Cumbayá

Por: Lorena Ballesteros

El espacio de trabajo se redefine. Los cubículos o modulares están caducados. La tendencia apuesta por áreas abiertas e integradas; por comunicación y dinamismo. Si hay puertas, que sean de vidrio. Si hay luz, que sea natural. Si se requiere de privacidad, a la sala de reuniones. Esta transformación ha ocurrido en redacciones de prensa, en agencias, firmas de arquitectos, grandes multinacionales… Pero a la par, y bajo este mismo paradigma de trabajo, crecen como espuma otras corrientes: la de los emprendedores y los independientes.

Son precisamente ellos quienes han impactado de manera positiva en la tendencia del coworking. Este tipo de convivencia no es nueva en Ecuador. IMPAQTO fue el primer espacio de coworking en el país con un concepto que ha tenido gran aceptación entre los millennials, y que definitivamente se prioriza entre las nuevas generaciones de estudiantes que están por terminar su carrera universitaria.

Hace pocos meses IMPAQTO abrió su segunda sede que está ubicada en Cumbayá. Se trata de una empresa que ofrece membresías para utilizar espacios de trabajo compartidos. Esa membresía, con una tarifa mensual, incluye el uso de todas las instalaciones: mesa o lugar de trabajo, internet, salas para videoconferencias, baño, lockers, cafetería y la oportunidad de participar en charlas y además vincularse con profesionales de distintas áreas.

Por otra parte, IMPAQTO también alquila oficinas para pequeñas empresas que están despegando, y a su vez da la oportunidad de ingresar a laboratorios de emprendimien tos. Este tipo de programas permiten pasar de una idea de negocio a un negocio real, o de un negocio ya concebido a una estrategia de penetración en el mercado, de búsqueda de inversionistas o manejo de recursos.

Revista Clave! - IMPAQTO

Daniela Peralvo

Lo cierto es que ingresar en sus instalaciones es una invitación a poner en alerta todos los sentidos y dejarse llevar por una manera distinta de trabajar. Los accesos son biométricos, los techos son sumamente altos, la estructura de ladrillo, hormigón y metal se suaviza con los acabados de madera y la luminosidad del espacio. En las mesas de trabajo hay quienes conversan en voz baja y otros que con sus audífonos están sumergidos en sus propias tareas.

En una misma estructura hay personas de distintas profesiones: comunicadores, diseñadores, arquitectos, marketeros, operadores de servicios, etc. Cada quien responde a su proyecto o empresa. De hecho, en el segundo piso, en donde se puede alquilar una oficina y no únicamente un espacio de trabajo, hay convivencia a la vez que existe privacidad.
¿Cómo llegaron a consolidarlo? Michelle Arévalo, CEO de IMPAQTO y Daniela Peralvo, encargada de operaciones, nos cuentan con detalle el camino para establecer una organización de estas proporciones.

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Michelle Arévalo

¿Cuál es el concepto general de IMPAQTO?
Un espacio de coworking con programas de asesoría y apoyo para emprendedores. Pero este apoyo va desde la responsabilidad social. Queremos proyectos y negocios que impacten positivamente en la sociedad. Somos amigos del medio ambiente y respetamos la diversidad.

Es decir que va más allá de pagar por una oficina compartida…
Exactamente. Partimos del reto que implica emprender, cuando no se tiene equipo de trabajo ni el espacio físico adecuado. Aquí, además de asesoría, brindamos la oportunidad de activarse, de relacionarse con personas y lograr nuevos contactos, que quizá hasta podrán encontrar a su próximo aliado o socio para el negocio.

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¿Cómo se concibe el espacio de coworking?
El primer paso está en atender las necesidades y comprender la dinámica de la comunidad a la que te quieres dirigir. Por ejemplo, aunque IMPAQTO tenga un concepto y una operación definida, el mercado de Quito y el de Cumbayá son distintos, y en este caso había que presentar un espacio idóneo y atractivo para las necesidades de Cumbayá.

¿Qué es diferente de Quito y Cumbayá a nivel de infraestructura?
Creo que esencialmente hay que resaltar que en Cumbayá tuvimos la oportunidad de diseñar y construir en base a las necesidades. En Quito adaptamos una casa que ya existía. Aquí se construyó de cero.

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Partiendo de ese diseño, ¿Qué es lo primordial para el coworking?
Nuestro diseño tenía que ser coherente con nuestros principios. Aprovechar la luz natural y no utilizar aire acondicionado, utilizar materiales reciclados, proponer espacios de convivencia, aprovechar el entorno y el clima de Cumbayá, ser transparentes, etc.

¿Quién hizo el diseño arquitectónico?
Fátima Ribadeneira, arquitecta de Uribe y Schwarzkopf, que es una de nuestras empresas aliadas. La buena noticia es que ahora Fátima se ha especializado en espacios de coworking y esto fue a partir de que trabajó en las instalaciones de IMPAQTO Quito y Cumbayá.

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¿Qué materiales priman?
Hormigón y estructuras muy altas para conservar la frescura en un clima caliente como el del valle, ladrillo para contrastar y dar el aire de un warehouse, mucha madera, uso de pallets en la decoración y también metal.

¿Cómo está concebido el espacio?
Abierto e integrado. Los baños son universales, no hay espacios separados para hombres y mujeres, pero sí tenemos una sala de relajación que también sirve como sala para madres lactantes. En Cumbayá hay una marcada tendencia hacia el yoga o la meditación, y la sala de relajación funciona para esas personas también. La idea es que el espacio de trabajo pueda tener lugares de descanso, de privacidad y de convivencia.Revista Clave! - IMPAQTO

¿Cómo detectaron esta necesidad?
Ambas fuimos emprendedoras y teníamos claros los retos de emprender. Para conceptualizar y aterrizar el coworking en Quito realizamos dinámicas de estudio de mercado. La motivación fue generar un cambio en la sociedad, en el ambiente. Había un punto de partida común, que por un lado estaba afianzado en tener un proyecto que genere ingresos, pero por sobre todo que tuviera un impacto positivo en la sociedad y que fuera sostenible.

Entonces no había únicamente el deseo de innovar en el espacio de trabajo, ¿también estaba el apoyo a los emprendedores?

Sí y eso como primordial. Porque si bien el espacio es un punto de partida, lo que más se requería era asesoría y apoyo para emprendedores. Ampararse en una estructura de conocimiento, de contactos, de guía para llegar a tener éxito. Y si no hay éxito, la habilidad para comprender que el mundo del emprendimiento es de prueba y error. Si te caes, aquí mismo te puedes levantar.

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¿Cuál es la ventaja de este modelo?
Iniciar con gastos fijos muy bajos. Aquí tienes un modelo flexible que te permite tener un espacio de trabajo por horas y de acuerdo a las necesidades del proyecto o negocio. No te preocupas de pagar internet, agua, luz, seguridad, mantenimiento y tantos otros rubros.

Mencionaron alianzas y apoyo de grandes corporaciones, ¿Quiénes son?
Hay distintos tipos de alianzas, pero por ejemplo tenemos a Corporación Favorita y su propio CEO viene acá a dar charlas a nuestros emprendedores. Habíamos mencionado a Uribe & Schwarzkopf. Contamos con el apoyo de Radius que es un laboratorio de innovación canadiense, Thought Works y Google Launchpad que son pilares importantes para el desarrollo de los proyectos. También está la alianza con Holland, un bróker que nos ofrece seguros de salud para trabajadores independientes y pólizas para asegurar sus equipos.

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¿Qué ventajas tiene Ecuador para los emprendedores?
Que contamos con una materia prima increíble. Con el calentamiento global lo más probable es que desde nuestra zona ecuatorial demos de comer al resto del mundo. Aquí hay potencial para negocios sostenibles de cacao y chocolate, de guayusa, de todo tipo de frutas, de servicios que aún no se han desarrollado o pulido. Hay cientos de comunidades que requieren estructura y apoyo para potenciar su producción de manera responsable.

¿Esto también influye en los consumidores?
Absolutamente. Por ejemplo, ahora podemos comprar café ecuatoriano de la mejor calidad y con procesos sostenibles. Tenemos el mejor chocolate aprovechando el mejor Cacao Arriba. Ahora tenemos productos orgánicos, saludables y que en su cadena de producción dejan una huella positiva en el ambiente y en las comunidades que nos rodean.

Cerremos con un algún caso de éxito…
El té de guayusa que les ofrecimos es de la marca Waykana, es un proyecto que se incubó aquí. Su propietario se graduó en la Universidad de Oxford y no quería un trabajo con dependencia. Vino a uno de nuestros eventos orientados en start ups. Abrimos inscripciones para un concurso de la mejor idea de emprendimiento y él ganó, pero no con el té de guayusa, su negocio era otro. IMPAQTO apadrinó su proyecto y al poco tiempo quebró. Pero aquí mismo conoció al cofundador de su proyecto exitoso, al de Waykana. Ellos ya se “graduaron” de IMPAQTO y se han ido a sus propias oficinas porque crecieron lo suficiente. Este negocio apoya a la asociación de guayuseros del Oriente y el producto se exporta a otros países como Singapur.