Hermosos pulmones plantados en el concreto

Por Gabriela Paz y Miño

Un respiro en medio de un horizonte de ladrillos, un regalo de color y matices que brillan entre los bloques de concreto, un trozo de naturaleza plantado en la ciudad. Todo eso podría decirse de los jardines verticales. La presencia de estas estructuras, en distintos lugares de las urbes, tiene evidentes beneficios estéticos. Basta alzar la vista y encontrar uno de estos oasis naturales, en una calle o avenida, para sentir que nos transportamos a un lugar más tranquilo y más puro. Pero sus efectos positivos van mucho más allá de lo que se aprecia a simple vista.

Los jardines verticales -tanto exteriores como interiores- son un verdadero pulmón que brinda oxígeno y vida a los habitantes de las congestionadas y estresantes ciudades del planeta. Elaborados sobre paredes, terrazas, fachadas o balcones, estas estructuras de creación humana son un respiro para más de la mitad de la población mundial, es decir cerca de 3,650 millones de personas, que viven en las ciudades.

Jardines verticales - Revista CLAVE!

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Y no es solo un decir: se calcula que un metro cuadrado de cobertura vegetal genera el oxígeno que requiere una persona para todo un año. Otro dato: esa misma extensión de un jardín vertical puede atrapar 130 gramos de polvo y reducir entre ocho y diez decibeles de contaminación acústica. Lo verde purifica, filtra toneladas de gases nocivos, modera la temperatura y alberga especies de bichos y aves que llegan atraídas por la vegetación. En otras palabras: vida. Por algo la Organización Mundial de la Salud recomienda que en las ciudades haya, al menos, entre 10 y 15m2 de espacios verdes por habitante. Los jardines verticales son una opción para que estas cifras sean metas alcanzables.

Podría pensarse que solo se trata de una moda pasajera. Pero los jardines verticales son cada vez más populares en diversas ciudades del mundo, y al parecer, han llegado para quedarse. Muchos ubican sus orígenes hace 2,500 años, en los famosos jardines colgantes de Babilonia. La técnica del cultivo hidropónico, que prescinde del uso de tierra para un cultivo y la reemplaza por otros soportes, es la base para la creación de este tipo de superficies en las que se combinan distintos tipo de plantas, colores, texturas y formas.

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El proceso es relativamente sencillo. Según una guía publicada por Paisajismo Urbano, una de las empresas pioneras en la creación de jardines verticales en España, y creadora de algunos de los jardines verticales que se ven en Quito, se podría resumir en cuatro pasos. Lo primero es definir el diseño (ubicación, colores, tipo de plantas, distribución). Luego, escoger el sustrato y las herramientas; y enseguida considerar el sistema de riego, que también dependerá del tipo de sustrato. Finalmente, hay que asegurarse de que las especies elegidas reciban los niveles de luz, temperatura y humedad adecuados.

En cuanto al precio, hay que considerar que serán más bajos en cuanto más grande sea el jardín. También dependen del tipo de especies y el sistema de riego elegido. Los costos varían según los materiales y también según quién elabora el jardín, pero como referencia: el famoso jardín vertical del CaixaForum, en Madrid, que tiene 460m2 y 15,000 plantas de 250 especies, costó unos 250.000 euros en el año 2007, cuando se elaboró.

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©Vertical Garden Patrick Blanc

EL VERDE FLORECE EN LAS CIUDADES EUROPEAS

Desde el homenaje visual que hacen a las culturas indígenas de África, América y Oceanía, los jardines verticales del museo parisino Quai Branly; hasta los dos rascacielos cubiertos de vegetación del Bosco Verticale, en Milán: la variedad y belleza de este tipo de estructuras sorprende en varias ciudades del Viejo Mundo. Se trata de verdaderas obras artísticas “plantadas” en sus muros, paredes y terrazas. Hagamos un pequeño recorrido.

En el piso número 50 de la Torre de Cristal, en Madrid, se ubica uno de los lienzos naturales más altos de la capital española. En la cima de este rascacielos florecen más de 20,000 plantas, entre ellas once robles. Un verdadero “brote” natural, que se ubica bajo una cúpula de cristal y que rompe con la estilizada linealidad de este rascacielos madrileño, que alberga elegantes oficinas y bufetes ejecutivos.

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Otro ejemplo de cómo la naturaleza puede cambiar totalmente un entorno urbano es el jardín vertical del edificio del Centro Cultural CaixaForum en el Paseo del Prado, también en Madrid. Se trata de una de las superficies vegetales más grandes de la península ibérica, con 15,000 plantas que cubren una pared de 460m2.

Barcelona es una de las primeras ciudades en las que se aplicó la técnica de los jardines verticales. De hecho, uno de los edificios pioneros en el viejo continente en exhibir este tipo de ecosistema creado por el ser humano, está en la Ciudad Condal. Se trata del Edificio Planeta, antes conocido como Banca Catalana. Fue el primer jardín vertical que se elaboró en Europa, en 1978. Ubicado en la avenida Diagonal, se trata de un conjunto de tres bloques de nueve pisos y un cuarto bloque, de tres. Tienen forma hexagonal y están rodeados por cinturones de jardineras. Su presencia, en medio de la transitada avenida, da la impresión de una enorme selva vertical en la que las plantas cuelgan libres de los balcones. Una gran estampa en matices de verdes, que además tiene un importante valor histórico.

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©Pelli Clarke Pelli Architects

Otro hermoso jardín vertical barcelonés está en la antigua fábrica textil de Poblenou, hoy utilizada como taller de artistas, arquitectos y diseñadores. En este lugar, el primer fin de semana de cada mes, se instala el llamado Palo Alto Market: un mercado creativo de diseño, arte, artesanía y gastronomía. Su fachada, cubierta de buganvillas que cambian de color según la época del año, así como sus callejones ajardinados, son dos de los principales atractivos de este famoso lugar.

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©Barcelona-emociona

Otro ejemplo de una hermosa cobertura vegetal, “plantada” en el medio de una ciudad, es el Jardí Tarradellas, situado en la calle Berlín, también en Barcelona. La cubierta vertical, considerada uno de los íconos de este tipo de jardines en España, nació casi de una casualidad. Cuando se derribó un edificio ubicado en la confluencia de la calle Berlín con la avenida Tarradellas, quedó al descubierto una pared medianera que dañaba la estética de este lugar. De esa “fealdad” y de ese vacío surgió la idea de crear un proyecto de jardín vertical, que cambiara totalmente el aspecto de esta confluencia de ramales viales.

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Las especies seleccionadas para este jardín de 250m2 se alojan en varios balcones, y el diseño permite que el agua sobrante del el sistema de riego de cada nivel caiga sobre la planta inmediatamente inferior. La dimensión y la exuberancia del Jardí Tarradellas dan la impresión de que un pedazo de bosque ha sido trasladado, intacto, a la ciudad. Además de todas las funciones que cumple a favor del ambiente, este jardín alberga una serie de especies animales y vegetales que se reproducen en medio de la vorágine de la urbe.

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©Botànic Serrat

Como vemos, el viejo continente exhibe algunos de los jardines verticales más antiguos y hermosos del mundo. Visitarlos, y usarlos como ejemplo de lo que se puede lograr, sería una buena idea para hacer una ruta distinta y muy singular por Europa.

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