o el Color de lo Habitable

El quinto rascacielos que se cuela en el skyline de Madrid es la torre Caleido, con 181 metros de altura, 35 pisos. En septiembre se convertirá en un campus vertical que acogerá a la escuela de negocios del IE University, además de una clínica de medicina deportiva y una zona comercial. Pero este nuevo edificio, similar a los edificios Seagram, de Nueva York, es un ejemplo del blue architecture.

El concepto nació en el estudio de arquitectura español Fenwick Iribarren, fundado en 1990 por Mark Fenwick y Javier Iribarren. ¿Qué significa el blue architecture? Fenwick en una entrevista para CLAVE! explica que la idea nació en contraposición a la obsesión de muchos por el green architecture. “Hay un gran protagonismo de lo que es la sostenibilidad, de lo que es el cuidado de la naturaleza. Todos los clientes están enfocados en la naturaleza y nadie se acuerda de las personas. Entonces decidimos inventar o desarrollar el blue architecture, que es arquitectura sostenible para las personas”.

Lo que hace este estudio arquitectónico es recuperar lo que se está dejando de incluir en los edificios modernos, que solo se enfocan en lo verde y no en las personas que los habitan. “Nuestro intento es diseñar edificios que sean buenos para la naturaleza y buenos para las personas”, añade Fenwick.

La tesis plantea construir edificios cómodos para las personas, que tengan luz, dotaciones, seguridad… La firma española, por ejemplo, detectó que había diseños que reducían el tamaño de las ventanas y sacrificaban las vistas con el argumento de proteger a sus ocupantes del sol. Para el arquitecto entrevistado muchas de las soluciones pasan por pegarse a la innovación. En Caleido se usaron vidrios de última tecnología, dos capas de cristal separadas por 25 centímetros, que dan la piel negra al edificio, pero no restan visibilidad. “Es sorprendente lo que la tecnología avanza. Podemos usar un vidrio que nos permite protegernos del sol y no hacen falta ni persianas ni cortinas. Con esos materiales de última generación, podemos hacer edificios perfectamente agradables y sostenibles para las personas”, señala el arquitecto.

Caleido es muy blue porque es más afable desde el nivel cero: cuenta con dos plazas urbanas, una vía comercial, un parque de 30 hectáreas. Para Fenwick todo eso “humaniza la ciudad” y separa a la quinta torre de sus hermanas mayores que forman el complejo de rascacielos de Madrid. “Caleido piensa en el nivel cero, donde están las personas, no en el nivel 250”, dice con referencia a la altura de las otras torres. Fenwick-Iribarren escogió el azul para definir el concepto de arquitectura que pone a la persona en el centro por el color que tiene la tierra vista desde el espacio. “El azul es el color de algo habitable en el universo”, explica el arquitecto. La arquitectura azul además de procurar el bienestar de las personas tiene que tener sentido del lugar y flexibilidad. Lo primero significa que el edificio debe responder al sitio en el que está, a sus tradiciones y a los elementos de construcción que se utilizan en ese sitio; y lo segundo es que pueda

adaptarse rápidamente a diferentes necesidades como tantos edificios que en el tiempo de la pandemia se convirtieron en hospitales o morgues temporales.

La pandemia dejó muchas lecciones que encajan en el concepto del blue architecture. “Ahora decimos que los edificios tienen que ser muy luminosos, contar con espacios exteriores y que incluso tienen que contar con sistemas de ventilación y purificación del aire”, explica Fenwick. “Las viviendas que estamos haciendo ahora, por ejemplo, buscan crear espacios que permitan el trabajo en la casa”.

No son pocos los arquitectos que están reflexionando que tal como ocurrió después del 11-S, que dio paso a la instauración de sistemas de control en los accesos a los edificios, llegará el tiempo de pensar diseños arquitectónicos que permitan verificar la temperatura y otras condiciones de los visitantes.

Uno de los últimos encargos de Fenwick-Iribarren es la construcción de tres estadios para el Mundial de Qatar —el Qatar Foundation, Al-Thumama y el Ras Abu Aboud—. En estos se puede ver la mezcla del green y del blue architecture. En el primero se ha incorporado pabellones interiores con piscinas y polideportivos que están enterrados debajo de una cubierta verde y son un verdadero oasis. En el Al-Thumama, en la ciudad Doha, se genera un sentido de pertenencia al tener la forma del tradicional sombrero que visten los hombres árabes, que simboliza la dignidad y la autoestima. El Ras Abu Aboud, que está hecho con contenedores de barco y que se desmontará luego del evento, es un ejemplo de sostenibilidad pues con las mismas piezas se podrán hacer otros 20 complejos deportivos.