Por Caridad Vela
En un entorno donde las certezas empiezan a alterar el rumbo de cualquier estrategia empresarial, contar con una lectura precisa del contexto ya no es una opción, es una necesidad. El escenario actual está marcado por el reordenamiento político y la necesidad urgente de inversión estructural. Afortunadamente se vislumbran cambios positivos en el horizonte.
Pablo Morales, directivo de la consultora Péndulo, se ha posicionado como una voz autorizada en análisis de riesgo político y reputacional en Ecuador. Su trabajo no solo identifica amenazas emergentes, también diseña respuestas estratégicas para que las empresas puedan navegar en un entorno en el que parece que vamos superando la tormenta.
En esta conversación abordamos temas clave: el rol del sector privado en la pacificación del país, el potencial de las energías limpias, los desafíos de la minería legal, la necesidad de reformas constitucionales en sectores estratégicos, y los factores que pueden convertir a Ecuador en un destino confiable para inversiones responsables.
Su lectura combina diagnóstico riguroso y visión de futuro con una premisa clara: el optimismo de la gente debe transformarse en acción concreta.
¿Cómo ve el panorama de Ecuador ahora que ha terminado el primer semestre?
A partir de la finalización de la segunda vuelta hay una sensación de estabilidad y posibilidades de inversión. El primer semestre 2024 teníamos un presidente nuevo, de un partido político que se estaba consolidando, una asamblea donde tenía poca representación y la capacidad de conseguir inversión para el país era mínima. Ahora estamos frente a un presidente con algo de experiencia, que tiene un gabinete fuerte y una asamblea controlada, lo cual es propicio y positivo para atraer inversión porque hay estabilidad.
¿Esa reactivación ya es perceptible?
Lo más importante es el optimismo de la gente que ahora ve estabilidad a futuro. El principal reto que enfrenta Ecuador es la violencia, la inseguridad, la delincuencia. Y eso no tiene un origen únicamente económico, sino también social. El optimismo es un aliciente, un bálsamo, pero no puede quedarse solamente en una sensación o en una búsqueda, tiene que convertirse en inversión.
¿Qué tipo de inversión?
No me refiero solamente a lo monetario, sino también a inversión en lo social y ahí vienen los retos. Es grato ver que en Ecuador ahora mismo hay un montón de empresarios que no apuestan solo a inversiones que generen grandes retornos exclusivamente en dinero, sino también, y más importante aún, están muy enfocados en lograr retornos sociales. Aquí hay una gran oportunidad si el gobierno logra planificar de manera estructurada, porque si el sector privado se suma a lo que el presidente plantea, el horizonte puede ser muy positivo.

Pablo Morales Directivo de la consultora Péndulo
¿Cómo invertir en el sector social desde el ámbito privado?
Hay varias alternativas. En primera instancia, el presidente está llevando adelante un proceso práctico para lograr la pacificación en las calles. Tan es así que en la última norma incluyó algo que ha sido controversial, pero es donde podrían intervenir de manera directa los empresarios: deducir el 150% del valor que destinen a comprar insumos para la policía, en su declaración de impuesto a la renta. Creo que este tema debe explicarse mejor para motivar al empresario privado a sumarse a esta iniciativa, porque hay muchos que no entienden su verdadero beneficio, y es maravilloso.
Es un importante primer paso…
Claro, aunque no creo que sea suficiente. ¿Cuánto tiempo va a tomar erradicar la violencia? Eso no sucede de la noche a la mañana, pero hay que empezar. El mes pasado vimos que en Colombia, país que se consideraba bastante pacificado, se desataron un importante número de explosiones. ¿Se acabó la paz? Esto nos demuestra que avanzar en la erradicación de la violencia toma tiempo, pero si los procesos no son sólidos y continuos, retroceder tomará pocos minutos. Es ahí donde el liderazgo del presidente cobra radical importancia, y ese liderazgo se ha hecho evidente desde el 24 de mayo pasado cuando dio su discurso de posesión.
¿Estamos ante una nueva era?
Sin duda. El presidente está jubilando a un montón de políticos. Si quieres establecer un benchmark, todos los políticos mayores de 55 años están fuera de juego, incluso se los ve incómodos en la Asamblea Nacional, no entienden las nuevas dinámicas. No sé si es bueno o malo, pero lo cierto es que la vieja forma de hacer política ya no cuaja. El discurso grandilocuente ya no tiene cabida. El ejemplo lo da el presidente con sus discursos puntuales, con informativos de conexión.
Otro tema relacionado con la violencia e inseguridad es el lavado de activos. ¿Qué hacer al respecto?
Estamos en un momento en el que debemos recurrir al uso de tecnología para solventar este tipo de problemas. Veo muy empoderado al director de la UAFE, José Julio Neira, que en lo que va de este año ha superado lo logrado en los últimos dos años. Pero quizá la mejor noticia en este sentido es que el presidente ha contratado a la empresa más importante del mundo en tecnología de inteligencia artificial para Estados: Palantir. Esta empresa va a trabajar en la Senae, es decir en las aduanas, que es por donde entran y salen mercancías ilícitas que son las que finalmente financian la violencia. La tecnología es nuestro gran aliado.
¿Otros ejemplos?
Podremos finalmente dejar de pedir archivos o informes a las empresas públicas si usamos tecnología. Es impensable que el ministro de salud pida información de compras públicas a un hospital del Estado y la respuesta sea que son autónomos y no tienen obligación de entregarla. Y esto se repite con mucha frecuencia. La tecnología volverá más transparente y eficiente a la gestión pública. Claramente las herramientas digitales y la inteligencia artificial son la respuesta para solucionar estos problemas.
Pasemos al entorno económico. ¿Qué vemos en el horizonte?
El país es magnífico. En recursos tenemos sol para energía solar, tenemos buenos vientos, agua, capacidad de hacer hidroeléctricas y obviamente tenemos potencial minero y petrolero. Ahora mismo parece que finalmente vamos a tener gas. Esto es una posibilidad súper importante para obtener recursos que se necesita facilitar.
¿Cuál es la traba?
La Constitución dice que para que un privado participe en los sectores estratégicos debe ser “excepcional”. ¿Qué es la excepción? Se entendería que para que un privado esté en los sectores estratégicos o en la prestación de servicios públicos equivale a tener un eclipse en un día soleado. Esto quiere decir que para que salgan los procesos de minería, de petróleo o de energía, alguien tiene que decir sí, es excepcional.
¿Es decir que el problema está en la Constitución?
Tenemos una estructura constitucional que complejiza los procesos en los sectores estratégicos, pero parece que vamos encontrando parches de solución, al menos en el sector eléctrico, para evitar que este año se repitan los apagones. Ojalá lo mismo suceda en gas, y que, a la par, logremos mejorar la producción de petróleo. La intención existe, hay que dar los pasos. La buena noticia es que Ecuador cerró un acuerdo con el FMI por mil millones de dólares, lo cual reduce el riesgo país, genera confianza internacional y nos vuelve atractivos para recibir nuevas inversiones.
Pero va sumando nuestra deuda con el FMI…
El financiamiento no tiene por qué asustarnos, sobre todo si hablamos de deuda barata que deberá dirigirse a inversiones que generen rentabilidad al país. No hace mucho nos financiábamos con ventas adelantadas de petróleo o sacando plata del encaje bancario, increíble. Obviamente se tendrán que tomar medidas para evitar que el dinero que entra al gobierno no sea solo para cubrir gasto corriente, porque la finalidad es multiplicarlo en proyectos que generen grandes ingresos, como gas, energías renovables, petróleo, etc. Los costos de salud, educación y seguridad son imprescindibles, pero seguramente habrá otros que sí pueden ser evitados.
El presidente está presionando a la empresa privada a autogenerar la energía que requieren para operar
A los grandes consumidores les está obligando a invertir. Incluso les ha dado un plazo para resolver este tema, y si no lo hacen, el próximo año corren el riesgo de ser desconectados de la red eléctrica. Los municipios tienen 5 años de plazo para cambiar a led la iluminación pública en sus cantones para reducir el consumo de energía. Esto ha despertado interés en la empresa privada porque genera posibilidades de inversión, no solo en electricidad sino también en tecnología. Incluso abre la oportunidad de generar bonos de carbono, y ni qué decir de la cantidad de fuentes de empleo que se generarán.
Hablando del tema minero, ¿qué consecuencias se anticipan con la apertura del catastro?
El catastro minero va a transparentar la posibilidad de acceder todo lo que las minas nos dan, que va desde pétreos hasta minería a gran escala. El problema es que toma mucho tiempo comenzar a generar ingresos, porque durante los primeros diez años se requiere de inversión en infraestructura. El Estado debe entender que esto es una apuesta en el tiempo, pero lo maravilloso es que tiene un encadenamiento productivo súper amplio, incluso mayor al de otros sectores estratégicos. Además, este proceso de apertura del catastro minero nos permitirá enfrentar el problema de la minería ilegal al transparentar los intereses detrás de cada proceso.
¿Quién determina en dónde se puede explotar?
El Ministerio de Energía tiene esa facultad. Ellos tienen mapeados los lugares donde hay posibilidad de llevar proyectos adelante. Quien quiera hacer la inversión debe concesionario y registrarlo. Las minas de oro son apetecibles, pero hoy el cobre es mucho más atractivo porque permite la transición energética y, por ello, se puede optar por financiamiento verde que ofrece mejores condiciones de endeudamiento.
¿Cómo superar las trabas de los arbitrajes internacionales?
En Ecuador no hay arbitraje de inversiones, pero sí hay arbitraje contractual. La Constitución no prohíbe el arbitraje, lo permite si al firmar un contrato has incluido la cláusula arbitral. Los europeos, que son reguladores innatos, también están en la misma línea de que un arbitraje de inversiones es de mucho riesgo para los Estados, y ante eso, la solución es el arbitraje contractual, que será dirimido ante un foro que entiende lo que pasa en una jurisdicción como la nuestra, y fallará a favor de quien ha hecho bien las cosas. Se han dado pasos importantes para dar tranquilidad al inversionista.

Caridad Vela y Pablo Morales
Además tenemos beneficios tributarios para nuevas inversiones
El tema tributario es bien complejo en Ecuador. Hemos intentado que existan exenciones tributarias para nuevas inversiones, por ejemplo a través de contratos de inversión con los cuales te atas con una normativa, pero de la prueba empírica en el tiempo, eso no necesariamente ha generado más o mejor inversión. Lo importante, más allá del tema tributario que sí es necesario, es que no te cambien las reglas a medio camino, esa es la esencia. La confianza en el país es fundamental, y de repente tenemos normativas que generan dudas y podrían poner en pausa las nuevas inversiones.
¿Por ejemplo?
La nueva tasa de fiscalización para la minería, que es bastante alta, y sin haber sido aclarada a fondo ya ha empezado a generar bulla. El concepto es que para llevar adelante estos proyectos de gran envergadura, el Estado necesita que haya gente muy preparada y bien pagada para fiscalizar los procesos y el cumplimiento de las exigencias planteadas al inicio, y eso cuesta mucha plata. Es obvio que no podemos permitir que suceda lo que ya ha pasado en los sectores extractivos en Ecuador, pero la tasa es muy elevada.
¿Optimista?
Siempre, pero ahora con fundamentos reales. En lo político, el presidente está manejándose con reglas adecuadas. Superada esa parte, lo que debe seguir es trasladar esos logros al ámbito económico, y en ese sentido ya estamos empezando a ver resultados: la ministra Inés Manzano anunció que vendrán $600 millones de España para inversión en energías renovables. Vamos por buen camino, estamos viendo decisión y acción que durante muchos gobiernos no tuvimos. Estoy convencido del liderazgo del presidente.
