
Hace veinte años ACIMCO irrumpió en el mercado ecuatoriano con un producto innovador para su época: las cubiertas metálicas. Con esa propuesta, la empresa familiar marcó el inicio de un camino que pronto la llevaría a explorar nuevos sistemas de construcción liviana. Hoy, tras dos décadas de aprendizaje y evolución, la compañía se ha consolidado como referente en el desarrollo de fachadas ventiladas y envolventes arquitectónicos de alto desempeño.
“Comenzamos con las cubiertas, después incorporamos sistemas livianos y desde hace ocho años decidimos enfocarnos en las fachadas, como parte de la envolvente. Fue una decisión estratégica que nos permitió diferenciarnos y liderar un segmento prácticamente inexistente en el país”, me dicen al iniciar la entrevista.

Bernardo Proaño, Oscar Proaño y Mateo Proaño
¿Dejar atrás la pintura y dar el salto al revestimiento?
Y no fue fácil, porque requiere de un cambio cultural en la sociedad. En Ecuador todavía se asocia la terminación de un edificio con pintura, pero nosotros innovamos para cuestionar ese paradigma. Competimos con la pintura, cuando en el mundo la tendencia cada vez es no pintar exteriores. Si en Europa, Asia o Norteamérica se contruye un edificio de altos estándares, muy pocos piensan en qué pintura se utilizará, la pregunta es qué tipo de revestimiento se va a aplicar. Esa es la diferencia, y hacia allá caminamos nosotros.
¿Cuál es su propuesta?
Es muy clara. Estamos transformando la manera en que se conciben los exteriores de los edificios, con innovación, tecnología y sostenibilidad. Nuestras fachadas ventiladas no solo cumplen un rol estético, también aportan eficiencia energética, sostenibilidad y confort interior. Cuando uno pinta, gasta; cuando instala una fachada, invierte; esa es nuestra premisa. La diferencia está en la durabilidad, el ahorro de mantenimiento y la calidad de vida de quienes habitan el edificio.

Edificio Harmony, Quito
¿A qué se refiere con fachadas ventiladas?
El uso de fachadas ventiladas implica la creación de una cámara de aire entre el revestimiento y el muro estructural. Esa cámara genera un efecto de convección que permite la circulación continua del aire, reduciendo la humedad, estabilizando la temperatura interior y mejorando la acústica. En otras palabras, es como disponer de un sistema de ventilación natural que funciona de manera ininterrumpida, los 365 días del año, manteniendo la edificación seca, protegida y energéticamente eficiente frente a la humedad, el enemigo silencioso y más persistente de la construcción.

Rosati Motors, Guayaquil
¿Qué productos hay en su portafolio?
El portafolio de ACIMCO incluye materiales de alto rendimiento, como aluminio compuesto, paneles HPL (High Pressure Laminate), fibrocemento, cerámicos, policarbonatos y piedra. Todos provienen de fabricantes europeos y cuentan con respaldo técnico internacional. Trabajamos con proveedores de España, Italia y Holanda. Importamos planchas de hasta seis metros y las procesamos aquí con tecnología CNC, lo que nos permite fabricar piezas únicas, con precisión milimétrica. Hemos hecho proyectos con más de 5.000 piezas distintas, y esto, sin un sistema industrializado como el que aplicamos nosotros, sería imposible.

Paneles Edificio Qanvas, Quito
¿Qué repercusiones tienen estos productos en la gente?
Más allá de lo técnico, el beneficio directo es, precisamente, para las personas. El argumento más importante que tiene el comprador de vivienda es que quiere vivir mejor. Con nuestros sistemas se logra un confort térmico y acústico que hace la diferencia. Escuchas un 20% menos del ruido del tráfico, y el consumo de energía para calefacción o aire acondicionado baja significativamente. Ofrecer esa calidad de vida es lo que nos mueve.
¿Hay estudios que respaldan esas cifras?
Sí, y las cifras son contundentes. En climas cálidos como Guayaquil, el uso de fachadas ventiladas puede reducir hasta un 30% el gasto en aire acondicionado. En ciudades frías como Quito, disminuye la necesidad de calefacción. Y al tratarse de revestimientos de larga vida útil, el ahorro en mantenimiento es sustancial. En ocho o diez años, el costo de una fachada ventilada se paga solo. A partir de ahí todo es ganancia, empezando porque nunca más tendrá que volver a pintar la fachada.

Cortasoles Starbucks, Quito
¿Qué tipo de proyectos están entre sus clientes?
Los que marcan tendencia y miran hacia el futuro. Las universidades han sido clientes vanguardistas, están siempre dispuestas a innovar e incorporar nuevas tecnologías. Uniandes, UTPL y Unemi son algunos ejemplos donde nuestras fachadas han transformado por completo la imagen institucional. También hospitales, centros comerciales e importantes edificios corporativos forman parte del portafolio de ACIMCO.

Residencia Pacho Salas, Quito
¿Cómo cuáles?
El edificio EDGE marcó un hito en Ecuador al convertirse en la primera construcción en incorporar un sistema de fachada ventilada. Desde entonces, varios proyectos emblemáticos han apostado por este tipo de solución arquitectónica. Un claro ejemplo es el nuevo Hospital Santiago en Guayaquil, con más de 10.000 m² de revestimiento. También destaca el edificio The Hills, donde una constructora de prestigio eligió paneles de alta especificación para su fachada. En Loja, la UTPL se suma a esta tendencia al optar por paneles con núcleo Fire Retardant en su más reciente edificio.
Al inicio, convencer a arquitectos y constructores no fue sencillo; sin embargo, una vez que conocen el sistema y comprueban sus beneficios, entienden la diferencia… y ya no hay vuelta atrás.

Bernardo, Oscar y Mateo
¿Sirven para remodelaciones?
Las remodelaciones son una gran oportunidad de dar nueva vida a edificios o viviendas. La plusvalía que genera usar fachada ventilada en un edificio antiguo es impresionante porque aquellos que ya nadie miraba, hoy lucen renovados y son atractivos para el mercado. Es como darles una segunda vida. Lo mismo sucede en las casas particulares, el efecto es tan impactante que es como si fuese nueva.
Es cubrir con nueva piel a lo que ya el tiempo deterioró…
Lo que hacemos va más allá de revestir edificios, abrimos un nuevo campo de trabajo en la arquitectura. Nos gusta hablar de arquitectura exterior, que es todo lo que está en los primeros centímetros afuera de un edificio, desde la piel hasta los elementos que filtran luz o aire. Ahí en ese espacio estamos nosotros. Ese enfoque nos ha permitido introducir elementos como quiebrasoles, pantallas y fachadas dinámicas con paneles móviles que no solo cumplen funciones técnicas, sino también estéticas. Para un arquitecto es como recibir una nueva paleta de herramientas, puede jugar con texturas, perforaciones, transparencias y geometrías que antes eran imposibles de lograr con sistemas tradicionales.

Remodelación Mall del Sol, Guayaquil
¿Innovación en su máxima expresión?
La innovación no se detiene. El siguiente paso son las fachadas fotovoltaicas capaces de generar energía limpia, o los materiales autolimpiantes que prolongan aún más la vida útil de los edificios. Cada año aparecen nuevas tecnologías. En el mundo ya hay fachadas que producen oxígeno, que generan sombra inteligente o que se adaptan al movimiento del sol. Lo que viene es apasionante y nuestra intención es traerlos a Ecuador cuando sea oportuno.
Es decir, ¿seguir siendo pioneros en su campo?
Tenemos la convicción de seguir liderando en un campo que recién empieza a despegar en el país, esa siempre ha sido nuestra propuesta de valor. Cuando introdujimos el gypsum fue difícil que nos aceptaran, hasta que un terremoto hizo evidente su ventaja. Hoy con las fachadas ventiladas pasa lo mismo, pero es cuestión de tiempo para que se conviertan en el estándar. Y ahí estaremos nosotros, como pioneros.

Corporativo Grupo Superior, Quito
Mirando atrás, ¿estos 20 años han sido satisfactorios?
Nacimos con cubiertas metálicas y ahora estamos con envolventes arquitectónicos. ACIMCO ha recorrido un camino de constante innovación. Nuestra visión trasciende la construcción tradicional para ofrecer soluciones que combinan diseño, tecnología y sostenibilidad. Suena complejo, pero al final del día, lo que ofrecemos es simple: edificios que envejecen con dignidad, que ahorran recursos, que aportan belleza al paisaje urbano y que hacen que las personas vivan mejor. Ese es el mayor orgullo de estos primeros 20 años.


