que permitirá al cliente solventar sus pagos. Las vías legales para cobrar una deuda son utilizadas únicamente en casos donde todas las estrategias de apoyo han fallado. Es evidente que los bancos no nos dedicamos a la actividad inmobiliaria, y por ende, no es nuestro interés que el inmueble pase a nuestra propiedad.

¿Los bienes que se reciben en dación en pago cubren el valor del crédito, o hay pérdida para el banco?

La banca ecuatoriana es muy prudente. En el financiamiento para compra de inmuebles tenemos una cobertura por el 140% del valor del bien. Es decir que, en caso de tener que recibir el bien en dación en pago, el valor del inmueble cubrirá el monto de crédito. Además, en estos casos se realiza un proceso amigable con el cliente y se contrata un avalúo profesional para determinar el costo de reposición y el valor comercial del bien, para acordar el monto que el banco aceptará. Con esto queda implícito que en Ecuador no se está dando una burbuja inmobiliaria como la que se vivió en España o Estados Unidos. La crisis que estamos viviendo es a causa del deterioro de la economía del país, es un tema de excesivo gasto público que nada tiene que ver con el sector inmobiliario per se.

El crecimiento de Banco Guayaquil en crédito hipotecario en Quito es notorio. ¿Qué estrategia se aplicó?

Hay mucho trabajo y profunda planificación que ha sido ejecutada con profesionalismo detrás de ese crecimiento. Generamos alianzas estratégicas con los cinco constructores más importantes de Pichincha, que han sido muy productivas y los resultados son evidentes. Los clientes a quienes les financiamos la compra de inmuebles, sean personas naturales o personas jurídicas, ahora trabajan todas sus necesidades bancarias con nosotros. Quito tiene muchísimo potencial para seguir creciendo en colocaciones.

¿Cómo proyecta terminar 2016?

Es un año duro. El Banco Mundial proyecta decrecimiento del PIB, y esto implica a todos los sectores, no solamente a la banca. A pesar de esto, lo importante es desglosar los segmentos del mercado que forman parte de ese PIB, para hacer clic con el sector que tiene necesidad puntual de crédito. Eso es conectar demanda con oferta, y ese es el negocio de la banca, pero es siempre importante que la oferta sea de valor, para lo cual, en situaciones como la actual, hay que ser extremadamente creativos. Además de la situación económica, enfrentamos un año de elecciones, y mucho de esto dependerá de las políticas del nuevo Gobierno.

¿Optimista para 2017?

Siempre optimista. Lo mejor está por venir. Pienso que en 2017 puede empezar una recuperación que madurará para 2018 y 2019. Dentro de todo, también hay horizontes atractivos, porque en Banco Guayaquil vemos que hay empresas internacionales que piensan que es el momento de invertir en Ecuador y están con muy buenas intenciones de traer capitales.