Por Caridad Vela
La arquitectura verde se ha convertido en un término recurrente en eventos, conferencias y discursos institucionales. Si la audiencia es profesional en la materia no hay problema, pero cuando hablamos del común ciudadano, surgen, entre la buena intención y la práctica, una gran variedad de interpretaciones, muchas de ellas erróneas, que distorsionan su verdadero sentido.

Bijoy Jain – Studio Mumbai (India) / Obra: Palmyra House (India) — construida con palmas y madera local, sin generar residuos industriales. © Studio Mumbai Architects
Lo verde es sostenible, es vida, así asociamos los términos, pero en el fondo lo que debemos entender es el concepto de circularidad. Este término, tan de moda hoy, parte de un concepto económico que da al traste con el modelo tradicional de extraer, producir y desechar, pues su significado actualizado implica la regeneración de recursos, es decir, prolongar su vida útil, reutilizar y revalorizar.

Bijoy Jain / © Metalocus
En este reportaje recojo conclusiones personales que se derivan de opiniones escuchadas en mis conversaciones con los principales arquitectos y constructores del país, pues de estos diálogos está hecho mi día a día, y afortunadamente me dejan importantes aprendizajes. La intención es desmontar algunos de los mitos más comunes sobre el diseño sustentable, más exóticamente conocido como arquitectura verde, en los que en un momento dado todos los que no somos expertos creímos, para proponer una mirada más honesta y profunda sobre qué significa realmente construir verde, y hacerlo con responsabilidad.

Bijoy Jain – Studio Mumbai (India) / Obra: Palmyra House (India) — construida con palmas y madera local, sin generar residuos industriales. © Studio Mumbai Architects
La sostenibilidad empieza en la decisión de construir, o no, porque traer a valor presente algo que cumplió su vida útil, no es del todo mala idea si se lo puede hacer. Si la decisión es construir, se debe considerar diseño bioclimático, orientación del edificio, materiales disponibles en el entorno y durabilidad del proyecto, entre otros aspectos. Una vivienda de adobe bien orientada puede ser mucho más sostenible que un edificio repleto de tecnología pero con altos costos de mantenimiento.

Anne Lacaton & Jean-Philippe Vassal / © Arquitectura Viva
También se confunde sostenible con caro. Otro gran mito. Si bien es cierto que algunos materiales o certificaciones pueden tener un costo inicial mayor, también lo es que el diseño eficiente reduce costos operativos a largo plazo. El ahorro en energía, agua y mantenimiento compensa con creces la inversión inicial. Además, muchos de los fundamentos de la arquitectura verde no cuestan más porque nos lo regala la naturaleza, como ventilación cruzada, aprovechamiento de luz natural y reutilización de materiales. Sostenibilidad no significa lujo, significa sensatez y ahorro económico.

Grand Parc Bordeaux (Francia) — renovación de vivienda social con enfoque en no demolición. © Philippe Ruault
Otro de esos mitos es creer que lo sostenible es sinónimo de tecnológico. Sin duda la tecnología puede ser gran aliada para reducir el impacto ambiental de las construcciones, por ejemplo con paneles solares, sensores inteligentes, reciclaje de aguas grises y más, pero creer que lo verde será más verde si acumula todos los gadgets de última generación es un error, porque, recordemos, la tecnología es de última generación solo hasta que aparece la nueva versión.

T3 Minneapolis (EE.UU.) — edificio comercial de 7 pisos en madera laminada. © Ema Peter
La innovación ha llevado a la arquitectura a subestimar lo tradicional. Las técnicas ancestrales, el uso de materiales locales y los saberes populares contienen soluciones climáticas, estructurales y culturales que han sido probadas durante siglos. Recuperar esos conocimientos, adaptarlos y combinarlos con lo contemporáneo es una de las vías más potentes para construir con menor impacto. Si miramos atrás veremos que muchas veces lo más sustentable es lo que ya existe.

Michael Green © Arquitectura y Diseño
Estética o maquillaje también forman parte de estos mitos. Muros verdes, techos verdes o estructuras de bambú se han convertido en el preámbulo de que algo es verde, pero si estos elementos no responden a una necesidad funcional y climática, son pura decoración. La verdadera arquitectura sustentable no tiene un estilo específico, puede ser moderna, clásica, minimalista o vernácula, lo que la define no es cómo se ve, sino cómo funciona, cuánto dura, y qué impacto tiene.

T3 Minneapolis (EE.UU.) — edificio comercial de 7 pisos en madera laminada. © Ema Peter
Es necesario desmontar estos mitos para evitar que la arquitectura verde se convierta en una moda vacía y logre llevarnos a pensar distinto. La verdadera arquitectura verde debe tener intenciones honestas, informadas y comprometidas para mejorar el mundo que habitamos, tanto de parte de quien la ofrece cuanto de parte de quien la demanda. Y para eso hay que entender que no hay fórmula mágica que funcione universalmente para ser verde, cada contexto, cada región y cada sociedad tienen sus propias respuestas.

Thomas Rau / © Geberit
Trascendiendo el diseño y pasando en la materia, es obvio que la arquitectura, para que no se estanque en la pura creatividad, debe ser construida, y aquí la elección de materiales es clave. Los edificios deben concebirse de tal manera que los materiales puedan ser fácilmente separados, reutilizados varias veces o reciclados, para evitar que se conviertan en desechos al momento de remodelar o derrocar. Además, el diseño de la construcción debe ser flexible y adaptable, para que los mismos espacios puedan transformarse y tener nuevos usos con el paso del tiempo. Esto, en resumen, es circularidad.

