Por: Caridad Vela

Acumular sesenta años de servicio al país es un hito muy importante. Evidencia aciertos, sacrificios, aprendizajes y férrea voluntad de trabajo aun durante épocas adversas. Demuestra, además, una enorme capacidad de adaptación a la evolución de los mercados y gran entendimiento de las variables del consumidor.

No es fácil mantener el liderazgo, tampoco es sencillo innovar constantemente, sin embargo, con el enfoque correcto los resultados son previsibles y se materializan año tras año, en recompensa al esfuerzo de un equipo humano extraordinario.

Juan Carlos Alarcón es quien lleva a Mutualista Pichincha (MUPI) a atravesar la meta de estas primeras seis décadas. En sus hombros recae la responsabilidad de superar la gestión de sus antecesores y de trazar el camino para conquistar nuevos horizontes.

Su trayectoria en la institución inició en el año 2000, cuando ocupó el cargo de Gerente de Tesorería. Luego fue Gerente Financiero, Director Financiero, Subgerente y ahora es Gerente General. Juan Carlos mira atrás con gratitud y hacia adelante con fundado optimismo.

¿Qué reflexiones provoca este aniversario?

En el pasado se sostiene el futuro, y por eso es importante recordar cada etapa del camino. He tenido varias conversaciones con el personal de todas las áreas de Mutualista Pichincha, hemos viajado a todas las agencias del país, y en estas reuniones analizamos lo mucho que se ha hecho bien, y también lo que se debe afinar. Evaluamos los escenarios, y sobre esas bases seguimos estructurando y ajustando el plan estratégico que debemos implementar. Cuando se trata de gestionar resultados siempre se encontrarán obstáculos en el camino, y se cometerán equivocaciones, pero quien nunca se equivocó es el que nunca arriesgó. Para liderar hay que arriesgar, con cautela, pero arriesgar.

¿Cuál es la situación actual de MUPI?

Mutualista Pichincha tiene $865 millones de activos. En los últimos 17 años hemos invertido más de $1.000 millones, hemos financiado la compra de vivienda a alrededor de 40.000 familias y construido alrededor de 800.000 metros cuadrados. Tenemos 10.000 socios, nuestro capital es de $7.6 millones y el patrimonio está en alrededor de $59 millones.

Son cifras importantes las que menciona…

Lo son, y si bien mi naturaleza es financiera, mi filosofía es humanista. Es importante medir los resultados en términos de cifras, pero también es indispensable medirlos en términos de responsabilidad social. Esas dos aristas deben actuar con la debida sinergia para que el impacto de la gestión sea beneficioso para la sociedad. Esa es la cultura de MUPI, está en su ADN, y es uno de los mayores aprendizajes que he tenido en esta institución. Y no hablo solo de la atención que damos a nuestros clientes, o de los créditos que otorgamos y las viviendas que construimos, hablo también de los dueños y los colaboradores de esta empresa y de sus familias, ante quienes tenemos la obligación de ser responsables y estar preparados para aguantar, y superar, situaciones difíciles. Esa es nuestra mayor inversión, y eso nos hace fuertes.

¿Cuáles han sido las mayores transformaciones en los últimos años?

Antes las mutualistas no tenían capital, no tenían un patrimonio histórico, es decir, que las utilidades que se generaban se las reinvertía, y esa era la única forma de crecer en la organización. Fue muy importante conseguir que se dé la apertura de capital para las mutualistas, si no me equivoco fue en 2012, cuando yo era director financiero. Hicimos todo el proceso para negociar los certificados de aportación en las bolsas de valores del país, y salimos al mercado. Según lo decida la Junta de Representantes de Socios, al final de cada período se reparte utilidades o se las reinvierte.

Mutualista Pichincha - Juan Carlos Alarcon - Revista CLAVE! edición 105
Juan Carlos Alarcón y Caridad Vela

¿Con esos certificados de aportación fondean su actividad crediticia?

Una de nuestras fuentes de fondeo son los certificados de aportación de sus socios. Es necesario aclarar que en las sociedades de capital estos aportes se llaman acciones. La diferencia está en que en las sociedades de personas todos los aportantes tienen el mismo derecho político, es decir, cada uno tiene un voto independientemente de cuál sea el monto de su aporte. En las sociedades de capital sucede lo contrario, el derecho político se determina en función del monto de la inversión en acciones.

¿Qué otros mecanismos de fondeo tienen?

Depósitos a la vista, depósitos a plazo, créditos de organismos multilaterales, créditos de bancos estatales y créditos de bancos del exterior. Además de eso, desde el año 2005 hemos titularizado nuestra cartera de crédito, y esta es una importante fuente alternativa de recursos que permite que no dependamos de las fuentes de fondeo tradicionales para continuar otorgando créditos.

¿Esas titularizaciones son atractivas en el mercado?

Hay mucho apetito en el mercado por nuestros títulos valores. Es una estrategia que nos permite lograr recursos más baratos cuando las tasas de interés están muy altas, además evita que estemos atados a las captaciones para crecer. Usamos nuestra propia cartera, la estructuramos, y emitimos los títulos valores que se negocian a través de las bolsas de valores. Es decir, un mismo capital inicial produce un efecto multiplicador para atender a más gente, y ese es el objetivo de la titularización. Mutualista Pichincha es la institución que más titularizaciones de cartera de vivienda ha hecho en el país.

Otra de las innovaciones es el crédito con garantía de bien futuro. ¿Cómo va ese trámite?

Siempre es positivo reinventarse y ofrecer nuevos productos. No hay duda de que la pandemia implicó un repensar de varios temas, y el bien futuro es uno de ellos. Lo tenemos totalmente estructurado. Presentamos el producto a la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria y fue muy bien recibido. También lo expusimos ante el Ministro de Vivienda y hemos conversado con la Junta Bancaria. Estamos a la espera de que se autorice este producto.

Mutualista Pichincha - Juan Carlos Alarcon - Revista CLAVE! edición 105
Juan Carlos Alarcón, Gerente General Mutualista Pichincha

¿Detalles?

Normalmente la venta de inmuebles se hace en planos para aprovechar precios de lanzamiento, y durante el período de construcción -24 meses- el comprador paga, de fondos propios, un 30% del valor total de la vivienda, para financiar con crédito hipotecario el 70% restante. El crédito con garantía de bien futuro implica que el comprador solo usa sus ahorros para pagar el 10% del valor total, y nosotros financiamos el 90%. Ese dinero lo entregamos directamente al constructor o promotor, periódicamente, durante el período de construcción, verificando el avance de obra. De esta forma el constructor no tendrá necesidad de recurrir a un crédito bancario para construir. Así evita los costos financieros que eso implica, y que, al final del día, encarecen el precio del inmueble. Todo el proceso se maneja a través de un fideicomiso que controla tanto el avance de obra cuanto el desembolso y buen uso del dinero.

¿Qué viene ahora?

Seguir construyendo y financiando la compra de vivienda. MUPI construye para todos los segmentos, pero en estos últimos años nos hemos enfocado más en la clase media. En los próximos seis años tenemos proyectos para ese estrato que representan una inversión de alrededor de $24 millones. También estamos presentes en vivienda de interés público (hasta $97.000), categoría para la cual proyectamos una inversión de alrededor de $84 millones. Estamos con proyectos en Manta, Daule, Guayaquil y Quito, y estamos a puertas de tener nuestro primer proyecto certificado.

¿Cómo ha sido la experiencia de participar en proyectos de interés público?

Mutualista Pichincha tiene un balance económico y un balance social, y es justamente nuestra vocación social lo que nos lleva a entrar en ese programa de financiamiento con tasa subvencionada por el gobierno. Evidentemente el rendimiento es muy inferior al que se alcanzaría con créditos a tasas de interés normal, pero el impacto social que estamos logrando justifica esa diferencia. Apoyar a la gente no es dar regalos o hacer donaciones, es proveerla de recursos para alcanzar sus sueños, como tener vivienda y lograr bienestar familiar.