Desvirtuando maliciosos rumores

Por Caridad Vela

Roberto reincide. Es su segunda ocasión al mando de Banco del Pacífico, institución financiera que abrió grandes horizontes bajo su dirección. Sin duda en esta historia hay un antes, un después, un ahora y un mañana, pero sobre todo, hay una verdad, y hay que contarla.

La polémica, a nivel de opinión pública, se ha desatado entre varios bandos: los que opinan que no se debe vender el banco y los que piensan que para mañana es tarde; los que afirman que es un banco del Estado y los que claramente ven que es un banco privado.

Lo cierto es que entre el ir y venir de rumores el banco no se ha vendido, y mientras eso suceda, la responsabilidad es seguirlo operando para salvaguardar los intereses de los 2.7 millones de ecuatorianos que tienen ahí depositado su dinero.

Roberto asume el desafío de reestructurar el banco, devolverle su sitial de eficiencia y solidez, para seducir a la banca internacional a comprarlo. Con la honestidad y frontalidad que le caracteriza, libre de toda atadura política, atiende esta entrevista.

¿Reestructurar el banco para venderlo? El tema ya es un poco repetitivo…

La reestructuración que debo hacer para vender el banco es un reto personal muy interesante. El último intento de venderlo fue en 2019, de ese año data la última valoración. Hubo conversaciones pero no se materializaron en ningún proyecto, y ahí paró el tema. Ahora el proceso está nuevamente en marcha y espero que sea mucho más rápido. La idea es dejar cerrada la operación este año.

Habrá que valorarlo nuevamente…

Para ser eficientes, ahorrar tiempo y dinero, le pediremos al mismo banco que hizo la valoración en 2019 y la actualizó en 2020, que haga una nueva actualización porque la metodología está lista. No hay mucho misterio, es una metodología estándar que descuenta los flujos de un valor patrimonial y aplica ciertos múltiplos de comparación. Corresponde ahora cargar los datos reales del cierre 2021, que ya los tenemos, proyectar la cuenta de resultados del banco para un período de entre cinco y diez años y manejar varios escenarios.

¿Quién tiene la última palabra para definir al comprador?

El accionista. Al banco le corresponde hacer operativo el proceso, pero las decisiones sobre el candidato a comprarlo, los términos de la negociación, precio de cierre, etc., le corresponden a la CFN. Idealmente se va a vender a una institución extranjera. Hay mucha gente desconocedora pensando que alguien aquí va a comprar el banco, eso carece de sentido. Los bancos grandes de este país tienen una cuota razonable en el mercado, y no creo que el ente regulador aprobara la compra por un banco local. Tampoco creo que alguien se valga de testaferros u otras figuras para comprar el banco, porque las reglas son muy claras.

Entonces, ¿la venta está enfocada puramente al mercado internacional?

Claro, se pretende que venga una institución extranjera, idealmente con acceso a mercados de capitales internacionales, que permita mejorar la competencia con nuevas formas de hacer banca, que aproveche el enorme potencial que tiene todavía el banco. Si no ocurre una desgracia y no tenemos la enésima ola de Covid, en dos años volverá a ser el más rentable del país. Es una enorme oportunidad para que una entidad extranjera de prestigio, con suficiente solvencia y tamaño, finalmente lo compre.

¿Los detalles del proceso de venta se mantendrán en confidencialidad? Eso ocasionó un lío mediático la última vez.

Es el accionista, es decir la CFN, quien en un momento determinado debe dar la información que considere necesaria, siempre y cuando eso no afecte a la seguridad del banco, a la confidencialidad del proceso o a la divulgación de datos que solo son propiedad del banco. No olvides que Banco del Pacífico es un banco privado. El hecho de que sus acciones sean propiedad de la CFN no cambia su naturaleza jurídica, por lo tanto, nos regimos igual que cualquier otro banco privado en cuanto a confidencialidad y publicación de cifras.

Pero la CFN es una entidad del Estado, por eso la confusión.

La CFN tiene la propiedad de las acciones, pero ni la gestión, ni el fondeo, ni la supervisión, ni la forma en que se maneja el banco es la de un banco público. Banco del Pacífico no recibe un solo dólar del Estado, es 100% privado y atiende a 2.7 millones de clientes que nos confían su dinero. El banco no tiene injerencia del Estado, no recibe fondos del Estado, no presta a instituciones del Estado. A pesar de que en el pasado se lo utilizara para determinadas campañas políticas o programas de gobierno, la naturaleza del banco no ha cambiado, es un banco privado y soy responsable de prestar bien el dinero que depositan aquí nuestros clientes.

¿Cómo cierra el 2021?

El banco termina el 2021 con un cierre controlado, que presenta escasos $5.7 millones de utilidad, lo cual es anormalmente bajo para un banco de este tamaño. Desde agosto hasta noviembre se implementó un plan de reestructuración exprés. El hecho de disminuir la plantilla y el gasto operacional, de cerrar agencias que no son rentables, destinar voluntariamente una cantidad importante de dinero a provisiones y saneamiento de cartera, responde a una lógica de trabajo. No se trata de abrir oficinas para contentar a alguien, o tener cajeros en cualquier esquina, o contratar miles de personas que no tienen un puesto real. Todas las decisiones que se toman en el banco tienen una lógica: mejorar la eficiencia y ganar en rentabilidad. Este año ha costado, y la cuenta de resultados lo evidencia, pero la consecuencia es que el banco tendrá ahorros superiores a $70 millones en el año 2022.

En años anteriores las utilidades fueron muy buenas…

Esas utilidades no debieron haberse dado nunca. Se dieron porque el banco no estaba haciendo las provisiones de cartera que obligadamente debía hacer, y eso no solo es lamentable, es incorrecto e irresponsable. Hay muchos clientes con problemas para pagar sus créditos, incluso hay que considerar que algunos clientes no van a poder pagarlos, y ante esto el banco debe obligatoriamente hacer provisiones. Eso hemos hecho hoy porque es lo correcto, pero ese dinero hay que traerlo de la cuenta de resultados.

Roberto Gonzáles - Revista CLAVE Bienes Raíces edición 103

¿Cuánto se destinó a provisiones al cierre de 2021?

Más de $160 millones, y para el año 2022 la proyección es superar $200 millones en provisiones. La intención detrás de esto es cautelar que el Estado tenga la mayor protección posible en su cartera. Cuando una entidad compra otra entidad financiera, lo ideal es que venga con menos cuentas difíciles o créditos dificultosos, y estamos anticipándonos a lo que pudiera ocurrir en el momento de la venta. Mi experiencia me dice que probablemente una buena parte de algunos créditos que tiene el banco, especialmente de esas campañas dirigidas políticamente, van a dar un dolor de cabeza a la cuenta de resultados. En banca, el paracetamol para ese dolor de cabeza se llama provisiones.

Ese nivel de provisiones me hace pensar que los índices de mora están altos…

El índice de mora cerró el 2021 en 2.94% cuando la media de los bancos en comparación está entre 1 y 1.5%, salvo en el caso de Banco Pichincha que está un poquito más baja. Es decir, Banco del Pacífico tiene el doble de morosidad que otros bancos, precisamente por hacer operaciones para reactivar la economía, apoyar a emprendedores, apoyar los planes de vivienda social, etc., que no estaba preparado para atender. Estos programas siempre acarrean una morosidad que es superior a la media, por eso nunca te encontrarás a los otros grandes bancos con esta cartera. No es que toda vaya a ser mala, pero presenta un porcentaje de morosidad superior al normal.

¿El Reactívate Ecuador es parte de esa cartera emproblemada?

Efectivamente. De hecho, estamos tratando que la CFN nos autorice a refinanciarlos pero aun no tenemos una definición. Espero tenerla en breve, porque muchos de esos créditos son, o van a ser, fallidos. Hay que volver a analizarlos. Si una empresa tiene dificultades, pero tiene trayectoria, garantías y un saber hacer, la banca siempre le apoyará. Pero muchos créditos fueron para tapar huecos o emprender en actividades sin ninguna experiencia, y en esas condiciones difícilmente saldrán adelante, peor con dos años de pandemia. Si antes tenían varios problemas, hoy tienen uno más: devolver el crédito.

Pero en su momento esos créditos permitieron que muchas empresas se mantengan abiertas. ¿No era lo adecuado?

La intención fue muy buena porque al Estado le corresponde ayudar a la ciudadanía, aliviarla financieramente, pero, en mi opinión, antes de activar el programa hay que diseñar a qué se lo va a destinar, y ser muy claro en el fin de esos créditos. No se puede dar instrucciones a un banco para que preste $100 millones de manera genérica, porque la gente no está preparada para recibirlos con responsabilidad, y así, lo que empezó como una buena intención termina siendo un problema para la entidad financiera que lo hace, es decir, para Banco del Pacífico.

Pero al ser el banco propiedad de la CFN, ¿no debería ser el brazo ejecutor de las políticas del gobierno?

Claro, estaría de acuerdo contigo si fuésemos un banco que se nutre de fondos del Estado, pero recuerda que nos nutrimos en un 92% de depositantes privados. Entonces, cuando nos equivocamos en dar créditos de interés social o a determinado colectivo, quién paga la morosidad no es el Estado, la pagan los depositantes del Banco del Pacífico.

¿Seguirán participando en el segmento de vivienda social y prioritaria?

Estos programas de hipotecas fueron temporalmente suspendidos en el mes de agosto, igual que los créditos educativos y todos estos programas de interés político, porque la morosidad es muy alta, demasiado alta para lo que puede soportar un banco. Esta suspensión no afecta a los programas hipotecarios normales del banco. El Pacífico fue líder en iniciativas hipotecarias, y la idea es volver a serlo, pero en los segmentos en los que estamos preparados para participar, no en los que nos inducen a determinadas prácticas para las que no estamos preparados.

Roberto Gonzáles - Revista CLAVE Bienes Raíces edición 103
Roberto González Muller, Presidente Ejecutivo – Banco del Pacífico

¿Cuánto colocaron en hipotecarios el 2021?

El total de nuestra cartera de vivienda cerró en $577 millones, que corresponde al 13,4% de la cartera bruta del banco. De ese total, $266 millones se destinaron a financiar compra de vivienda de interés social y prioritario. El sistema financiero cerró en $2.325 millones su cartera en ese rubro, que representa el 7% de la cartera bruta total del sistema, es decir, un decrecimiento del 1% en 2021, lo cual significa que prácticamente estuvo parado el mercado en créditos hipotecarios, porque se prestó un poco menos de lo que se recuperó en cartera.

Hace algunos años Banco del Pacífico rompió esquemas reduciendo la tasa de interés para créditos hipotecarios y captó una gran parte del mercado con esta estrategia. ¿Continuará con esa vocación viviendista?

La idea este año es volver al mercado hipotecario con ofertas atractivas para el segmento que sabemos cómo atender. Alrededor del 2004 y 2005 rompimos el mercado con productos como hipoteca 10, hipoteca 9 y luego hipoteca 8. Eran programas dirigidos a un segmento que tenía características que le permitían asumir esos créditos. La vocación del banco sigue siendo viviendista. La financiación hipotecaria es uno de los productos bancarios por excelencia. El cliente ideal es aquel que tiene su hipoteca, paga todos sus tributos y sus facturas a través de mi banco, si además es un buen ahorrador tiene sus dineros conmigo y seguirá conmigo en el largo plazo. Ese es el esquema del cliente perfecto para un banco.

El segundo semestre de este año, cuando el banco entró en reestructuración, ¿se ralentizó la concesión de nuevos créditos?

La velocidad de maduración de la cartera del banco es superior a la de concesión, precisamente porque hemos estado seis meses centrados más en el proceso de reestructuración que en colocación de nuevos créditos. El saldo neto del año es apenas un decrecimiento de $10 millones con respecto a la cartera del año 2020. Es decir que el banco prácticamente no ha crecido porque la prioridad ha sido analizar estos créditos, ver cuál es la morosidad real, y sobre todo, crear provisiones.

¿Cómo ve el 2022?

El banco está actualmente en una posición muy confortable en cuanto a su patrimonio y su nivel de capitalización. No necesita aligerar su balance desde el punto de vista de liquidez pues hemos cerrado con un índice muy alto, por encima del 35%, y eso permite que nos dediquemos a financiar programas de crédito que sean interesantes, sin necesidad de titularizar cartera porque no tenemos problemas de consumo de recursos en el banco. Los programas que queremos lanzar en el año 22, sea cual sea el destino final del banco, los haremos con los fondos que tenemos. El banco quiere recuperar el segmento donde era fuerte, donde era rentable, que es el segmento de clase media, media-alta; y de las pequeñas, medianas y grandes empresas.

¿El nivel de patrimonio es igualmente cómodo?

Nuestro nivel de patrimonio es muy elevado, probablemente el más elevado de la banca. El hecho de que se haya reestructurado el banco y por eso presentemos un resultado muy marginal este año no implica nada en cuanto a patrimonio, solvencia o liquidez. De hecho, en estos dos últimos ratios el banco sigue siendo el primero del país, porque lo anterior afecta a la cuenta de resultados y a su cartera de créditos, pero no tocamos patrimonio, donde el banco cerró con $820 millones. En nivel de patrimonio técnico constituido es el primero del país.

¿Objetivo?

Una vez que el banco termine de ponerse en forma, volverá a ser la entidad más rentable que hay en el país. También una de las más solventes, con un alto nivel de liquidez y sobre todo, la más eficiente, que para mí es el indicador más importante. Ese es el objetivo para el 2022. Para el año 23, la meta es que sea el de más rentabilidad en Ecuador, a pesar de no ser el más grande. Recuerda que a un banco no se lo valora por sus activos, se lo valora por su patrimonio y por la capacidad de generar utilidades. Esto no es cuestión de tamaño, es cuestión de eficiencia y rentabilidad.

Si el banco está a punto de caramelo, ¿por qué venderlo?

Porque tiene que volver a manos privadas. El Estado no debe ser gestor de bancos privados ni de empresas privadas. El Estado debe gestionar salud, defensa, seguridad, educación de los ciudadanos, pero no dedicarse a gestionar bancos privados.