
En el dinámico paisaje urbano de Quito, donde la arquitectura dialoga con la historia y el entorno, hay un estudio que ha hecho del diseño interior una forma de narrar historias personales y auténticas. Hablamos de Estudio 593, una firma fundada y dirigida por las arquitectas interioristas Valentina y Anamilena, dos mujeres que han sabido construir un universo creativo donde la funcionalidad, la estética y la identidad conviven en perfecta armonía.

Anamilena Paredes y Valentina Mosquera
Desde su creación, Estudio 593 ha apostado por una visión integral del diseño, donde cada proyecto, sin importar su escala, es abordado con una meticulosa atención al detalle y un compromiso genuino que trasciende lo convencional. Respaldadas por un equipo de proveedores y artesanos ecuatorianos, Valentina y Anamilena lideran con talento y creatividad proyectos comerciales, corporativos y residenciales, entendiendo que el espacio no solo se habita, sino que también se siente y se recuerda.

Para ellas, cada cocina, cada restaurante o cada sala de estar representa una oportunidad de interpretar los deseos del cliente y traducirlos en ambientes que emocionan. Lo suyo no es solo diseñar: es crear experiencias a través del espacio. Esta filosofía las ha llevado a consolidar una marca sólida, fresca y profundamente humana.

En el ámbito comercial, han desarrollado espacios que no solo responden a las necesidades operativas de los negocios, sino que capturan su esencia y la proyectan con identidad propia. Comprenden que un restaurante, por ejemplo, no es solo un lugar para comer, sino un escenario donde se despliega una experiencia multisensorial. Por eso, analizan cada detalle: desde el concepto de marca hasta el flujo de usuarios, logrando ambientes funcionales, atractivos y memorables.

Pero es en el mundo residencial donde su enfoque creativo se despliega con particular encanto. Especializadas en cocinas y baños, dos espacios frecuentemente subestimados, han sabido transformarlos en verdaderos protagonistas del hogar. La cocina, hoy convertida en el epicentro social de muchas viviendas, es diseñada con un equilibrio entre calidez, fluidez espacial y riqueza cromática. Los baños, por su parte, se reinterpretan como zonas de transición donde la textura, la luz y el color invitan a la contemplación y el disfrute.

Más allá de su impecable estética, lo que realmente distingue a Estudio 593 es su capacidad de escuchar y acompañar. Muchos de sus clientes regresan una y otra vez, conforme sus vidas evolucionan. Algunos comenzaron diseñando su primer departamento; hoy, vuelven para planificar el cuarto del bebé. Esa continuidad habla de algo más que profesionalismo: habla de confianza, empatía y una relación que trasciende el simple contrato.

Valentina y Anamilena también han desafiado paradigmas. En un sector históricamente liderado por hombres, ellas han sabido abrirse camino con determinación, respeto y talento, logrando no solo el reconocimiento de sus colegas y clientes, sino también el de aquellos proveedores y maestros de obra que hoy las admiran y valoran por su liderazgo técnico y humano.

Con una mirada atenta a las tendencias internacionales y un amor evidente por los materiales, los acabados y los pequeños grandes detalles, Estudio 593 ha consolidado un estilo propio:atemporal, sofisticado y lleno de alma. Porque cuando el diseño se hace con pasión, compromiso y sensibilidad, el resultado es mucho más que un espacio bien logrado: es un lugar donde la vida sucede con belleza.







